La Habana/La planta de extracción de gas natural en Puerto Escondido, Mayabeque, es –junto a las de Boca de Jaruco y Varadero– la joya de la corona de Energas, la empresa mixta que gestionan la canadiense Sherritt International y la estatal Unión Cuba Petróleo (Cupet). Esta alianza, sin embargo, no la salva del deterioro total del Sistema Electroenergético Nacional (SEN) y Puerto Escondido tuvo que suspender este fin de semana su labor para ejecutar “reparaciones inaplazables”.
El momento es crítico. Después del tercer apagón total en menos de dos meses, los cubanos dependen más que nunca del gas para cocinar, y suspender la producción traerá graves consecuencias para el consumo en la zona occidental del país. Según pudo comprobar este diario, varios barrios habaneros, entre ellos Luyanó, carecían o contaban con muy poco gas al mediodía de este sábado.
William Pitt, empresario exiliado a cuya familia Fidel Castro confiscó varias minas y propiedades en 1960, explica a 14ymedio que el anuncio de Energas es un síntoma de que ni siquiera las instalaciones más privilegiadas del sistema sobreviven, sin mantenimiento, a “casi 20 años de trabajo ininterrumpido”.
“Ni Sherritt ni Energas están dispuestos a revelar al público las condiciones exactas de sus plantas”- CHECALO -
“Ni Sherritt ni Energas están dispuestos a revelar al público las condiciones exactas de sus plantas”, advierte Pitt. El deterioro del SEN es un asunto de seguridad nacional y ha agriado los negocios de Cuba con el gigante canadiense, por la inestabilidad con la que ha tenido que trabajar en los últimos meses de crisis energética.
El silencio de ambas empresas enmascara cuestiones clave. Por ejemplo, la capacidad de almacenamiento de Puerto Escondido o siquiera si tiene capacidad para guardar gas. “Si no tienen almacenamiento, no podrán proveer gas a los consumidores entre este viernes y el domingo, o incluso más, si duraran más días las reparaciones anunciadas. Puede ocurrir que el gas natural no llegue a La Habana durante este fin de semana”.
Tampoco, añade Pitt, se conoce en qué estado se halla la tubería que lleva el gas a La Habana y que ha sido objeto de numerosas polémicas con los habitantes del poblado por el que pasa la instalación. Este diario reportó en detalle la discusión de los residentes de Puerto Escondido con las autoridades por el inaguantable “olor a huevos podridos” que –por cuestiones de seguridad, ya que el gas natural es inodoro y necesita un olor auxiliar para ser detectado– emanaba de los salideros.
Para el Gobierno, el gas natural que producen los pozos de Puerto Escondido es de vital importancia. Se trata de perforaciones verticales en las que se introduce una “camisa” –una tubería metálica– para que la perforación no se desmorone y tupa el pozo. Entre el anillo de hierro y la tierra queda un pequeño espacio que debe rellenarse con cemento. En el caso de Cuba, explica Pitt, por el alto contenido en azufre del petróleo de la Isla, el cemento utilizado debe ser especial (llamado Type II, con una resistencia excepcional a los sulfatos).
Sin cuidado y mantenimiento constantes, esta instalación podría sufrir daños. “La fuga de gas y petróleo hacia las zonas geológicas que atraviesa el pozo y la contaminación de esas zonas de las cuales muchas de ellas que contienen agua subterránea quedarían contaminada”, asegura el empresario.
En cuanto a la perforación horizontal de Energas –”muy anunciada y exageradamente admirada”, ironiza Pitt, aludiendo a la publicidad de Cupet–, corre los mismos peligros de las verticales. “No importa si viene de pozos verticales o si viene de pozos horizontales el petróleo que llega a las plantas diseñadas por Sherritt requiere que se ‘endulce’ su acidez para poder reducir el daño que, a través de los años, causan los altos contenidos de azufre a todos los elementos de la planta”.
Los elementos más afectados de la planta, valora Pitt, son las cajas que separan el gas del líquido, además de las calderas
Los elementos más afectados de la planta, valora Pitt, son las cajas que separan el gas del líquido, además de las calderas. “Pero, en realidad, todas las instalaciones deberían ser renovadas a menudo”, cosa que en Cuba no ha sucedido.
La situación es delicada para el Gobierno y le añade una preocupación energética más. Sin el correcto funcionamiento de Puerto Escondido, Boca de Jaruco y Varadero, el Ministerio de Turismo no podrá presumir –como hizo esta semana– de que el servicio energético es “continuo y estable” para los visitantes extranjeros.
Tampoco se podrá garantizar el suministro de gas natural en La Habana, a través de la tubería de alta presión. “Más de la mitad de la población de La Habana depende de ese gas para cocinar sus escasos alimentos. También dependen de él muchos hoteles, puntos turísticos, embajadas y sedes del oficialismo”. De lo contrario, añade, tendrán que suplir el consumo con las balitas de gas licuado de petróleo (GLP), cuyo suministro también ha sido intermitente, y depende de las importaciones y de la exigua producción nacional.
Las concesiones otorgadas a la empresa canadiense pertenecían, antes de 1959, a Alberto Díaz Masvidal
El régimen y Sherritt esconden, por último, un dato de carácter histórico sobre los pozos de Puerto Escondido. Las concesiones otorgadas a la empresa canadiense pertenecían, antes de 1959, a Alberto Díaz Masvidal. El magnate republicano intentó demandar a Sherritt por 3.000.000 dólares en 1996 amparado en la Ley Helms-Burton.
Sin embargo, el pleito no prosperó. En aquel momento, cuenta Pitt –cuya familia tenía amistad con Díaz Masvidal–, no estaba en vigor el artículo de la ley que ahora permite a los cubanos que sufrieron confiscaciones demandar al régimen. “Díaz Masvidal y los accionistas de otras compañías decidieron no gastar dinero en los abogados porque no había certeza en aquel momento de que pudieran invocar la ley”.
Díaz Masvidal murió exiliado en Miami en 2004.
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