La Habana/Las autoridades educativas de Cuba habían anunciado que la nueva “escuela al campo” con la que empezaron varios grados el curso escolar 2024-2025, el pasado 2 de septiembre, duraría tan solo 15 días, pero a una semana de que acabe septiembre, son muchos los alumnos que aún tienen la obligación de concluir el proyecto, vendido por el régimen como un “vínculo del estudio y el trabajo”. Es el caso de Lucía, que cursa octavo grado en una escuela de Luyanó (La Habana) y que, tras pasar varias semanas empleada en distintas tareas, le queda elaborar por escrito y exponer oralmente un informe para explicar todo lo que realizaron.
Una de las preguntas que tiene que responder es “qué es un huerto escolar y su importancia”, pese a que no los han enviado en ningún momento a ningún huerto. “Yo no sé qué van a exponer, si lo único que hicieron fue ir a un círculo infantil, y los pusieron a entretener a los niños chiquitos con los móviles”, explica Marian, la madre de Lucía. Al principio, refiere, les hacían ir a buscar el almuerzo y las meriendas de los niños donde la elaboran, “pero vino una inspección y les dijo que no podían hacer eso”.
“Lo que a mí me parece es que los rotaron por donde no tienen gente, para hacer que trabajen”, lamenta Marian. “Eso es una manera de explotar a los jóvenes”. Al final, asevera, “¿qué van a poner en el informe? Mentiras nada más”.
- CHECALO -
«¿Qué van a poner en el informe? Mentiras nada más»
A Micaela, residente en el barrio habanero de Ayestarán, también en octavo grado, no la sacaron de su escuela “porque no había transporte ni condiciones”, refiere su padre, Luis. En su lugar, estuvo la semana pasada, junto a sus compañeros, acudiendo a la escuela en los horarios regulares para realizar “labores de limpieza y embellecimiento”.
Otros testimonios recogidos por 14ymedio denunciaban que pusieron a los estudiantes a limpiar pomos en una empresa privada.
Aunque lo presentaron con bombo y platillo en la prensa oficial, las autoridades en realidad no explicaron cabalmente por qué resucitaban un proyecto de tan infausta memoria para los cubanos que crecieron en los años 70 y 80 y cuya erradicación fue una de las medidas más aplaudidas cuando Raúl Castro llegó al poder.
La hipótesis de las familias era la falta de material escolar. Los niños obligados a esas tareas “alternativas” no han recibido los libros que necesitan, tres semanas después de comenzado el curso. Por otra parte, los maestros han amenazado a los estudiantes cuyos padres se han negado a someterlos a lo que consideran una “vejación” y algo “impropio para su edad”, a pesar de que les habían informado de que era “voluntario”. “Les dicen que eso repercutirá en sus notas, que no van a quedar bien en el escalafón, ¿y todo por qué? Son ellos mismos los que no han cumplido con su obligación y tienen a los niños sin materiales”.
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