La Habana/El hedor era persistente en toda la capital este lunes. El día amaneció fresco y amenazaba lluvia desde temprano, pero el aire, en lugar de limpiar los olores, llevaba y traía efluvios de aguas negras, alimentos en descomposición y animales muertos.
En La Habana Vieja, en la esquina de Aponte y Gloria, un edificio en ruinas era la viva estampa de la pestilencia. Deshabitada, sin techo y con gran parte de las paredes derrumbadas, su planta la ocupa hoy montones y montones de basura, envueltas en una nube de moscas y otros insectos.
Junto a la casa-vertedero, sin embargo, sí hay un inmueble con residentes. Al paso de un transeúnte una vecina le gritó: “¿Viste, mijo, qué peste, qué sucio todo?”. Ante el gesto asqueado del joven, que iba casi corriendo para dejar atrás el lugar lo antes posible, pedía: “Dame una ayudita, que estoy enferma”.
- CHECALO -
«El Oropouche, el dengue y hasta la peste bubónica nos van a llevar como esto siga así»
Otra mujer, que se cruzó de acera ante la fetidez, murmuraba: “El Oropouche, el dengue y hasta la peste bubónica nos van a llevar como esto siga así”.
La falta de combustible y los precarios Servicios Comunales hace que florezcan los desperdicios en cada esquina, no solamente de La Habana, sino en otros lugares de la Isla, tal y como ha reportado 14ymedio, entre ellos Matanzas, Las Tunas, Santa Clara o Manzanillo.
Hace unos días, la acumulación de desechos en la bahía capitalina, hasta el punto de impedir la navegación, obligó a las autoridades a suspender el servicio de la lanchita de Regla. Este diario constató el sábado que, si bien el trayecto que conecta el puerto de La Habana con el otro lado de la ensenada ya funcionaba, la basura seguía flotando en el agua.
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