A falta de llenar los hoteles, que siguen con una tasa de ocupación escandalosamente baja (25,8%), el turismo en Cuba ha registrado unos ingresos espectaculares, según el informe más reciente de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei). El crecimiento, que no deja de sorprender, habría sido de un 573% para los meses de enero a septiembre en comparación con el mismo período del año anterior.
Surgen varias dudas, puesto que el informe está plagado de errores de cálculos y de porcentajes. El caso más evidente está en el origen de los visitantes internacionales. Llegaron menos holandeses en 2023 que en 2022 (9.534 frente a 10.135 el pasado año), pero el documento le asigna un crecimiento del 94%, en vez de la caída del 6% que le corresponde.
Lo mismo se repite con el resto de orígenes, por ejemplo China. Desde allí llegaron 3.553 viajeros el pasado año y 11.164 este, una subida del 314% para la Onei, pero un 214% en realidad. Países que también dejan crecimientos muy significativos –aun con los mismos errores de cálculo– son Brasil (143%), México y Canadá (ambos con 118%), Colombia (117%) y Argentina (99%).
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El desfase en un centenar es consistente con todos los orígenes del listado. Y no es el único error visible
El desfase en un centenar es consistente con todos los orígenes del listado. Y no es el único error visible. El gráfico que compara la evolución mes a mes del turismo en los últimos años asigna los datos de 2020 a 2021 y los de este año a 2022, cuya línea, directamente, no aparece. El fallo ha persistido durante todo el año sin que nadie lo hubiera advertido.
En el caso de los ingresos, la desconfianza surge también por la tasa de cambio aplicada por la Onei, que pone los gastos de los turistas en 13.274.179.000 pesos en los primeros nueve meses de 2022 y en 89.352.472.000 para el mismo período del año en curso. Lo más probable es que se deba aplicar la tasa de 120 pesos por 1 dólar (no el cambio oficial de 24 por 1), lo que daría unos ingresos de 745 millones de dólares. Y, claro, se trata de ingresos brutos, que no toman en cuenta la inversión realizada por Cuba para atraer a esos turistas.
Puesto que el número de turistas sigue siendo muy bajo en comparación con los años anteriores a la pandemia, aunque ha crecido un 68,8% en 2022 en relación 2023 (1.074.782 y 1.814.150, respectivamente), la progresión del gasto per cápita parece demasiado alto entre los dos últimos años: de 514 dólares a 2.050 dólares, al cambio oficial de 24 por 1, o mucho menos a la tasa de 120 por 1.
En la cuenta podrían pesar varios factores, desde el origen de los propios viajeros al incremento de los precios de la mayoría de los productos, aunque no sería el caso de las habitaciones, muchas de las cuales redujeron sus precios para ser más competitivos, como ocurrió en el caso de los hoteles Meliá. En cualquier caso, y aunque el mayor flujo económico no procede del hospedaje, sino de la gastronomía, parece inverosímil que los visitantes hayan gastado cinco veces más de un año para el otro aun tomando en cuenta la subida de los precios.
Es destacable la caída del turismo nacional, que hasta septiembre de 2022 dejó 2.144.418 viajeros, mientras que en el mismo período de 2023 apenas sumó 1.323.580
Según las cuentas de la Onei, el 38,2% de los ingresos de las entidades turísticas estatales, un total de 49.358.932.000 pesos, proceden de los servicios gastronómicos, frente al 29% (38.225.223.000) que lo hacen del alojamiento. Muy lejos quedan ya el transporte (10,7%), el comercio minorista (7,9%), la recreación (2%) y otros (11%).
Del documento, es destacable también la caída del turismo nacional, que hasta septiembre de 2022 dejó 2.144.418 viajeros, mientras que en el mismo período de 2023 apenas sumó 1.323.580, un descenso del 38% (y no un crecimiento del 62% como calcula, de nuevo erróneamente, la Onei). Los motivos podrían ser atribuidos a que se recuperaron para el público internacional habitaciones que se habían cedido al turismo interior, pero también al decidido declive de la capacidad de compra de los cubanos que, cada día más empobrecidos, dejaron de lado las vacaciones.
Este informe es el correspondiente a los datos acumulados hasta el tercer trimestre, es decir, de los nueve primeros meses del año. A falta de conocer las cifras totales del año, y pendientes de si la Onei rectifica los errores, el economista cubano Pedro Monreal insiste en la línea que ha defendido numerosas veces en sus últimos análisis del sector. Cuando solo se está llenando un cuarto de las habitaciones de hotel disponibles en el país, «hay utilización cuestionable de recursos porque no se prioriza crecer con el uso intensivo de activos existentes, sino de manera extensiva».
«Los cuatro principales indicadores del turismo internacional crecieron en enero-septiembre de 2023 comparados con igual período del año anterior. Sin embargo, llama la atención el muy bajo nivel de ocupación habitacional en un supuesto año de ‘recuperación'», describe el experto.
«En 2022 coexistieron la segunda mayor existencia de habitaciones hoteleras con la tercera menor tasa de ocupación hotelera de los últimos 32 años. A pesar de ello, se sigue invirtiendo», prosigue el profesor. A su juicio, teniendo en cuenta el alza de este indicador previsto para final de año por el arranque de la temporada alta, cuando finalice el año podría cifrarse en un 27% la ocupación hotelera, un número que considera «preocupante».
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