Consumen mucha energía y usan demasiada agua, señala Juan Humberto Sossa, del IPN // Las máquinas no nos pueden sustituir, carecen de imaginación y empatía, refiere
Alexia Villaseñor
Periódico La Jornada
Domingo 2 de febrero de 2025, p. 5
Las tecnologías de la información actuales, entre ellas la inteligencia artificial (IA), no son amigables con el medio ambiente. Una de las grandes limitaciones que tienen, por las características mismas de la electrónica que utilizan, es que consumen muchísima energía, necesitan de mecanismos de enfriamiento muy fuertes que usan demasiada agua
, aseguró Juan Humberto Sossa Azuela, director del Centro de Investigación en Computación del (CIC) Instituto Politécnico Nacional (IPN).
- CHECALO -
En entrevista con La Jornada, pide ver a la inteligencia artificial generativa como la capacidad que tienen las máquinas para poder desarrollar tareas similares a las que hace un ser humano y permite suplir las que son monótonas, mecanizables y repetitivas, pero en cuanto a la creatividad, la imaginación, la empatía, las máquinas no nos pueden sustituir
.
El investigador considera que México puede ser un referente en desarrollo de IA a nivel Latinoamérica. El único país, tal vez, que se compararía con lo que nosotros estamos haciendo es Brasil, al tener centros de investigación y universidades de altísimo nivel
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Destaca que el Politécnico, desde 2020 imparte la ingeniería en inteligencia artificial y la licenciatura en ciencia de datos, con sus respectivos posgrados, y este año se graduaron los primeros estudiantes. La demanda es tal, señala, que para admitir a los alumnos se pide excelencia en el examen de admisión.
–Se habla mucho de la inteligencia artificial, pero ¿cómo funciona realmente?
–Lo que hace la inteligencia artificial es combinar algoritmos para que una máquina pueda hacer determinadas cosas.
Una máquina basada en un motor de inteligencia artificial es un predictor, usando las herramientas de la probabilidad de la estadística, predice qué es lo que voy a escuchar o ver. Genera derivaciones o variaciones sobre lo que ya aprendió, pero no es que esté creando de la nada sino es sobre el conocimiento que ya tiene.
–¿Estas nuevas tecnologías están acelerando el cambio climático?
–Investigaciones recientes de la Universidad de California han detectado que la generación de un texto de 100 palabras creado por ChatGPT (inteligencia artificial generativa) gasta un promedio de 519 mililitros de agua, casi el contenido de una botella promedio.
El cómputo como lo conocemos tiene menos de 100 años, desde que se desarrolló el transistor (dispositivo electrónico semiconductor) desde 1948, entonces, no esperemos que en menos de este lapso ya tengamos una tecnología que sea ecológica. Probablemente dentro de unos 200 años tengamos una que consuma muchísimo menos energía
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Aunque en el IPN, señala, se generan nuevas estrategias de enfriamiento para los sistemas digitales. Lo que estamos utilizando son formas alternas de cómputo. Regresamos al esquema inicial del cómputo analógico, el cual consume menos energía, pues reducimos la corriente que va a pasar por toda la circuitería y por tanto, necesitamos mecanismos de enfriamiento mucho menos fuertes
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–¿La humanidad está cerca de tener que aplicar las tres leyes de la robótica que planteó Isaac Asimov: un robot no debe dañar a un ser humano ni permitir que sufra daño por su inacción; un robot debe obedecer las órdenes de los seres humanos, excepto si éstas entran en conflicto con la primera ley; un robot debe proteger su propia existencia, siempre y cuando no entre en conflicto con la primera o la segunda ley?
▲ Proyectos del Centro de Investigación en Computación del IPN.Foto cortesía del CIC
–Para que esas leyes puedan ponerse en marcha en las máquinas actuales, éstas tienen que tomar decisiones propias, lo cual en este momento no es completamente posible, porque es el ser humano el que al final desarrolla los algoritmos que están detrás. Aunque hay visos de que lo pueden hacer, todavía no garantizan que la máquina pueda decidir por sí misma.
No podemos decir que una máquina tiene libre albedrío como lo tienen los seres humanos, porque ni son conscientes de sí mismas ni tampoco pueden experimentar en el sentido amplio sentimientos
. En la actualidad, estamos todavía lejos de que las máquinas tomen decisiones por sí mismas, su desarrollo tiene como limitante al ser humano, pues dependen de su programación.
Tiene que haber un ser humano que programe que una máquina no le haga daño a otro ser humano, por ejemplo. El artefacto por sí mismo no lo puede hacer, eso sí quiero que quede claro, afirma.
La ética y la responsabilidad en el uso de esa tecnología dependen del ser humano. La IA es una herramienta de largo alcance, que puede usarse para bien o para mal, con la cual, incluso, se puede desatar una tercera guerra mundial, pero dependerá de un grupo de personas tomar esa decisión, no de las máquinas.
–¿Cuáles son los proyectos del Politécnico con inteligencia artificial?
–En el Politécnico se busca utilizar la IA y la ciencia de datos como herramientas para dar solución a los problemas planteados por la sociedad. Queremos formar a un tecnólogo, una persona que sea capaz de utilizar el conocimiento para conseguir este objetivo
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El IPN tiene un laboratorio de inteligencia artificial. En él, casi 90 por ciento de los científicos desarrollan proyectos en este ramo.
La investigación utiliza herramientas, algoritmos o motores ya establecidos para poder resolver problemas. Pero, también el Politécnico crea nuevos modelos de algoritmos de entrenamiento, y eso es lo que nos permite, por ejemplo, publicar en revistas de alto impacto
.
Actualmente, el instituto trabaja en un sistema que monitorea las acciones de los ancianos en sus casas y manda una señal al teléfono de un familiar, en caso de ser necesario. Mide los signos vitales y recuerda cuándo y qué medicamentos tomar.
Reconoce la intención del gobierno de desarrollar tecnología propia, como los carros eléctricos, pero señala que no queramos tampoco sacar una tecnología de un día para otro
, requiere una maduración y estoy seguro de que a ninguno de los países potencia a la primera les salió el producto. Es lo mismo que tenemos que hacer nosotros
.
Lo importante no es decir quién llegó antes o después, sino decir que llegamos y que somos capaces de producir nuestra propia tecnología
, destaca.