Ciudad de México/“Algunos comercios estamos al borde del colapso”, dice Miguel Reyes del Pino, empresario hotelero de Tapachula, Chiapas. Sin migrantes –cuyo número ha descendido radicalmente con la nueva Administración estadounidense– ni turismo –la ciudad no tiene ni de lejos el encanto de otras localidades chiapanecas– los mesones, restaurantes, fondas, tiendas, farmacias, “lucen casi vacíos” y han caído sus ingresos en casi un 30%.
Luis García Villagrán, del Centro de Dignificación Humana A.C., explica a 14ymedio que el gasto individual al día de un migrante era de 300 pesos (casi 16 dólares). “Estamos hablando de gastos básicos: pasaje, comidas, agua, comprar un cigarro, un refresco o la recarga telefónica”.
Villagrán cuenta que era común ver a los migrantes “comiendo en el mercado, comprando en las tiendas, buscando dónde dormir, cobrando envíos. Ahora ya no hay casi nadie. Y sin ellos, el circulante bajó mucho”.
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Sobre los diversos negocios a punto de colapsar, el activista lamenta: “Eso duele. Antes no querían verlos, pero hoy que se han ido ya sienten el golpe. Tapachula depende en buena parte del dinero migrante y es lo que las autoridades no entendieron”.
El cubano Yaniel Ponce de León sigue a la espera de un correo electrónico de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), para finalizar su proceso y regularizar su estadía. “Por un mes hice dos comidas con pan con perro. Al principio eran del Oxxo, luego en la calle te venden tres por 20 pesos (un dólar)” y tomaba agua de la llave, “una Coca Cola en ese momento era mucho para mí”.
“Por un mes hice dos comidas con pan con perro. Al principio eran del Oxxo, luego en la calle te venden tres por 20 pesos (un dólar)”, cuenta el cubano Yaniel Ponce de León
El migrante indicó que durmió días entre cartones en el Parque Bicentenario, porque la renta de un cuarto salía en 1.500 pesos (79 dólares) por quincena, “era de locos, no los podía pagar”.
La cubana Odalys contó al medio local Diario del Sur que ella “solo por salir a trabajar, pagar transporte, un desayuno, una comida, unas aguas, todo sencillo, se gasta 300 pesos, ya que un plato está entre los 80 a 90 pesos y el agua en 25 o 30 pesos”.
La migrante aseguró al mismo medio que en ocho meses que lleva en Tapachula no conoce un restaurante. “Nosotros estamos gastando lo básico y economizando en esta ciudad, pues lo que ganamos no alcanza para nada”.
La ciudad fronteriza con Guatemala llegó a albergar hasta 120.000 migrantes que buscaban llegar a Estados Unidos, pero con el arribo de Donald Trump a la presidencia, “el sueño americano se truncó”, dice a 14ymedio el abogado José Luis Pérez.
El Instituto Nacional de Migración dejó de publicar desde diciembre pasado informes actualizados. “La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) reportó 5.700 solicitantes a finales del año pasado. Sin duda muchos migrantes han retornado a su país, pero siguen llegando otros”, dice el letrado.
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