Decía el esclarecido activista, escritor e ideólogo oaxaqueño Ricardo Flores Magón que bajo el imperio de la injusticia social en que se pudre la humanidad, la existencia de la mujer oscila en el campo mezquino de su destino, cuyas fronteras se pierden en la negrura de la fatiga y el hambre o en las tinieblas del matrimonio y la prostitución. Algo ha evolucionado la conciencia humana en el pasado siglo, al grado de que no pocas mujeres quieren convertirse en hombres y varios de éstos en mujeres, olvidando ambos que la incógnita de la identidad no reside en la diferencia de sexo, sino de seso.
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