La Habana/En una de las esquinas del Anfiteatro de Guanabacoa, frente a la escuela de música, la cola de la feria agropecuaria de este fin de semana estaba más revuelta de lo normal. El único camión con boniato había subido de 20 a 25 pesos la libra. “¿Cuántas libras son 100 pesos?”, preguntaba alguien. “En vez de bajarlo para fin de año, lo suben”, comentaba otro.
A pocos días de las festividades por la Nochebuena y el fin de año, las cuentas para la comida son cada vez más apretadas y estas ferias suponen una oportunidad para ahorrar algunos pesos. Los 20, 50 o 100 que puede haber de diferencia con lo que se vende en el agro –por no hablar de las mipymes– suponen una cabeza más de ajo, otra libra de boniato o una bolsa más de frijol. No importa hacer largas colas o esperar toda una mañana a que aparezca o no el camión del arroz.
En el agro, a sólo tres cuadras del anfiteatro, se puede comprar todo el boniato que se quiera sin cola, pero la libra se ha disparado en los últimos días de 45 a 80 pesos. Desde inicios de este año, la Delegación Provincial de Agricultura de La Habana y el Ministerio de la Agricultura organizan estas ferias en los 15 municipios de la capital los fines de semana con precios fijados por las autoridades para tratar de mitigar los altos precios, pero la medida ha funcionado a medias y no se ha podido evitar el desabastecimiento de algunos productos ni el encarecimiento de algunos.
Son las 7:30 am y el dependiente no ha comenzado a despachar. Los boniatos son bastante pequeños, pero la cola ya rebasa la veintena de clientes. Algunos marcan, dan el último y se van a una cola al doblar, donde comenzaron a despachar yuca.
- CHECALO -
“El carro verde no ha venido”, comenta alguien. Llega media hora tarde, pero enseguida lo rodean varias decenas de personas. “Plátano, yuca y chopo. No hay más boniato, está malísimo”, se escucha decir.
“Hoy no llegó el camión del arroz. Yo estoy aquí desde las 6:00 am, porque está a 160 pesos la libra. En la calle te lo encuentras a 200 y 250 el criollo”, decía María Elena, lamentándose por haber perdido casi toda la mañana.
“La libra de pollo cuesta aquí 310, mientras que en la calle está a 330”, comentaba Juan, un guanabacoense de 60 años, que estaba entre los primeros de la cola del pollo. El ave era uno de los productos más buscados este fin de semana, aunque no tanto como la ternilla, que junto al pescado y el embutido son los productos que más se comercializan en las ferias. La proximidad con las navidades, aumentaba la expectación y, mientras el camión doblaba la esquina y maniobraba para parquear, medio centenar de personas ya aguardaban impacientes para comprar.
En otra de las esquinas del anfiteatro la situación no es muy diferente. Una carpa, que ocupa toda la calle, tiene colas en ambas aceras, pero las tarimas aún están vacías y solo hay varios dependientes esperando a que llegue el pan para despachar.
“La jaba con 10 panes cuesta 120 pesos y la jaba con galletas 150. Los panes están malísimos. Hay que meterlo en el congelador para que dure. Lo sacas media hora antes y se puede comer”, comenta un señor mayor.
Desde el inicio de la puesta en marcha de estas ferias, las quejas por la mala calidad de los productos, la escasa variedad y las violaciones de precios, pese a la infructuosa presencia de los inspectores han estado a la orden del día.
El gobierno de la Habana admite que la solución pasa por tener una mayor oferta, pero hasta que eso no pase, las ferias seguirán la senda del resto del comercio de la Isla: largas colas para hacerse con lo poco y malo que se sea capaz de encontrar.
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