La Habana/Los frailes dominicos, la orden que fundó la Universidad de La Habana en 1719, podrán volver a las aulas de la enseñanza superior en Cuba, un hecho inédito desde que Fidel Castro nacionalizó la educación en 1961. La noticia, sin embargo, ha dejado una imagen inquietante: la del prior de la comunidad habanera, fray Celio de Pádua García, junto a Miguel Díaz-Canel, su esposa, Lis Cuesta, y el cura brasileño afín al régimen Frei Betto.
El regreso de los dominicos al centro de altos estudios, reportado este viernes por el canal católico EWTN, fue “discreto”. Con su característico hábito blanco y negro, y “bajo la curiosa mirada de los estudiantes”, los curas fueron filmados entrando al anfiteatro de la universidad. Entre ellos venía Lester Zayas, una de las voces más críticas con el régimen dentro del clero católico, que también impartirá clases en el posgrado “500 años de la Escuela de Salamanca”, para los 160 estudiantes inscritos.
El posgrado será reconocido por el sistema de enseñanza civil de la Isla, un hecho también inusual, ya que el Estado no reconoce ningún título expedido por los centros de la Iglesia católica en la Isla y ha obstaculizado la creación de instituciones semi universitarias como el Centro Félix Varela de La Habana, el Centro de Formación de Santa Clara o los Centros Loyola en varias ciudades de la Isla.
El posgrado será reconocido por el sistema de enseñanza civil de la Isla, un hecho también inusual- CHECALO -
Los sacerdotes acudirán una vez al mes a las aulas para enseñar sobre el pensamiento dominico en la Universidad de Salamanca, que sirvió de modelo a la habanera y cuyo modelo educativo –pionero en la definición de los derechos humanos– se implementó en toda Latinoamérica.
EWTN entrevistó a De Pádua, de nacionalidad brasileña –como Frei Betto y, al parecer, otros profesores del posgrado–, que consideró el posgrado como “una oportunidad para ir entrando” a la universidad de la Isla, y al “mundo académico” en general, cerrado a la Iglesia católica en varios países y no solo en Cuba, matizó. No obstante, fue claro: “No hemos entrado oficialmente”.
De Pádua consideró que los dominicos deben “repensar la presencia” de la orden en el país. El prior considera que la Escuela de Salamanca es un tema ideal para volver a las aulas por las preguntas que se hicieron aquellos curas españoles, presididos por el dominico Francisco de Vitoria, sobre la situación de Latinoamérica. En el curso se han inscrito incluso profesores de la universidad habanera.
En cuanto a la fotografía de De Pádua con Frei Betto, Díaz-Canel y Cuesta, fue publicada este viernes por el académico brasileño Jelson Oliveira –que también aparece en la imagen–, profesor de la Universidad Católica de Paraná. Se trata de una fiesta por los 80 años de Frei Betto ofrecida en la Embajada de Brasil en la capital cubana, a la cual asistió el mandatario. Oliveira es uno de los docentes invitados al posgrado.
La imagen ha sido criticada por católicos exiliados, como el periodista Adrián Martínez, que consideró que De Pádua se ha hecho “amigo de Rober Noa y Caridad Bello Diego, represores de la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista, amigo de Frei Betto (a quien ya conocemos bien por su complicidad con Fidel y el gobierno cubano) y ahora del presidente Miguel Díaz-Canel, un dictador que tiene más de 1.000 presos políticos en cárceles cubanas”. Aseguró también que en Cuba hay sacerdotes “que no se tomarían esta foto por principios y por coherencia”, aunque signifique “conseguir ciertos privilegios”, como el posgrado.
El acercamiento de la Universidad de La Habana a los dominicos ha sido paulatino. Los frailes, que perdieron el control del centro en 1842, cuando fue secularizada por España, ocuparon la primera fila del aula magna cuando el papa Juan Pablo II visitó la Isla en 1998. Han vuelto desde entonces –y por mediación del ahora fallecido historiador habanero Eusebio Leal– para los aniversarios de la fundación.
Además, Leal revivió el Colegio de San Jerónimo –el antiguo convento de los dominicos en la calle Obispo y primer edificio de la universidad– y permitió que los sacerdotes participaran discretamente en la vida académica de la institución, que, por su autonomía, tampoco es bien vista por el Ministerio de Educación.
La situación general de la Iglesia católica en Cuba es tensa. La Conferencia de Obispos, crítica durante las protestas del 11 de julio de 2021, ha entrado en un letargo que muchos han interpretado como un signo de apocamiento y complicidad con las autoridades. La denuncia al régimen se ha limitado a voces aisladas de sacerdotes y religiosas, que no solo han sufrido la vigilancia de la Seguridad del Estado, sino también la censura de sus superiores eclesiásticos.
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