Charles Chaplin ganó tres premios Óscar. Pero ninguno como director, a pesar de que brindó al cine un aporte enorme, tanto por su forma de utilizar el humor como crítica como en su sensibilidad artística. Pero, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, se limitó a ignorar esos logros de forma sucesiva. En 1929 y cuando el premio no era lo que conocemos en la actualidad, le brindó un galardón por su versatilidad al momento de filmar. Lo que, no es lo mismo que dirigir, algo que recordó Chaplin en la ceremonia, al explicar que dar forma una película es un oficio intelectual.
El segundo premio, lo recibió en 1972 y esta vez se trató de un galardón honorífico. En sillas de ruedas y visiblemente incómodo, el actor aceptó el premio que parecía más ser un homenaje por su regreso a Norteamérica luego del exilio. Finalmente, el año siguiente, recibió un premio Óscar… Pero por su participación en la composición de la banda sonora de Lilight, una de sus cintas menos conocidas. ¿Lo más extraño?, la obra se estrenó en el mundo entero en el año 1952, pero, solo veinte años después, fue tomada en consideración por la Academia.
El fenómeno se repite de tanto en tanto. Incluso en las nominaciones de los premios Oscar 2024, hay notorias ausencias. Desde la manera en que se ignoró a Greta Gerwig hasta que Leonardo DiCaprio no esté entre los mejores actores del año. Siempre habrá algún rubro en que el tributo al cine se quede incompleto. O en el peor de los casos, que se dediquen a ignorar varias aportes de importancia por razones poco claras.
Te dejamos los cinco directores que el Oscar ignoró durante toda su carrera. Del llamado maestro del suspenso británico hasta el realizador que cambió la posibilidad del rodaje gracias a sus avances ópticos. Todos, son reconocidos en la historia del séptimo arte por sus aportes, pero al parecer, eso no fue suficiente, para convencer a la Academia. Un punto de vista que ha despertado debates de todo tipo entre los amantes del cine y la crítica especializada.
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Alfred Hitchcock, creando el género de suspenso pero sin un Oscar
El director, que convirtió al menospreciado género de suspense en una elegante combinación de apartado visual y guiones que narraban historias tétricas, nunca recibió un Óscar. A pesar de estar nominado en cinco ocasiones distintas. La primera, por Rebecca (1940), que se consideraba favorita que, además, se transformó en una frustración personal para el realizador. Eso debido, a que el largometraje sí se alzó con el premio a la mejor del año.
Pero no sería la única ocasión. Cuatro años después, volvió a estar entre el cuadro de mejores directores del año por Ocho a la Deriva. Pero además de perder, que enfureció al director más de lo que nunca admitió, según sus biógrafos, pareció condenarle a ser siempre el segundo en preferencias. En 1944 estuvo nominado por Cuéntame tu Vida, en 1950 por La Ventana Indiscreta y finalmente, en 1960, por Psicosis. Para entonces, ya el británico había abandonado la esperanza de subirse al escenario y levantar una estatuilla. Lo que al final fue lo mejor: la Academia se negó incluso a otorgarle uno honorífico.
Stanley Kubrick, el visionario del cine que nunca tuvo un Oscar
La ausencia de Stanley Kubrick, el hombre que cambió el cine en la década de 1960 a un discurso más siniestro, elaborado y duro, jamás se llevó un premio de la Academia a Mejor Director. De hecho, solo ganó uno por los efectos especiales de 2001: Odisea del Espacio en 1969.
Pero a nadie del gremio de votantes de Hollywood, le pareció reconocer su enorme logró técnico en Barry Lyndon, que envió a la óptica de filmación a un nivel nuevo. Mucho menos, a la Naranja Mecánica, un ejercicio de autor que transformó el mal cinematográfico en una serie de símbolos que todavía perduran. Lo peor del caso, es que el realizador no solo era brillante al crear historias incómodas y crudas — como El Resplandor — sino un visionario en el apartado visual. Algo que se debía a sus conocimientos de fotografía y a su obsesión perfeccionista.
Hubo rumores que Kubrick fue ignorado debido a que era un autodidacta. Lo cual nunca se confirmó, pero podría explicar por qué la Academia — que en la década de 1950 y siguientes estaba obsesionada con el conocimiento cinematográfico — jamás se dignó a reconocer su esfuerzo. Pero, aun así, Kubrick pasó a la historia. No solo como un cineasta que reformuló el séptimo arte para una nueva generación. A la vez, por comprender el valor de la técnica y la estética como parte del lenguaje en la pantalla grande.
Ridley Scott crea mundos, pero no se lleva un Oscar a casa
Si con Kubrick no hay una forma de entender cómo la Academia ignoró sus logros y aportes, con Ridley Scott la cosa llega a un nuevo nivel. Después de todo, el realizador es el responsable de dos de los mundos de ciencia ficción más importantes del cine. Por un lado, Alien — El Octavo Pasajero (que exploró el mal primitivo y el experimento visual) y al otro, Blade Runner, centro de la exploración sobre dilemas bioéticos.
Pero no solo se le ha ignorado — que ya sería grave — sino que la Academia ha dejado claro, de manera muy directa, que el trabajo de Scott no le parece merecedor de un premio. Después de todo, la primera vez que fue premiado, fue por Gladiador del año 2000. Cuyo reconocimiento no fue para su trabajo detrás de cámara, sino por como productor, al ser escogida como Mejor Película. Algo que, extrañamente, ocurrió de nuevo en los Premios Óscar 2024, en la que a Napoléon se le ignoró a sin mucho disimulo, en las categorías más importantes.
Robert Altman abrió la época del cine intimista y elegante, pero sin un premio Óscar
El director de M.A.S.H en 1970, Nashville cinco años después, The Player — Las Reglas del Juego en 1992, Ciudad de Ángeles en 1993 y Gosford Park en 2001, no recibió estatuilla alguna. Eso, a pesar de estar nominado, que las obras eran de altísima calidad e incluso, un logro histórico. El de abrir la puerta a las historias corales, que fueron una influencia directa para directores más jóvenes como Quentin Tarantino.
Pero la Academia consideró que no era suficiente semejante hazaña y lo mantuvo en la silla de los eternos nominados toda su carrera. En 2006 recibió un premio Óscar honorífico. Lo que le permitió celebrar a lo grande una carrera prolífica y brillante. O al menos, fue lo suficientemente discreto para no quejarse.
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