La Habana/Los dos sismos del pasado 10 de octubre en Granma dejaron unos 8.170 inmuebles dañados. En Pilón, donde los temblores se sintieron con mayor fuerza las edificaciones afectadas son, en su mayoría, viviendas particulares en las que los “especialistas” enviados desde varias provincias en el país han encontrado “vulnerabilidades” que, alegan, tuvieron como consecuencia “130 derrumbes totales, más de 700 parciales y miles de daños en cubiertas, paredes y pisos” solo en ese municipio.
Un equipo de “arquitectos, proyectistas, técnicos y especialistas de la Vivienda y la Construcción, que junto a colegas de esos sectores de varias provincias del país, recorren, palmo a palmo, zonas afectadas”, ha dado con la causa de los derrumbes, explica Granma en un artículo publicado este miércoles.
“En la medida en que hemos ido visitando casa por casa, también detectamos un grupo de violaciones que atentaron contra la seguridad de las viviendas ante este tipo de fenómenos. Por ejemplo, en esos recorridos hemos encontrado muchas casas de mampostería que les faltaban los elementos de cierre entre la pared y las columnas, o no contaban con la cantidad de columnas que necesitaba la vivienda, lo que se tradujo en el desplome de algunas paredes o en el agrietamiento de las mismas”, asegura el arquitecto Javier Jorge Castro Cabrera.
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Aunque aclara que “no se puede minimizar la magnitud de los sismos, porque fueron eventos fuertes que inevitablemente iban a ocasionar daños”, el profesional sugiere que, de haberse construido de manera correcta las viviendas, las consecuencias hubiesen sido menores. Al arquitecto no le falta razón. El problema radica en que, a la hora de construir viviendas, la mayor parte se hace con “esfuerzo propio”, el nombre que utiliza el régimen para denominar los inmuebles edificados por sus propios dueños.
En la Isla, levantar una casa con “esfuerzo propio” se traduce en comprar materiales que muchas veces no están disponibles
En la Isla, levantar una casa con “esfuerzo propio” se traduce en comprar materiales que muchas veces no están disponibles o, si se encuentran, están usualmente adulterados. También implica contratar a albañiles y obreros por cuenta propia, sin garantías de poder reclamar por un trabajo mal ejecutado, y con la única asistencia esporádica del arquitecto de la comunidad. Ello sin contar que, muchas veces, entre el momento en el que se ponen los primeros bloques y cuando se termina la vivienda, puede haber años de diferencia, lo que implica que las partes más antiguas de la estructura han pasado mucho tiempo a la intemperie y pueden verse debilitadas.
Aun así, sin aludir a las dificultades para levantar una casa de forma particular, las autoridades insisten en señalar los defectos que “incrementaron el impacto negativo” de los sismos. Según la arquitecta Liana María Sosa Hernández, varias viviendas tenían paredes de bloques o ladrillos que no estaban correctamente anclados a la estructura de madera del inmueble. “Esos son dos materiales incompatibles, y las columnas tienen que hacerse para brindar seguridad”, explicó. Por la misma razón, muchos techos, especialmente de fibrocemento, terminaron desplomándose.
“El suelo en zonas sísmicas es también muy importante. Lo primero que se mueve es el suelo, y una de las afectaciones recurrentes que hemos encontrado es el levantamiento de pisos o hundimientos de estos, debido a que no se compactaron correctamente durante el proceso constructivo”, señala Sosa.
La arquitecta añade que, “en contraste”, muchos edificios “que se ejecutaron bien” siguen “intactos”. Sosa no libra de las irregularidades en la construcción ni siquiera al sector estatal: los que “no tuvieron una secuencia constructiva adecuada, porque se les realizaron modificaciones o se les añadieron niveles, también muestran afectaciones”.
“Debido a la magnitud de los sismos, se han registrado también daños en estructuras que fueron bien ejecutadas (aunque en menor medida), lo que demuestra la necesidad de edificar respetando las normas constructivas y de sismorresistencia”, acota Granma.
Ello no desestima la opinión de los profesionales, que se mostraron sorprendidos con el impacto de los sismos
Ello no desestima la opinión de los profesionales que, en última instancia, se mostraron sorprendidos con el impacto de los sismos. “Realmente fue muy impactante llegar a lugares de Pilón donde los terremotos tiraron al suelo casas completas, y en otras agrietaron paredes, levantaron pisos, hicieron saltar enchapes, o partieron columnas en dos, y todo en apenas unos segundos. Nunca había visto algo así”, refirió Castro Cabrera.
Aunque revelador en algunos aspectos, el artículo del medio oficial del Partido Comunista se enfoca especialmente en la “solidaridad” de los técnicos y especialistas que han llegado hasta el municipio para evaluar los daños. Su presencia, asevera “constituye para los pobladores afectados un significativo aliciente”.
“Nosotros hemos ido a evaluar, a diagnosticar y a calcular en función de que el Gobierno pueda tomar decisiones y utilizar los recursos más convenientes para la recuperación, pero al mismo tiempo les hemos brindado asesoramiento técnico a los moradores, explicándoles las condiciones que tienen sus viviendas, así como las posibles soluciones. Y eso las personas lo han agradecido”, continúa Castro, quien reconoce, no obstante, que “la gente aún tiene miedo, y está preocupada con las réplicas que se han seguido sintiendo”.
El arquitecto sostiene que “las personas quedan mucho más tranquilas después que se visita su vivienda y se les explica, por ejemplo, cómo asegurar su pared, porque hay algunas que están agrietadas pero no hay que tumbarlas, y se pueden aprovechar; al igual que cubiertas que fueron afectadas y se pueden desmontar y reutilizar empleando vigas metálicas (puzzling) de producción nacional”.
Si hasta el momento no se habían podido evaluar los daños es porque la provincia no contaba con el personal
Una percepción similar del temor de los residentes tuvo Sosa. “Nuestra presencia en esos lugares afectados ha ayudado a tranquilizar a las personas, porque hay quien ve las grietas en su casa y piensa que se le va a caer, y no necesariamente tiene que ser así”, dijo.
En cuanto a los damnificados, “se tienen identificados los repartos que están por debajo del nivel del mar, para su futura reubicación en zonas más seguras, en tanto se crean facilidades temporales para las personas que sufrieron derrumbes totales en sus viviendas, y se buscan alternativas en locales de entidades estatales, para adaptarlos y darles uso como vivienda”, refiere el medio.
No obstante, sobre las reconstrucciones de viviendas, las autoridades no prometen nada: “Tenemos previsto ir solucionando inicialmente las afectaciones menores, que llevan menos recursos, y las otras en dependencia de la entrada de estos”.
Si hasta el momento no se habían podido evaluar y cuantificar los daños de manera precisa es porque la provincia no contaba con el personal para hacerlo y debió esperar a que llegaran especialistas desde otros territorios, se justifica frente a Granma Dailín Pérez Castillo, subdirectora de la Vivienda. En una frase, la funcionaria resume, pese a los intentos de la prensa de minimizar la situación, el complejo escenario de daños tras los terremotos: “no dábamos abasto para cuantificarlos”.
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