La Habana/Las autoridades han puesto la puntilla al ataúd de la tienda China Import, cerrada el pasado 23 de agosto, al día siguiente de un reportaje realizado por 14ymedio. En un comunicado publicado este mismo viernes en Tribuna de La Habana, el gobierno local afirma que hicieron una inspección al establecimiento y constataron “violaciones de las normas vigentes para ejercer el trabajo por cuenta propia”.
En ningún momento se refieren al comercio por su nombre, pero la imagen que ilustra la nota y la dirección proporcionada, Manglar entre Oquendo y Nuevo Pilar, en el municipio de Cerro, revelan que sin duda se trata del “Costco chino”. A pesar de que este diario comprobó las expectativas que despertó la tienda mayorista, por su enorme surtido y sus buenos precios, y que su cierre provocó crispación entre los posibles clientes, la nota dice que se llevó a cabo una “acción de control” a partir de “opiniones y quejas de la población y otros elementos divulgados en redes sociales”.
El comercio estaba operado, dice el comunicado, “por una persona trabajadora por cuenta propia de la provincia Santiago de Cuba, a partir del arrendamiento de un antiguo almacén de la Empresa Suchel de la Industria Ligera”, refiriéndose a la parte de la vieja fábrica de jabones Sabatés que ocupaba, muy cerca del mercado de Cuatro Caminos.
Con base en estas «irregularidades», determinaron «la paralización de la actividad comercial y ampliar el alcance del control»- CHECALO -
Entre las “violaciones más graves” que encontraron, dicen, están la “venta de mercancías en dólares, productos a la venta sin precios visibles, no habilitación de las pasarelas de pago electrónico establecidas, contratación ilegal de fuerza de trabajo y participación como trabajadores de ciudadanos extranjeros, incumpliendo las condiciones de estancia en el territorio nacional”. Aunque tampoco dan ningún nombre ni nacionalidad, se entiende que con ciudadanos extranjeros pueden referirse al esposo de la propietaria oficial, de nacionalidad china, del que se desprende que se encuentra en situación irregular en la Isla.
Con base en estas “irregularidades”, las autoridades determinaron “la paralización de la actividad comercial y ampliar el alcance del control, incluyendo la fiscalización al cumplimiento de las obligaciones tributarias”.
En esta inspección adicional, realizada a una velocidad sorprendente, tan solo en dos semanas, aseveran haber “identificado significativas inconsistencias entre el importe de los impuestos pagados y los volúmenes de operaciones realizadas, esencialmente las asociadas a la importación de mercancías, lo que unido a la inexistencia de registros contables y al empleo de cuentas bancarias personales para el manejo de los fondos del negocio constituyen indicios del delito de evasión fiscal”.
El gobierno no solamente fustiga en su comunicado a los dueños, sino también a las “autoridades administrativas implicadas”, que “no detectaron las irregularidades existentes en la etapa de aprobación y ejecución de la actividad comercial”. Con esas autoridades estatales que admiten que dejaron operar el establecimiento, aseguran que “se depuran responsabilidades para aplicar las medidas correspondientes”.
China Import, que se ofrecía como una tienda para mayoristas, albergaba filas interminables de estanterías con todo tipo de mercancías –ropa, calzado, artículos electrónicos y de menaje del hogar, perfumes– a precios entre tres y cinco veces más bajos que en el mercado informal. Tal y como explicó una empleada a 14ymedio, aceptaba moneda nacional, “al cambio del día” –como decían– los carteles bajo los productos, refiriéndose a la tasa informal, actualmente en unos 320 pesos por dólar, tanto en efectivo como en transferencia, pero de ninguna manera en billetes de menos de 200 pesos.
La condición para adquirir la mercancía, eso sí, no era fácil para cualquiera: gastar más de 50 dólares –equivalentes a 17.000 pesos según el cambio actual– y llevar los artículos en paquetes de demasiadas unidades.
Aunque algunos usuarios en redes sociales habían aludido a la aparición del negocio, a mediados de julio, ningún medio oficial se había hecho eco de la inauguración del comercio, ni había detalles sobre sus dueños. El “Costco chino” ha corrido la misma suerte que el llamado “Costco cubano”, Diplomarket. Este supermercado, de venta en divisas, cerró a finales de junio pasado y su dueño, el cubanoamericano Frank Cuspinera Medina, fue detenido junto a su esposa, sin que hasta la fecha se sepa su paradero.
Este viernes, el almacén en las instalaciones de Suchel está sin movimiento, y tampoco hay curiosos a las puertas, completamente cerradas. Este diario ha intentado comunicarse con los dueños de China Import a través del teléfono de información que pusieron a disposición de los clientes cuando les fue clausurado el negocio, y que era amablemente respondido por un hombre oriental. La única respuesta esta vez fue de una voz robótica: “está apagado o fuera del área de cobertura”.
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