Madrid/Alexis Fuentes de La Cruz, director de la Empresa Municipal de Comercio Sancti Spíritus entre mayo de 2022 y julio de 2023, ha sido condenado a ocho años de prisión por un caso de corrupción. La noticia se escurre entre los párrafos de un texto publicado este lunes por el diario oficial de la provincia, Escambray, titulado Doble discurso o el síndrome de la yagruma. En él se reivindica la intolerancia del régimen con este tipo de casos –proclamada por Miguel Díaz-Canel a principios de este año–, cuyo máximo ejemplo es, citan, la causa del ex ministro del ex viceprimer ministro y ex titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández.
Escambray indica que, en coherencia con la política comunicativa del Gobierno, conviene conocer el delito cometido por Fuentes de La Cruz, cuyo nombre no se indica en la nota, por “actos en perjuicio de la actividad económica o de la contratación”. La sentencia aún puede ser recurrida, pero el Tribunal condenó en primera instancia al directivo por ignorar una recomendación que advertía de “irregularidades” en una relación contractual que se había iniciado con un negocio privado.
La mipyme involucrada vendió 42.000 unidades de un refresco marca Pool al grupo con una fecha de vencimiento cercana. Una especialista en Asesoría y Asistencia Legal elaboró un informe avisando de anomalías que tenía que ser examinado por el comité de contratación y compra antes de realizar la transacción, pero Fuentes de La Cruz se deshizo del documento para evitar la pérdida de 3.241.860 pesos que supondría para la empresa dejar de vender 22.830 refrescos.
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Fuentes de La Cruz se deshizo del documento para evitar la pérdida de 3.241.860 pesos que supondría para la empresa dejar de vender 22.830 refrescos
Además, falsificó dos actas del citado comité para que pareciera que sí se reunió para discutir el contrato y presentó los papeles al grupo para continuar con la operación, todo ello con el fin de ocultar sus propias irregularidades.
La nota incide en el hecho de que hubiera cuatro de las 12 unidades de la empresa que comercializaron el producto a pesar de que el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología indicó dos veces que debía detenerse la venta. “O sea, esos establecimientos continuaron su expendio del refresco a cuenta y riesgo”, subraya.
Escambray destaca que este es solo uno de los 13 casos del mismo tipo ocurridos en Sancti Spíritus, pero que este sobresale porque el propio condenado, Fuentes de la Cruz, se expresó de manera furibunda contra hechos de corrupción cercanos a él producidos meses antes.
El diario, en concreto, recuerda haber informado de cinco casos de malversación en unidades de la empresa ante los que requirieron declaraciones del directivo. “Hoy tenemos un mayor control interno y un mayor enfrentamiento ante el delito, y la corrupción en nuestras unidades y los controles que estamos haciendo son integrales y directos, sin previo aviso o notificación”, dijo.
“¿Habrá algo más parecido a la sentencia popular de: haz lo que yo digo y no lo que yo hago?”, reprocha Escambray, que aprovecha para despacharse también con Gil Fernández
También abordó, el medio, en un reportaje de investigación, cómo la falta de control en algunas empresas facilitaba la corrupción, ante lo que Fuentes negó indolencia y reivindicó el trabajo realizado por su entidad.
“¿Habrá algo más parecido a la sentencia popular de: haz lo que yo digo y no lo que yo hago?”, reprocha Escambray, que aprovecha para despacharse también con Gil Fernández, al que acusa de hipócrita.
“Ante los simuladores y su doble discurso –no importa el nivel del cargo que desempeñen–, se erige la ética de la Revolución, ejemplificada en dos paradigmas: Fidel y el Che”, sentencia el texto.
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