Holguín/El humo fue lo primero que alertó a los vecinos de los repartos Villanueva y La Aduana, en la ciudad de Holguín, que este martes vieron cómo las llamas se extendían próximas a la orilla y sobre las aguas del río Miradero, contaminadas por el fueloil vertido por una fábrica cercana. El incendio se originó, según testigos, tras una quema de basura que terminó descontrolándose.
Alrededor de las once de la mañana los residentes en las cercanías comenzaron a notar una columna de humo y cierto olor a quemado proveniente del riachuelo que divide ambos barrios. «Estaba en mi casa y sentí la peste, mi nieto empezó a toser porque es asmático y cuando salí vi la humareda y la gente tratando de apagar el fuego con lo que encontraban», contó a 14ymedio una jubilada de La Aduana.
Lanzar cubos de agua sobre el fuego y utilizar el extintor de un vehículo que pasaba fueron algunas de las tácticas que usaron los vecinos para intentar aplacar las llamas mientras aguardaban por los bomberos, que tardaron más de media hora en llegar después de que se reportara, vía telefónica, la emergencia. «Me parecía que el tiempo no pasaba y que el incendio iba a seguir y seguir», cuenta la mujer.
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Los vecinos señalan que dos industrias cercanas vierten parte de sus residuos al pequeño río Miradero
El calor que produjeron las llamas afectó los cables del tendido eléctrico de un poste cercano. «Yo estaba pasando con el triciclo y los cables cayeron delante de mí, soltando chispas y todo porque, milagrosamente, había corriente en ese momento. El susto que me di fue monumental», cuenta un conductor que se dedica al traslado de pasajeros y mercancías con su vehículo eléctrico.
Las llamas también torcieron parte de la estructura del puente que conecta a ambos repartos. Los vecinos señalan que dos industrias cercanas vierten parte de sus residuos al pequeño río Miradero. Por un lado la fábrica de cigarros Lázaro Peña y por otro la industria de conservas y vegetales El Turquino. Esta última utiliza fueloil para mantener funcionando sus calderas donde se cuecen las verduras y las frutas para hacer, mayoritariamente, compotas y mermeladas.
«Eso negro que se ve sobre las aguas es el petróleo que viene de la fábrica, eso es así todo el tiempo y es una capa gruesa que se mantiene sobre todo pegada a la orilla», comenta a este diario un vecino que reside a pocos metros del riachuelo. «Cuando uno se acerca ya siente el olor a combustible y si te aproximas mucho se te embarran los zapatos. Pero hace días que está peor, parece que tuvieron algún derrame».
Con el colapso de los servicios de recogida de desperdicios, los incendios provocados en las montañas de basura son cada vez más frecuentes
«Verde y con espina», sentencia el hombre. «Aquí casi nadie tiene petróleo, comprar combustible es un dolor de cabeza y el que logra tener un poco lo cuida como si fuera oro líquido. Este tipo de desperdicio solo puede venir de esa industria estatal», considera. Al mal olor que provoca la acumulación de fueloil sobre las aguas, el vecino añade el peligro del petróleo cuando está próximo a un asentamiento humano.
«Un cigarro, una chispa de un tubo de escape, esto mismo que ha pasado hoy con la basura quemada puede desatar un infierno», añade. «Todo el margen del río está sucio, si los bomberos no llegan se hubiera seguido extendiendo porque aquí hay fueloil por toda esa partes».
Con el colapso de los servicios de recogida de desperdicios, los incendios provocados en las montañas de basura son cada vez más frecuentes. Los vecinos incendian los residuos en un intento de eliminar las moscas, los malos olores y reducir la cantidad de inmundicias próximas a sus viviendas. Sin embargo, este tipo de acciones también entraña altos riesgos para la salud, por el peligro de inhalar gases tóxicos o que las llamas se propaguen.
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