▲ La cápsula PeregrinoFoto cortesía de la NASA
- CHECALO -
▲ La cápsula Peregrino viaja en la punta del cohete lanzado ayer por la NASA, que en pocos segundos salió de la atmósfera terrestre.Foto cortesía de la NASA
Omar González Morales
Periódico La Jornada
Martes 9 de enero de 2024, p. 7
La Luna sigue siendo un horizonte misterioso para la humanidad. Nuestro satélite natural, el que tantos mitos, poemas e historias ha inspirado, permanece como recordatorio de que somos una raza que apenas conoce lo más básico del Universo.
Sin embargo, lo que caracteriza al ser humano es su persisten-cia, algo que perfectamente plasma el programa Artemis II, de la Agencia Nacional de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés).
El nombre se inspira en la diosa griega de la caza y la virginidad; además, Artemisa es la melliza de Apolo, nombre del primer programa estadunidense de exploración lunar, iniciado en la década de 1960.
La madrugada de ayer, en la sala de control de la NASA, en Florida, los operadores se mostraban nerviosos. El despegue de la cápsula Peregrino tenía que ser perfecto. Había que hacer llegar al satélite natural el equipo que estudiará el entorno y recabará información; posteriormente enviará tripulación humana a alunizar en la misión Artemis II, lo cual sucederá en aproximadamente un año.
Esto no sucedió de la noche a la mañana. Durante 16 años se ha planeado este proyecto, el primer trabajo financiado de manera conjunta entre una empresa privada (Astrobotic) y el gobierno de Estados Unidos. En juego están algo más que 100 millones de dólares, lo que costó el mero contrato entre las partes.
En busca de agua
En el papel, el objetivo del lanzamiento de ayer era llevar a la cápsulaPeregrino rumbo a la superficie lunary obtener la mayor cantidad de información mediante el vehículo no tripulado Viper. Pero en realidad, lo que se pretende es buscar agua, rastros del líquido en su superficie.
No sólo significa un progreso científico, sino también revivir la imagen de Estados Unidos como una de las potencias que encabezan la carrera espacial, como lo hicieron con el programa Apolo en 1960.
En aquellos años, el duelo era contra la Unión Soviética, la superpotencia rival que ya les había tomado ventaja con el viaje al espacio de Yuri Gagarin, el primer cosmonauta en salir del planeta, el 12 de abril de 1961.
En esta ocasión, hay más competidores que anhelan la conquista del espacio: Japón, Rusia, India y China, entre los más prominentes, todos ellos potencias financieras y con centros de estudio que rivalizan con Estados Unidos.
El despegue de Peregrino no fue cosa menor; días antes del lanzamiento, el clima no parecía colaborar, bloqueaba la visibilidad y puso en riesgo la misión, incluso se pensó posponerlo hasta 2025. Al final todo salió conforme a lo planeado.
La agencia espacial se preparó para dar a conocer el despegue con el lanzamiento de su plataforma NASA plus (como adelantó La Jornada el 7 de enero), donde dio a conocer toda la información del proyecto. El programa especial que se pudo seguir por Internet incluyó entrevistas en vivo con los directivos del proyecto.
El público pudo observar a detalle el silo de misiles, con un gigante de acero que soportaba la carga del cohete; en la parte superior yacía Peregrino. Dentro va la esperanza de México por ser parte de la conquista del espacio. Nuestro país colaboró con cinco pequeños robots diseñados por la Universidad Nacional Autónoma de México. Será la primera vez que los mexicanos toquemos la Luna.
Minutos antes del despegue, alrededor de la una de la madrugada (tiempo del centro de México), en el centro de control de la NASA los operadores observaban nerviosos sus computadoras. Saben que basta un descuido para que todo sea un fracaso. Al mando está uno de los cinco coordinadores que se rotarán para supervisar el proyecto las 24 horas por casi dos meses.
Lanzamiento exitoso
Con el usual conteo 3, 2, 1
el fuego comenzó a iluminar la base del cohete. La expectativa estaba al máximo. En cuestión de segundos el proyectil había salido del planeta.
Entonces llegó el suspenso, pues la cápsula no respondió cuando desde el centro de control pidieron un reporte a la computadora.
Pasó así un minuto, dos, tres. La presentadora del programa permaneció en silencio, en el fondo se escuchaban cuchicheos, los operadores veían sus pantallas fijamente con gestos adustos, otros volteaban atrás, a la cabina de mando.
Cuando se recibió la respuesta de la cápsula la tensión se disipó, suspiraron aliviados al unísono, hasta los conductores. Estalló un aplauso, acompañado de vítores y alegrías.
Los primeros dos pasos ya se habían logrado. Uno, despegar sin incidentes; el segundo, superar la parte más peligrosa, salir de la atmósfera de la Tierra.
Con dos de las siete etapas del pro-yecto cumplidas, Peregrino dará dos vueltas a la Luna, reconocerá su órbita y después iniciará su verdadera misión: registrar su lado no visible.
Así da los primeros pasos este proyecto, cuya verdadera y final misión consiste en dar a la humanidad un panorama más completo acerca de lo que hay más allá del cielo. La mirada de nuestra especie está fija en un solo lugar: Marte. Eso es lo que sigue, más allá de la Luna.