Investigadores encuentran compuesto químico de origen desconocido en los restos de un meteoro que cayó en la Tierra hace 10 años.
Satélites del gobierno de Estados Unidos detectaron en enero de 2014 una bola de fuego de un meteoro, ahora denominado IM1. La curva de luz del este objeto interestelar reveló tres explosiones que esparcieron escombros en una región de más de 11 kilómetros en el océano Pacífico. Los restos encontrados revelaron un compuesto químico de origen desconocido.
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La búsqueda de los restos de la bola de fuego
En 2013, una expedición llevó a cabo 26 recorridos en un área de búsqueda de 10 a 20. Posteriormente, durante estos trabajos, se recuperaron 850 esférulas (gotas fundidas) del fondo del océano, con tamaños que oscilaban entre 0,1 y 1,3 milímetros.
Los fragmentos fueron analizados en laboratorios del profesor Stein Jacobsen de la Universidad de Harvard (EEUU) y del dr. Roald Tagle de la Bruker Corporation en Berlín, Alemania. Aproximadamente, una décima parte de estas esférulas mostraban una composición química única, no reportada previamente en materiales del sistema solar.
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«El análisis de nuestro equipo de investigación de 60 elementos de la tabla periódica muestra que estas esférulas no son cenizas de carbón y no se originaron en la corteza de la Tierra, la Luna o Marte. El patrón de abundancia tipo “BeLaU” no tiene precedentes en la literatura científica y podría haberse originado a partir de la diferenciación en un océano de magma en un exoplaneta con un núcleo de hierro», escribió el astrofísico Avi Loeb para El Confidencial.
Este patrón de abundancia química único reveló altas concentraciones (hasta mil veces más que en el material primordial del sistema solar) de berilio, lantano y uranio. Además, estos elementos se denominan «BeLaU» y su composición nunca se había visto antes.
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Van tras nuevos restos del meteoro
Los investigadores del IM1 emprenderán una nueva expedición para buscar fragmentos más grandes del meteoro que cayó en 2014, ahora van tras fragmentos que se asemejen a los del Meteoro 2024 BX1, observado sobre Berlín el 20 de enero de 2024. Además, han señalado que encontrar piezas que contengan gramos de material de IM1 permitirá rastrear elementos volátiles, determinar la edad del material mediante datación radiactiva y revelar la estructura y naturaleza de este misterioso objeto.
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