La Habana/Las previsiones del Gobierno para solucionar el problema del agua en Cuba es otra de las cuestiones que tampoco se han solucionado en 2024. Las cifras que figuran en el informe de fiscalización al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), presentado este jueves ante la Asamblea Nacional del Poder Popular por Magda Ileana Pérez Matos, presidenta de la Comisión de Industria, Construcciones y Energía, retratan el desastre.
“Aunque se ejecutaron los principales programas de abasto de agua, saneamiento, hidrometría y trasvases, no se ha cumplido lo previsto en el planeamiento”, fueron las palabras de la funcionaria al comenzar su intervención. En los resultados “influyó duramente”, asevera, “el encarecimiento de los insumos de importación”, puesto que el INRH “ha continuado trabajando en el proceso inversionista”.
El único aspecto que no fue del todo mal fue la reposición de equipos de bombeo, que “avanza según el cronograma”: de 1.366 planeados se han sustituido 1.282 equipos. Fuera de ahí, nada funciona como debería, aunque las autoridades insisten en expresarse en términos como: “el programa de recursos hidráulicos avanza, pese al continuo déficit de materiales que impone la situación del país”.
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La cantidad de hidrómetros también «está en retroceso», por falta de «garantías financieras»
La plantilla del sistema hidráulico, por ejemplo, es de unos 31.000 trabajadores, que suponen el 79% de los necesarios. La cantidad de hidrómetros también “está en retroceso”, por falta de “garantías financieras para asegurar la demanda anual instalada, equivalente a unas 200.000 unidades”.
Por otra parte, más de 664.000 habitantes de todo el país reciben el agua a través de carros cisterna, y el 80%, reconoce el Gobierno, tiene que esperar para ello 15 días o más. De acuerdo a la nota oficial, Santiago de Cuba, Granma, Holguín, Villa Clara, Mayabeque, Artemisa y Pinar del Río son las provincias con “los ciclos más largos”, o sea, donde más tarde vuelven a abastecer. La principal razón para esta carencia es, según los diputados, “el propio déficit energético”.
La limpieza del sistema tampoco se ha conseguido como lo habían planificado: “quedan pendientes más de 3.000 obstrucciones y 11.000 fosas”, según el informe.
Los problemas más recurrentes planteados por la población, dice el oficialismo, son “los salideros de agua, el saneamiento dentro y fuera de las viviendas, el estado crítico de las conductoras, la rotura de equipos de bombeo, la existencia de comunidades sin redes hidráulicas y el vertimiento de aguas albañales”. Además, “el metraje de agua no avanza al ritmo necesario, se aprecian afectaciones en la infraestructura vial producto de las intervenciones en la suspensión de salideros, no se gestionan adecuadamente las cuentas por cobrar, y los canales de comunicación con la población son aún insuficientes”.
Tras la exposición del rosario de dificultades, los diputados ofrecieron “recomendaciones” para mejorar el servicio, entre ellas, “la aprobación de un sistema de remuneración diferenciado, incrementar la gestión de nuevas fuentes de financiamiento y avanzar en el programa de inversiones previsto en conductoras, redes de abasto, saneamiento y metraje de agua al sector estatal, privado y residencial”.
La vice primera ministra Inés María Chapman, que no concretó ninguna medida más allá de afirmar la obviedad de que “las cuestiones relacionadas con el abasto de agua son un aspecto indispensable para Cuba”, refirió, sin dar detalles tampoco, que “para dar solución a estas problemáticas se comenzó a trabajar con créditos externos en las cabeceras provinciales”.
Lo expuesto ante el Parlamento cubano en la penúltima jornada del cuarto período ordinario de sesiones es un resumen de lo que la realidad ha ido arrojando durante todo el año. El agua ha sido, en efecto, uno de los mayores problemas de la población en los últimos meses, ante el que ni siquiera la prensa oficial ha podido taparse los ojos.
Hace poco más de una semana, Periódico 26 revelaba que 216 de los 517 consultorios médicos que hay en la provincia no tienen suministro, con el consecuente daño a la atención sanitaria. El paso de los huracanes Oscar y Rafael dejó también mermado el servicio en los territorios afectados (el primero en el oriente y el segundo en el occidente).
No parece que los problemas vayan a solucionarse pronto. Las autoridades solo tienen palabras que repiten una y otra vez: “En el 2025, a pesar de las limitaciones, estaremos dando la batalla en corregir las distorsiones para reimpulsar la economía”.
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