La Habana/Han tenido que pasar casi un año y dos juicios, uno de ellos de apelación, para que un individuo que abusó sexualmente de una niña de cuatro años en Cuba haya sido sentenciado, y tan solo a tres años de prisión. Los hechos sucedieron en el municipio de Buey Arriba, Granma, y fueron denunciados en julio de 2023, pero no se juzgaron hasta el pasado 20 de febrero.
En una primera sentencia, el agresor, identificado como Maikel Solano Arévalo, de 41 años de edad y vecino de la menor, recibió apenas una sanción de tres años de trabajo correccional. Además, y según el documento hecho público por Martí Noticias, ni siquiera se le impuso una prohibición de acercarse a la víctima.
“Esta persona trabaja para la Seguridad del Estado”, señala para 14ymedio Yelenis Pinilla, abuela de la pequeña, quien dice desconocer si figura en alguna institución del Ministerio del Interior en específico, pero que “en un pueblo pequeño todo se sabe”. Cuenta que cuando en la comunidad se enteraron del primer juicio, le decían: «Muévete, que a él no le van a hacer nada».
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Esto, asegura Pinilla, quien está informando a los medios independientes en nombre de la familia, se lo refirieron varias personas, entre ellas, «una compañera de trabajo de él».
En una primera sentencia, el agresor, identificado como Maikel Solano Arévalo, de 41 años de edad y vecino de la menor, recibió apenas una sanción de tres años de trabajo correccional
La familia de la menor impugnó en abril la primera sentencia. El artículo 396 apartado 3 del Código Penal de Cuba estipula penas de privación de libertad de dos a cinco años en casos de “acceso carnal con una persona menor de doce años de edad” y de que el hecho deje “lesiones o secuelas graves para la víctima”, explicó a este medio el área legal de Yo Sí Te Creo Cuba.
“Una de las razones de que la sentencia haya sido tan risible para este pedófilo delincuente es que es un agente del Estado, y como aquí todo es corrupción, lo están encubriendo”, acusa Yelenis. Además, dice que policías, jueces y fiscales hicieron todo para que la menor no fuera llevada a Santiago de Cuba, a una institución que, con equipo multidisciplinario, analizaría a la pequeña.
Tras la apelación, se realizó un nuevo juicio y se le impuso a Solano Arévalo una pena de tres años, aunque podría no cumplir todo ese tiempo en prisión.
“Tememos por nuestra seguridad. Él está en su casa esperando a que le den su sanción. No entendemos por qué no se lo llevan ya”, recrimina la abuela de la menor. Solano Arévalo “es su vecino y está como ‘Juan por su casa’, haciendo su vida normal”.
“Tememos por nuestra seguridad. Él está en su casa esperando a que le den su sanción. No entendemos por qué no se lo llevan ya”
Sobre las secuelas a la menor y a la familia, explica que “ni el Estado ni ninguna institución se ha ocupado ni preocupado por el estado psicológico de todos en su hogar (la niña, su hermano, la madre y la propia Yelenis). Aquí, según los medios, todos son atendidos, pero eso no sucede”.
La mujer descarta llevar el caso al Tribunal Supremo Popular, pese a que la sanción no corresponde con los hechos. “Un abogado amigo mío me aconsejó que ya no agotara los pocos recursos que quedan yendo a La Habana, porque un viaje a la capital significa miles de pesos”.
“No tengo a la mano el gasto que hemos tenido que hacer desde que comenzamos el proceso judicial, ya sea para el primer juicio o para el segundo, pero la suma pasa de los 45 mil pesos, por viajes a la provincia y por los abogados”, finaliza.
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