En San Valentín puede surgir una duda: ¿Qué hace que un animal quiera quedarse con otro para toda la vida?
Puede que la monogamia no sea habitual entre todas las criaturas de la Tierra, pero para unas pocas es el secreto de la supervivencia.
Por ejemplo, el topillo de las praderas (Microtus ochrogaster). A diferencia de la mayoría de los roedores, se emparejan, construyen un nido, se acicalan mutuamente y crían a sus polluelos (por eso los topillos de las praderas machos cambian para siempre cuando se establecen).
- CHECALO -
Su comportamiento monógamo se debe en parte a las escasas praderas de Estados Unidos y Canadá. Los animales tienen que luchar por unos recursos limitados y criar todo lo que pueden durante una vida que dura sólo uno o dos años, y pueden conseguir más en equipo.
Pero hay algo más en esta historia de amor. Los expertos afirman que ciertas sustancias químicas del cerebro intervienen en la formación de vínculos entre los topillos de las praderas, más que en otros roedores.
Aun así, el amor es complicado, incluso para estos peludos modelos de matrimonio.
Los topillos de las praderas se consideran “socialmente monógamos”, pero no “genéticamente monógamos”, asegura William Kenkel, investigador postdoctoral del Instituto Kinsey de Indiana, Estados Unidos.
Ocasionalmente, el macho o la hembra pueden extraviarse y aparearse con un extraño. Por ahora, los investigadores no saben por qué.
“No son fieles al cien por cien, lo que podría convertirlos en un mejor modelo del comportamiento humano”, dice Kenkel.
En todo el reino animal, los científicos han encontrado ejemplos de criaturas que solo tienen ojos para una pareja, mientras que otras prefieren el estatus de mayoritariamente monógamas.
Sea cual sea su caso, los animales de esta galería parecen creer en aspectos de la felicidad monógama.
DERECHOS DE AUTOR
Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://www.nationalgeographicla.com/animales/2025/02/san-valentin-en-la-naturaleza-fotos-de-10-animales-que-permanecen-unidos-de-por-vida