Madrid/Este jueves por la mañana, 11 buques repletos de alimentos rodeaban Cuba sin poder entrar a puerto por los problemas de pago que enfrenta a diario el Gobierno, esgrimió el viceministro primero de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Oscar Pérez-Oliva Fraga, en el nuevo programa de Miguel Díaz-Canel, Desde la Presidencia.
La segunda edición del “Aló presidente” cubano acertó, como la primera, en el tema a abordar puesto que, si de hablar de las principales preocupaciones de los ciudadanos se trata –como dice su conductor–, el combustible siete días atrás y la canasta básica ayer dan en el blanco.
Distinto es el fondo. Si la pasada semana el tema de la energía acabó derivando a la presunta responsabilidad de EE UU en el fomento de las protestas del 17M, este jueves se pasó de la falta de café a los supuestos efectos que la “persecución financiera” de Washington tiene sobre una canasta que sigue moribunda, pero sin certificado de defunción.
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En el programa de ayer se supo que al menos hasta junio se están negociando los productos para todos los cubanos de la Isla
Díaz-Canel, optimista, afirmó que algunas provincias tienen buenos indicadores en la producción de alimentos –y citó el frijol en Cienfuegos como ejemplo– y que en la medida en que eso se consolide “estaremos avanzando a un sistema más justo de distribución, donde centremos en lo fundamental la canasta subsidiada a las personas que estén en más desventaja (…) garantizando no un subsidio a los productos sino un subsidio a las personas”. El mantra se lleva repitiendo desde que en 2012 Raúl Castro lo pronunció como objetivo del Estado y, a pesar de que el pasado diciembre el primer ministro Manuel Marrero lo retomó, anunciando sin pronunciarlo el fin de la libreta universal, en el programa de ayer se supo que al menos hasta junio se están negociando los productos para todos los cubanos de la Isla.
El presidente-presentador resumió brevemente la situación de la canasta, sobre la que, admitió, la población tiene una opinión “muy negativa”. Los problemas son cuatro, dijo: el fraccionamiento (más coloquialmente, la constante falta de productos), la calidad (mala), la composición (cada vez más magra) y cómo asegurarla. Además, abrió con un compromiso, el de que abril y mayo serán mejores que los últimos meses de 2023 y primeros de 2024, aunque la población ya ni recuerda el momento en que la canasta comenzó a ser casi un espectro.
Los ministros –Betsy Díaz Velázquez, de Comercio Interior, también participó en la charla– ofrecieron algunos datos –como los 230 millones de dólares mensuales que cuesta abastecer a las 12.000 bodegas del país– pero sobre todo un tedioso y detallado inventario de productos ausentes o presentes. Se habló de sal, de huevos, de harina, de café, de chícharos, de leche, y de una provincia tras otra, atrasos y previsiones incluidos.
Pero lo más interesante estaba en sus argumentos para explicar la incapacidad de compra, que se resumieron en dos, la crisis energética y la financiera, y a su vez en una: las sanciones de Washington. “Hoy por la mañana, cuando analizábamos la situación de la canasta básica, teníamos 11 buques con alimentos en puertos cubanos que, por razones financieras, no habíamos podido comenzar a descargar y comenzó su descarga en en las últimas horas a partir de las decisiones que se tomaron”, explicó Pérez-Oliva.
El pasado año hubo “cinco bancos que, sin aviso previo, se negaron a procesar transacciones relacionadas con las compras de alimentos con destino a la canasta básica”
El funcionario quiso poner un “ejemplo concreto” y expuso que el pasado año hubo “cinco bancos que, sin aviso previo, se negaron a procesar transacciones relacionadas con las compras de alimentos con destino a la canasta básica”, lo que generó demoras de entre 40 y 105 días para que se produjera el embarque, condicionando la llegada a puerto y, por tanto, su distribución. No dijo, pese a su declarada intención de concretar, qué bancos fueron ni qué montos se paralizaron, ni tampoco de qué países procedían los productos importados.
El viceministro lamentó que Washington niegue que exista “bloqueo” por el mero hecho de que hay empresas estadounidenses que venden comida a Cuba. “Las condiciones en las que nosotros accedemos a comprar alimentos en Estados Unidos son, en primer lugar, desventajosas y de alta inseguridad”, explicó. Pérez-Oliva argumentó que las empresas proveedoras y armadoras deben solicitar la exención a la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac) en Washington, que, a su juicio, es discrecional, por lo que La Habana siempre tiene que tener previsto un plan B. Aunque sea más económico comprar en el país vecino, no siempre se acaba produciendo la transacción, lo que suma costos a la demora. Además, adujo, los buques tienen que volver vacíos, lo que encarece los fletes.
“Por reubicar productos que, comprados en Estados Unidos significarían un menor costo, el país ha debido pagar 19 millones de dólares adicionales en el año 2023. Si eso lo llevamos a términos de producto significa cuatro meses de distribución de pollo de la canasta básica de la población”, detalló, al mismo tiempo que dejaba muy claro que es la voluntad directa de la Casa Blanca, puesto que hay muchos empresarios interesados en vender en las condiciones habituales del mercado internacional.
En sus explicaciones, el funcionario ocultó que muchas navieras programan escalas en varios países para repartir su mercancía, lo que elimina la obligación de volver vacíos a EE UU. Además, obvió señalar el caso del petrolero tunecino ‘Eco Fleet’ que navega en círculos frente al puerto de La Habana desde hace más de un mes, quizá a la espera del pago para descargar los 260,000 barriles de diésel que lleva.
«¿Cuál será la reacción en nuestra población con la explicación que hemos estado dando? Estaremos atentos a las preocupaciones, a las dudas que todavía puedan quedar»
La dependencia de los regalos quedó también constatada cuando los participantes agradecieron a “países amigos del Caribe, China, Vietnam y Rusia”, por haber respondido con un “reforzamiento de la solidaridad” al “movimiento mediático” realizado contra Cuba. Se referían a la información, revelada por la agencia EFE inicialmente, de la solicitud urgente de leche al Programa Mundial de Alimentos (PMA), que según el régimen es “parte de toda esa intoxicación y demuestra la perversidad, la maldad que hay con cosas tan sensibles. Se trata de enfrentar a la población con el Gobierno”. A ese “ataque” han acudido los países citados para colaborar con “entregas de productos, ya sea con condiciones financieras favorables o mediante donativo”, expuso.
Dentro de ese apartado se citó el arroz chino cuya primera entrega, de la seis previstas, llegó este jueves y que permitirá incrementar la cantidad el mes que viene, para un total de nueve libras. Esa mención dio pie también a que se garantizase la llegada de harina que, si se logra pagar un flete pendiente, desembarcará este lunes y a la que se unirán próximamente tres buques cargados de trigo, lo que “permite revitalizar la producción” de pan, comprometieron.
Díaz-Canel señaló además la importancia de cambiar la matriz energética y anunció que durante la inauguración de la Feria Internacional del Transporte vio un vehículo eléctrico de desarrollo nacional –fruto del trabajo conjunto del Ministerio de Industrias y los militares– “tipo furgoneta” que podrá contribuir en el reparto de la canasta dentro de las provincias. No va a solucionar, sostuvo, el transporte interprovincial, pero sí los traslados más cortos, lo que reduciría el consumo de combustible.
“¿Cuál será la reacción en nuestra población con la explicación que hemos estado dando? Estaremos atentos a las preocupaciones, a las dudas que todavía puedan quedar”, despidió el mandatario el programa. Y no han tardado en llegarle, a través de la prensa oficial, algunos agradeciendo los esfuerzos y las explicaciones, otros sugiriendo más control a los altos precios de las mipymes y muchos atestiguando que los productos no terminan de aparecer. “Muy buena intervención, pero siempre que nos dicen que están asegurados los productos para tanto tiempo no se cumple. Quizás estén asegurados por un plan económico, pero parece que físicamente no está casi ninguno de esos productos en el país”.
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