Javier Bátiz, “El Brujo” del rock mexicano murió, pero su huella en el rock persiste a través de seis décadas diferentes.
Julián Vásquez
Javier Bátiz hechizó al país con su música y forma de ver la vida. A más de seis décadas de su debut, sigue vigente en el corazón de al menos cinco generaciones de rockeros y rockeras mexicanas.
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“La vida es un sueño y morir es despertar. Para mí, Bátiz es una bendición de Dios, es un talento que me mandó para poder abrazar con mi música a la gente y para poder despertar muchos nuevos talentos, y para poder inquietar el alma, el Espíritu, para buscar nuevos caminos musicales”.
“El Brujo” del rock se fue, pero deja el primer movimiento auténtico de este género en el país
Nacido el 3 de junio de 1944 en Tijuana, Baja California, Bátiz creció rodeado de la vibrante “escena fronteriza“. Desde joven decidió que la guitarra sería su compañera de vida al escuchar a grandes del rock estadounidense como Chuck Berry y B.B. King.
“Y desde niño mi hermana mayor me dice que yo canto desde los 4 años; yo pienso que sí. Yo fui encaminado a ser cantante, a mi mamá le gustaba cantar y tocaba un poco de guitarra”.
“En la radio empezaron a tocar música de blues y la primera canción que oí de este género fue “Virally”, de T-Bone Walker, y encontré que lo que yo quería cantar ya no era Pedro Infante y Jorge Negrete, ya aquella cantar T-Bone Walker y después a Whiteboy James, Jimmy Reed, todo eso me entró a los 10 años de edad”.
En 1957, fundó Los TJ’s, una banda que revolucionó la música nacional al fusionar blues y rock & roll con un estilo único.
Su intento de unirse a Los Rebeldes del Rock
Ya para 1963, llegó a la Ciudad de México buscando nuevas oportunidades. Aunque intentó unirse a Los Rebeldes del Rock, su estilo influido por el blues no encajó con la banda.
Como solista, brilló en lugares emblemáticos como La Fusa y el Harlem e incluso, en 1969, hizo historia al protagonizar el primer concierto masivo al aire libre en México, frente a más de 18 mil personas en la Alameda Central.
Aunque sin duda, uno de sus más grandes arrepentimientos fue no haber tocado en Avándaro por un motivo un tanto insólito: el tráfico.
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“Mire estamos oyendo el Festival de Avándaro, y en cada grupo que pasa, cuando termina la gente grita ‘Batis Batis Batis’, lo están pidiendo”.
“Agarre el camión, suba los instrumentos a las limusinas y váyase”, entonces iba subiendo y vamos subiendo por las curvitas que hay en las en las montañitas esas para bajar al Valle de Bravo, y ya no pudimos subir porque estaba atascado de carros hasta donde llegamos nosotros. Nadie sabía se imaginaban, ni los mismos vatos que medio organizaron se imaginaban que iban a ir arriba de 350 mil personas”.
Pero más allá de sus logros como músico, Javier Bátiz también dejó una huella imborrable como mentor de otras leyendas como Alex Lora, Abraham Laboriel o Guillermo Briseño, pero uno de sus alumnos más destacados fue Carlos Santana, que se dejó guiar con “El Brujo” en sus primeros años de carrera.
“Cuando vi a Javier con una melena así de grande, unos caquis y la música, me pegó tan fuerte que dije yo “dios mío”. La guitarra eléctrica como la tocas Javier hasta hoy en día te pega el acorde. De él aprendí de T-Bone Walker, B.B. King, toda la gente que amamos, verdad, Little Richard, Ray Charles, y pues Javier fue el que me abrió la puerta a otro mundo, el mundo de la guitarra eléctrica”.
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⚫️ Murió a los 80 años de edad Javier Batiz, ‘El brujo’, destacado guitarrista y uno de los pioneros del rock mexicano.
¡Descanse en paz! pic.twitter.com/WIHPuvLLTw
— IMER Noticias (@IMER_Noticias) December 15, 2024
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