La Habana/Alrededor de la fachada blanca y azul en la avenida Rancho Boyeros hay por estos días menos ajetreo que de costumbre. La principal planta de producción de helado Coppelia en La Habana lleva más de dos meses paralizada por falta de amoniaco, un gas indispensable para la refrigeración del producto que se distribuye a cafeterías y comercios, entre ellos la emblemática heladería de la calle 23 y L, en El Vedado.
Niurka, empleada de la industria, lleva desde finales de septiembre en su casa cobrando una parte del salario, pero con un menoscabo significativo de sus ingresos. «Todo el mundo sabe que en Coppelia nadie vive de su sueldo», reconoce la mujer, con el nombre cambiado para preservar su identidad. En su barriada de Lawton, Niurka tiene al menos una veintena de clientes a los que suministra cajas de helado «salidas directamente de la fábrica».
«Me preguntan cuándo voy a tener otra vez mercancía pero nadie nos dice fecha. Cada semana llamo para preguntar y me responden que no ha llegado el amoniaco», explica. El dilema de Niurka, como el de otros tantos empleados, es si esperar por la materia prima para reincorporarse a su puesto laboral o buscarse «otro trabajo en otra parte» para poder mantener a su familia.
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«En los últimos años hemos tenido varias paradas, algunas por falta de ingredientes, también nos han faltado los envases y algunos sabores, pero en esta ocasión es una parada total, no se puede hacer ningún tipo de helado porque no hay cómo lograr la refrigeración durante el proceso», asegura la mujer. «Ya no se trata de que se haga helado de vainilla porque no hay para hacer de chocolate, no hay amoniaco para uno ni para el otro».
Con motivo de la Cumbre del G77 en La Habana se elaboró una edición limitada y de calidad superior del helado Coppelia
Otro empleado de la industria recuerda que en septiembre de 2023, mientras la producción estaba de capa caída por el déficit de ingredientes, con motivo de la Cumbre del G77 en La Habana se elaboró una edición limitada y de calidad superior del helado Coppelia para los invitados al evento oficial. «Prácticamente militarizaron la fábrica para evitar que los empleados se robaran parte del helado». El día que trasladaron el producto permitieron a los trabajadores probar «un vasito con ese helado».
En noviembre del año pasado, los vaivenes de la industria también se hicieron sentir con fuerza en la heladería Coppelia que debió cerrar sus puertas a falta del producto principal que se sirve en sus mesas. En aquella ocasión fue el déficit de leche y azúcar la causa principal para el frenazo en la producción de un alimento con una alta demanda en la Isla, especialmente en los meses en que las temperaturas se elevan por encima de los 25 grados Celsius.
Este diciembre, los termómetros han comenzado el mes marcando un clima más fresco, pero ni siquiera el benigno invierno habanero evitó que la frustración asomara en la cara de los clientes que este viernes llegaron hasta la principal heladería del país. El local no está funcionado desde hace varios días y un empleado que cuida el perímetro confirmó a 14ymedio que «después del huracán Rafael solo hemos abierto unas pocas horas dos días, porque no hay helado». El trabajador aclara que en esas ocasiones se vendieron «cajas de cuatro litros de helado pero no vinieron desde la fábrica de Boyeros porque está cerrada, desde ahí no nos llega nada desde hace más de un mes y medio». El hombre aclara que “no hay fecha de reapertura. No sabemos”.
Con el Festival de Cine de La Habana, que se inauguró este jueves, el cierre de la heladería deja muy mal sabor. «Antes uno salía del cine y se metía en Coppelia, era casi un ritual», recordaba a las afueras del Yara un joven que finalmente decidió encaminarse hacia una cafetería privada de la zona donde, a diferencia de la heladería estatal, los precios no son subsidiados pero el servicio no se interrumpe. «Esa gente parece que no tiene ciclones ni roturas», ironizaba.
«La fabricación de helado es una de las producciones más consumidoras de energía que hay en la industria cubana»
Consultado por este diario, un ingeniero jubilado que trabajó por más de dos décadas en el sector lácteo, detalla la complejidad de la situación de la industria. «Ahora es el amoniaco lo que falta pero hay que recordar que la fabricación de helado es una de las producciones más consumidoras de energía que hay en la industria cubana». El experto detalla que «Coppelia trabaja con un sistema de ciclo de refrigeración de doble etapa, por compresión de vapor, que emplea el amoniaco».
El ingeniero desmenuza las complejidades de la producción: «Se necesitan picos de temperaturas, en un momento altas para procesar la leche y las otras materias primas y, después, muy bajas para lograr que el producto se enfríe y endurezca, todo ese proceso consume mucha electricidad y no se debe interrumpir en ningún punto. Un apagón que afecte la cadena puede echar a perder el helado». Su explicación, en medio de la tercera caída del Sistema Energético Nacional en menos de dos meses, subraya la fragilidad de la industria.
«La planta tiene sus grupos electrógenos pero ahí tenemos otro problema: el suministro de combustible. La industria no está considerada entre los sectores estratégicos o vitales que tienen prioridad», añade. «Por el momento, incluso si se sale del bache del amoniaco, es muy difícil que se siga produciendo con estabilidad y con calidad».
En el mismo emplazamiento de la avenida Rancho Boyeros donde se ubica la fábrica de Coppelia en La Habana, estuvo ubicada en el pasado la industria San Bernardo Lácteos S.A, nacionalizada a sus dueños originales tras la llegada al poder de Fidel Castro en enero de 1959.
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