Europa Press
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de marzo de 2025, p. 6
Madrid. En un descubrimiento sorprendente, un equipo de investigadores de la Universidad de Boston ha observado cómo bacterias expuestas a microplásticos se volvieron resistentes a varios tipos de antibióticos que se usan comúnmente para tratar infecciones. De esta forma, en un artículo publicado en Applied and Environmental Microbiology concluyen que los microplásticos podrían estar alimentando la resistencia a los antibióticos.
Asimismo, insisten en que la situación es preocupante para las personas que viven en áreas empobrecidas y de alta densidad, donde el plástico desechado se acumula y las infecciones bacterianas se propagan fácilmente.
- CHECALO -
Cabe contextualizar que los microplásticos están por todo el planeta. Han ascendido por las cadenas alimentarias, se han acumulado en los océanos, se han agrupado en las nubes y en las montañas y se han encontrado en nuestro cuerpo a un ritmo alarmante. Los científicos han estado trabajando arduamente para descubrir los impactos imprevistos de tanto plástico dentro y alrededor de nosotros.
En el Laboratorio Zaman, los investigadores probaron cómo reaccionaba una bacteria común, Escherichia coli (E. coli), al estar en un entorno cerrado con estos desechos. Los plásticos proporcionan una superficie a la que las bacterias se adhieren y colonizan
, afirma Neila Gross, autora principal del estudio. Una vez fijadas a cualquier área, crean una biopelícula, una sustancia pegajosa que actúa como un escudo, protegiéndolas de los invasores y manteniéndolas fijadas de forma segura. Gross observó que el microplástico sobrealimentaba y cuando se añadían antibióticos a la mezcla, el medicamento no podía penetrar el escudo.
Estamos demostrando que la presencia de plásticos hace mucho más que simplemente proporcionar una superficie para que las bacterias se adhieran: en realidad, están provocando el desarrollo de organismos resistentes
, detalla Zaman, profesor de ingeniería biomédica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Boston, cuya misión es mejorar las vidas de las personas desplazadas en todo el mundo.
Investigaciones anteriores han descubierto que los refugiados, los solicitantes de asilo y las poblaciones desplazadas por la fuerza corren un mayor riesgo de contraer infecciones resistentes a los medicamentos, debido a que viven en campamentos superpoblados y tienen mayores barreras para recibir atención médica.