El científico argentino ofreció una conferencia magistral, en El Aleph, Festival de Arte y Ciencia en la UNAM
▲ Inauguracion académica del Festival El Aleph en la UNAM con la conferencia magistral del neurocientífico Rodrigo Quian Quiroga (derecha), en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, y el periodista José Gordon.Foto José Antonio López
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Daniel López Aguilar
Periódico La Jornada
Domingo 12 de mayo de 2024, p. 6
La inteligencia artificial dista mucho de la humana debido a que la primera no tiene sentido común, ni tampoco puede reaccionar a situaciones nuevas, sostuvo el neurocientífico argentino Rodrigo Quian Quiroga, quien ofreció ayer la conferencia magistral ¿Qué nos hace humanos?, adscrita a El Aleph, Festival de Arte y Ciencia, que se desarrolla en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De visita en México, y ante poco más de 500 asistentes que abarrotaron la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario de la UNAM, Quian Quiroga añadió que una computadora es “increíblemente avanzada en tareas específicas, pero no se le puede pedir que juegue al ajedrez y al mismo tiempo reconozca rostros humanos porque no podrá.
“Es verdad que hay computadoras muy avanzadas que derrotan a cualquier persona de este planeta, tanto en el ajedrez como en el Go (de origen oriental). A estas máquinas las tuvieron que programar para que realizaran un millón de partidas por día.
La gran diferencia con los seres humanos es que nosotros aprendemos a hacer algo nuevo casi sin entrenamiento. Nos desempeñamos más o menos bien en cualquier actividad cotidiana porque esa es nuestra vida; no nos pasa una cosa tras otra para que aprendamos cómo comportarnos. Al contrario, todo el tiempo nos enfrentamos a situaciones nuevas y sabemos la manera en qué debemos reaccionar, seamos o no acertados.
Filosofía y tecnología
Jefe de bioingeniería en la Universidad de Leicester, Inglaterra, Quian Quiroga también disertó sobre dos temas: la numerosa cantidad de películas de ciencia ficción que, además de disparar la imaginación de escritores futuristas, nutren a los neurocientíficos con temas filosóficos y tecnológicos, así como al descubrimiento de las llamadas neuronas de concepto o neuronas de Jennifer Aniston
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Nos especializamos muchísimo en algo, pero a veces nos falta una visión global de las cosas. Ese complemento (en mi caso) me la aporta el arte o la filosofía. Hay varias películas que desencadenaron discusiones que en la actualidad tratamos en el laboratorio.
Quian Quiroga proyectó escenas de algunas cintas, como Terminator 2, El planeta de los simios y 2001: Odisea del espacio, la cual calificó de innovadora, debido a que el director y guionista Stanley Kubrick tuvo una visión maravillosa de lo que podía llegar a ser una supercomputadora. Otro acierto relevante es que colaboró el científico estadunidense Marvin Minsky
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Después de versar sobre el séptimo arte, el científico abordó uno de sus descubrimientos: las denominadas neuronas de concepto, células nerviosas localizadas en el hipocampo.
“Hicimos estudios a un paciente que padecía epilepsia y le colocamos electrodos dentro de su cerebro para evaluarlo. Después le mostramos algunas fotos para verificar si el área cerebral donde se detonan las crisis (canal 53, neurona 2) respondía a las imágenes. Lo que ocurrió es que el paciente respondía a las fotografías de la actriz Jennifer Aniston.
Pero no respondía a un estímulo visual sino a un concepto. Por lo que deduje que estas neuronas nos permiten pensar sobre conceptos. Pensamos sobre pensamientos. La diferencia clave entre los humanos y otras especies es que nosotros hacemos representaciones de conceptos abstractos. Eso dispara nuestra creatividad
, concluyó.
Al término de la conferencia, el periodista cultural José Gordon, también curador de El Aleph, comentó que la charla representó un diálogo profundo que nos permite, a través de la ciencia, el arte y la literatura, entender. Lo que es verdaderamente hermoso y asombroso es poder darnos cuenta de que podemos penetrar a escenarios que jamás podríamos haber imaginado
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