Edward Witten, puede que no te suene su nombre, pero en la comunidad científica nadie quiere cruzarse con él. Y también funciona para los no científicos. No importa qué tan inteligente creas que eres, este físico probablemente podría hacer tu trabajo mucho mejor que tú.
El intelecto de este sujeto es tan imponente que provoca miedo. Científicos prestigiosos como Brian Greene, Peter Woit, Cumrun Vafa, Edward Frenkel y Eric Weinstein consideran que Edward Witten es extremadamente más inteligente que ellos y que cualquier otro de sus colegas. Se dice que cuando Witten visitó el MIT, múltiples profesores decidieron esconderse en sus oficinas por miedo a encontrárselo y ser cuestionados por este elocuente genio. No vaya a ser que, al explicarle el problema en el que estás trabajando, a Edward se le ocurra una solución de inmediato, quedándose así con el crédito del descubrimiento.
Lo más escandaloso del asunto es que Edward Witten ni siquiera estudió física en la universidad. Se graduó de la Universidad de Brandeis en Massachusetts, titulándose principalmente en historia y con lingüística como materia secundaria. De joven, sus aspiraciones tenían que ver con el periodismo y la política, escribiendo artículos para The New Republic y The Nation. Más tarde trabajó para la campaña presidencial de George McGovern, quien fue derrotado contundentemente por Richard Nixon en 1972. Consideró realizar estudios de postgrado en economía, pero prefirió dirigirse a Princeton, donde estudiaría matemática aplicada y luego obtendría su doctorado en física. ¿Cómo fue aceptado en un doctorado de física si estudió historia en el pregrado? Pues simplemente dio señales de ser demasiado brillante.
¿A qué se dedica Edward Witten?
Desde entonces, se ha dado la tarea de revolucionar la física. Witten ha dedicado la mayor parte de sus esfuerzos a investigar el universo en el marco de la teoría de cuerdas. Se trata de especular sobre el origen de todas las partículas que existen. Solía pensarse que el átomo era la partícula fundamental (su nombre significa literalmente “indivisible”), pero al mirar más de cerca, los físicos descubrieron un núcleo compuesto por protones y neutrones, siendo orbitado por electrones. Yendo más allá, al tomar un neutrón y dividirlo, te das cuenta de que está compuesto por partículas todavía más pequeñas, los quarks. De acuerdo con la teoría de cuerdas, esto no acaba aquí.
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La teoría de cuerdas propone que existen estructuras incluso más elementales que los quarks. Se trata de pequeñas cuerdas, tan pequeñas que lo que un átomo es al sistema solar, una cuerda es a un átomo. De acuerdo con la teoría, estas diminutas estructuras vibran y, al hacerlo, producen cada partícula que conocemos. Cada átomo, neutrón o quark son nada más que productos de una cuerda vibrando acorde con un patrón. De la misma forma en que un violinista manipula las cuerdas de su instrumento, haciéndolas vibrar de múltiples maneras diferentes de acuerdo con su objetivo, así las distintas vibraciones de las cuerdas elementales originan las distintas partículas.
En los años noventa, ya habían sido desarrolladas cinco versiones consistentes de la teoría de cuerdas. Edward Witten sorprendió a todos en 1995 cuando sugirió durante una conferencia que aquellas cinco versiones en realidad podrían ser unificadas bajo una sola teoría, a la cual denominó teoría M. Cada una de ellas serviría de límite para esta nueva manera de describir la realidad. Desde entonces, Witten ha estado en la vanguardia de este proyecto científico.
Tras la teoría de cuerdas
A muchos científicos les desagrada el término «teoría del todo», ya que suena demasiado melodramático. A lo que hace referencia es a una teoría que sea capaz de unificar los dos marcos teóricos que han mantenido ocupados a los físicos desde principios del siglo XX: la relatividad general y la mecánica cuántica. La primera se concentra en la gravedad para entender el universo en regiones masivas y a gran escala, todo lo que tiene que ver con los planetas, las estrellas, galaxias, grupos de galaxias, etc. Mientras que la segunda se concentra en lo más diminuto: partículas subatómicas, átomos y moléculas.
La mecánica cuántica ha logrado implementar en su modelo a las tres fuerzas no gravitacionales: la interacción nuclear fuerte, la débil y la fuerza electromagnética. Pero su debilidad es la gravedad. En lo que respecta a regiones en las que la escala es extremadamente pequeña, ambos marcos teóricos son incompatibles. Lo cual no tiene sentido ya que se supone que todo cuerpo está compuesto por partículas subatómicas y por eso debería estar sujeto a las mismas leyes. Una teoría del todo debería poder describir una realidad incluso más elemental que la estudiada por la mecánica cuántica, logrando integrar a la gravedad con las tres otras fuerzas. De ahí la importancia de lo que intenta hacer la teoría de cuerdas.
Existen incontables dificultades en el camino hacia consolidar una teoría unificadora. En el caso de la teoría M, para ser consistente requiere de siete dimensiones adicionales a las que conocemos, comprobar la existencia de estas es increíblemente complicado. En múltiples entrevistas, Edward Witten hace énfasis en que la teoría de cuerdas sigue en su infancia. Determinar la naturaleza elemental de la realidad es una tarea tan complicada que no hay que frustrarse cuando el intento de formular ecuaciones exactas falla una y otra vez. Los sistemas que puedes resolver exactamente no son una manera realista de describir el mundo real. Podríamos decir que el avance de este esfuerzo es seguro cuando existen tantas mentes brillantes dedicadas por completo a resolver el misterio.
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