La zafra 2023-2024 acaba de empezar en Cuba, pero el oficialismo no puede ocultar que, de nuevo, acabará en debacle. Ninguno de los centrales de Ciego de Ávila, por ejemplo, ha comenzado a moler. En una nota publicada este viernes, el diario Invasor dice que el retraso se debe a «diferentes inconvenientes», sin dar detalles, pero asegura que «peligra el cumplimiento de los indicadores económico-productivos del territorio».
A finales de noviembre, la prensa oficial anunció que de los 25 centrales que trabajarían en la presente campaña, solamente dos –Ciro Redondo, en Ciego de Ávila, y 10 de Noviembre, en Artemisa–, por reparaciones, comenzarían a moler tarde, el 10 de enero, el primero, y en febrero, el segundo. El resto lo harían en diciembre. Pero esto no se ha cumplido.
En Sancti Spíritus, según una extensa nota publicada el miércoles por Escambray, tuvieron «un arranque inestable», en palabras de Antonio Viamontes Perdomo, director del central Melanio Hernández, donde, expresan, el colectivo «hace magia para cumplir el plan».
- CHECALO -
El central Melanio Hernández arrancó seis días más tarde de lo previsto, el pasado 26 de diciembre, pero, dos días después, se paró por el «frío» que trajeron las lluvias
La fábrica arrancó seis días más tarde de lo previsto, el pasado 26 de diciembre, pero, dos días después, se paró por el «frío» que trajeron las lluvias. Tras reanudar sus labores el 2 de enero, solo estuvo operativa cuatro días, pues «hubo que parar nuevamente para arreglar una fisura en las tuberías de suministro a la caldera».
Viamontes Perdomo desgranaba al diario provincial su rosario de problemas: «Cuando paras por muchas horas todo se complica porque el proceso industrial tiene materiales azucarados que llevan sus tiempos y sus condiciones; no tenemos aún el bagazo para dar todo el vapor necesario; hay humedad en los campos; faltan 13 cosechadoras que no se han incorporado por falta de aceite y las que están trabajando sufren roturas. Por todo eso es muy difícil hablar de datos concretos de eficiencia industrial, pero los obreros hacen lo necesario para estabilizar la zafra»
El texto de Escambray recuerda que este año se ha sembrado solamente el 40% de la caña prevista (803 hectáreas de las 2.020 anunciadas). A pesar de ello, la nota termina de manera optimista: «No siempre lo que empieza inestable termina mal».
Las Tunas, por su parte, también va tarde. Tal y como informó el oficialismo, en esta provincia oriental aún no arranca el central Antonio Guiteras, que espera en los próximos días la visita de «una comisión designada para acreditar el listo del sistema y comenzar a moler».
En el mismo territorio, no fue hasta el domingo pasado que arrancó el central Majibacoa, en el que está previsto producir 61.500 toneladas de azúcar. Por si fuera poco, en las primeras jornadas solamente se molió al 66% de la capacidad de la fábrica, según detalló su director, David Puig Brito, quien señaló también «una interrupción a consecuencia de fallas en la bomba de alimentación de las calderas».
Las Tunas también va tarde. Aún no arranca el central Antonio Guiteras, que espera en los próximos días la visita de «una comisión designada para acreditar el listo del sistema y comenzar a moler»
«Terrible empezar la zafra tan tarde y para colmo con caña de Puerto Padre, Menéndez y Yara (Granma)», comenta a este diario una fuente del lugar. «Con el tiro de caña desde tan lejos, baja muchísimo el rendimiento».
En Villa Clara, informa Vanguardia, la zafra ha iniciado «en condiciones difíciles, con limitaciones materiales y deficiencias organizativas». En una nota publicada este jueves, el diario oficialista recogía el periplo del primer secretario del Partido Comunista en la provincia, Osnay Miguel Colina, por los tres centrales villaclareños que se encuentran trabajando, donde advirtió esas «deficiencias» y, con el voluntarismo habitual en los altos funcionarios del régimen, «enfatizó la necesidad de hacer una zafra eficiente, a pesar de las limitaciones de recursos y el atraso en las moliendas, dado el inicio tardío de los tres ingenios por falta de insumos».
Lo que ocurre y ocurrirá con el azúcar esta temporada, sin embargo, no es ninguna sorpresa. Ya en septiembre, las autoridades de Sancti Spíritus pronosticaban una zafra aún peor que la del año anterior, porque apenas se había sembrado caña para moler. En junio, en esa provincia, solo se había cumplido el 30% del plan de cosecha de las más de 50.000 hectáreas disponibles.
En 2022-2023 la zafra alcanzó solamente 350.000 toneladas, según se coló en un informe oficial en su momento, frente a las 473.720 de 2021-2022, que había supuesto una hecatombe. El resultado de aquella campaña apenas superaba la mitad de lo previsto –911.000 toneladas–, y no bastaba ni para cubrir la demanda interna, situada en torno al medio millón, ni para los compromisos de exportación, de 411.000 toneladas.
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