Murray Rothbard fue un filósofo y economista austriaco que defendió el anarcocapitalismo en la década de 1950, conceptualizándolo como una corriente política-económica en la que el Estado como agente regulador debe ser eliminado y que servicios como la educación y la salud, pueden y deben ser prestados por particulares.
Incluso en su libro Hacia una nueva libertad: El manifiesto libertario, argumenta que “cualquier servicio que verdaderamente preste el gobierno podría ser suministrado en forma mucho más eficiente y moral por la empresa privada y cooperativa”.
Al respecto, la doctora en filosofía moral y política de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Fabiola Rosas Santoyo, explica para El Sol de México que una de las premisas principales de este modelo es la libertad personal considerada como la propiedad más valiosa del individuo, siendo de esta manera, pilar del sistema económico y social en el que se desarrolla.
Para esta corriente, la propiedad de los individuos sobre sí mismos, sobre sus cuerpos, bienes y personalidad, sólo puede estar garantizada en el modelo de intercambio capitalista.
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“El anarcocapitalismo es un modelo inspirado en las ideas de la teoría clásica del liberalismo, principalmente al retomar el ideal de libertad en su sentido “negativo” de: libertad como ausencia de obstáculos o determinaciones. Como teoría política-económica, el anarcocapitalismo propone como máxima de esta libertad individual a la propiedad, entendida no sólo como la propiedad de bienes, sino la propiedad de uno mismo, del propio cuerpo y personalidad”, añade Rosas Santoyo.
Bajo esta premisa, sostiene la filósofa, es que el anarcocapitalismo se convierte en una teoría que posiciona a la propiedad de cada uno sobre sí mismo como única fuente de obligaciones y principio de todo derecho político.
Los anarcocapitalistas idealizan el modelo de intercambio del capitalismo como el único modelo compatible con la naturaleza humana de los individuos, al que consideran como un sujeto inclinado primordialmente a la actividad económica
Fabiola Rosas Santoyo, filósofa de la UAM
Del mismo modo, agrega que uno de los problemas del modelo anarcocapitalista es que se toma como punto de partida una idealización de la igualdad de condiciones.
«Claro que hasta este punto todo suena muy bien, pero en realidad se vuelve muy perverso porque en la medida de que ellos (anarcocapitalistas) idealizan este modelo económico, ponderan la no intervención estatal, y también idealizan la idea el intercambio libre».
«En realidad parten de varias falacias, como la idea de que todos somos sujetos económicos en igualdad de circunstancias, para el anarcocapitalismo no existirían los desfavorecidos, los pobres serían una especie de consecuencia que sí se puede evitar y que finalmente son pobres justamente porque la intervención del Estado no ha permitido el libre desarrollo de su personalidad», añadió la también maestra en Humanidades.
Anarcocapitalismo en el contexto actual
Si bien el concepto de anarcocapitalismo no es algo nuevo, sí comenzó a tomar relevancia desde que, en una entrevista para la cadena CNN en 2021, Javier Milei, actual candidato a la presidencia de Argentina, se posicionó abiertamente como anarcocapitalista.
“Yo soy anarcocapitalista, yo considero que el Estado es el enemigo, es el máximo agresor y que todas sus intervenciones hacen daños directos e indirectos y que todo tipo de intervención estatal es violenta (…) todo lo que hace el Estado está mal”, dijo el candidato por la Libertad Avanza.
El problema de este tipo de teorías y corrientes es que no son aplicables de manera práctica a un sistema de política real y lo que hacen los teóricos es hacer adecuaciones a modo
Fabiola Rosas Santoyo, filósofa de la UAM
Desde que el ultraderechista inició su campaña presidencial en enero de 2023, dejó ver que parte de su propuesta de gobierno incluye disminuir el número de ministerios, privatizar empresas públicas, implementar la dolarización de la economía y reducir drásticamente los impuestos, entre otras.
En este tenor, Fabiola Rosas explica que Javier Milei, de forma sustancial, sí sería un anarcocapitalista, aunque exista la imposibilidad de anular completamente la figura de Estado.
«El problema de este tipo de teorías y corrientes es que no son aplicables de manera práctica a un sistema de política real y lo que hacen los teóricos es hacer adecuaciones a modo, entonces Milei sí es esencialmente anarcocapitalista, porque propone sobre todo la anulación de los impuestos y eso ya echa por tierra no solamente la privatización, sino la derogación de muchas de las instituciones que sobreviven gracias a esas partidas presupuestales», añadió.
De este modo, Rosas Santoyo explica que en este caso, el político argentino lo que estaría buscando es disminuir al mínimo la intervención estatal pero dejar una brecha en donde el Estado pueda garantizar las herramientas, para que en el caso del ideal anarcocapitalista, los particulares puedan proveer, por ejemplo, la seguridad a los individuos.
Por otra parte, el filósofo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Jonathan Juárez Melgoza, dijo a esta casa editorial que, aunque coincide en que el candidato a la presidencia de Argentina sí busca adelgazar al Estado, él lo colocaría en la variación del anarcocapitalismo correspondiente al minarquismo.
Las teorías del anarcocapitalismo tienen muchas variaciones, desde el anarcocapitalismo radical hasta el minarquismo, es decir: el Estado mínimo. (…) ahí insertaría a Milei como un minarquista, que sí es una posición del anarcocapitalismo, pero lo que dice es justo el Estado mínimoJonathan Juárez Melgoza, filósofo de la UNAM
Del mismo modo, el docente de la máxima casa de estudios explica que en México sí es posible encontrar ejemplos relativamente cercanos a lo que sería el modelo del anarcocapitalismo, aunque no se sitúen como tal en las bases teóricas del mismo.
“Podríamos encontrarlo en algunos empresarios, que si bien no creo que estén pensados en una minarquía o en una teoría anarcocapitalista, sí simpatizan con la idea de que el Estado no debe imponer las prácticas de obediencia social, obediencia política y sólo se debe delimitar a generar riqueza y a permitir que los que la generen, la generen mejor”, añadió.
Asimismo, Juárez Melgoza resaltó que si bien los modelos que proponen limitar las funciones del Estado están presentes en Europa o América, son útiles en un nivel propagandístico, pero no lo son en la política real.
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Por tanto, concluyen los especialistas, el anarcocapitalismo sería otro modelo económico político que al momento de llevarlo a la práctica «tiene que vérselas con sus propias contradicciones efectivas».
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