En el marco de una desaceleración del crecimiento y baja confianza de los inversionistas, el Banco Central de China (PBOC) anunció la implementación de uno de los paquetes de medidas de estímulo más importantes desde el inicio de la pandemia de Covid en 2020. Al contrario de los países de Occidente, su objetivo principal es contrarrestar la deflación.
Tal como informó el gobernador del PBOC, Pan Gongsheng, la meta es llevar el crecimiento económico anual a un objetivo de alrededor del 5%. Para ello, anunció una reducción de las tasas de interés clave a corto plazo y reveló planes para disminuir los requisitos de reserva de los bancos al nivel más bajo desde 2018.
De esta forma, se recortan las tasas de interés en 50 puntos básicos. Este ajuste permitirá que los bancos tengan más capital disponible para prestar, liberando alrededor de 142.200 millones de dólares
Aunque no se ha especificado la fecha exacta de la implementación del recorte, Gongsheng aseguró que será pronto. Indicó que podría haber otro recorte adicional de entre 0,25 y 0,5 puntos básicos antes de finalizar este año, dependiendo de la liquidez del mercado y situación económica.
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El Banco Popular de China también garantizará que las instituciones comerciales reduzcan los tipos de interés de las hipotecas existentes en una media de 0,5 puntos porcentuales, con el objetivo de aliviar la presión sobre las familias.
La tasa mínima de pago inicial para los compradores de segundas viviendas en todo el país también se reducirá al 15%, frente al 25% actual.
Todo este paquete económico se aplica como vía para revitalizar la economía china, ofreciendo más liquidez y alentando el crecimiento. La idea es recuperar la senda del crecimiento económico, afectada por una desaceleración en el sector inmobiliario y una baja confianza del consumidor. Una situación ante la cual muchos economistas venían pidiendo más estímulos, especialmente a nivel fiscal.
China busca así frenar la desaceleración de su economía, una tendencia que ha sido constante desde 2022, tras haber anunciado una recuperación luego de la crisis por la pandemia de Covid.
Son dos años seguidos en los que ha estado bajando la tasa de inflación de la segunda mayor economía mundial, derrumbando sus precios industriales y disminuyendo las ventas minoristas. Lo que encendió las alarmas por los riesgos que derivan de estas presiones deflacionistas, tanto a nivel nacional como internacional.
En ese sentido, aunque la deflación puede parecer positiva -por su contraste con las alzas de precio que se generan con la inflación- se trata de un fenómeno dañino para una economía, al generar una reducción del gasto y la inversión. Generalmente, se traduce en poco crecimiento económico y menos beneficios para las empresas, causando bajos sueldos, desempleo, y dificultades para que la gente haga frente a sus deudas.
Crecen los miedos ante una crisis global
Algunos analistas notaron la ausencia de políticas dirigidas a apoyar la actividad económica real y cuestionaron las posibilidades de avance de la economía china con las inyecciones de liquidez del banco central, dada la demanda de crédito extremadamente débil de las empresas y los consumidores.
«El paquete por sí solo, puede que no sea suficiente», declaró a Reuters el analista de Capital Economics, Julian Evans-Pritchard, quien cree que podría necesitarse más estímulo fiscal para que el crecimiento apunte hacia el objetivo oficial de aproximadamente el 5%.
De este modo, parece evidente que la situación de China es tan delicada como la que enfrenta Estados Unidos. Aunque el recorte de tasas anunciado la semana pasada podría interpretarse como un signo positivo, persisten los temores de una recesión y el regreso de la inflación.
Se teme así que la «mediocre» situación interna del gigante asiático perturbe las economías de otros países, también afectadas por problemas de crecimiento. Tal como explican analistas del Washington Post, las baratas exportaciones chinas siguen subcotizando los productores locales, reduciendo artificialmente los precios en otros lugares (exportación de la deflación).
«La preocupación para Estados Unidos es que una demanda interna china más débil signifique más exportaciones chinas al resto del mundo», afirman algunos economistas, preocupados por las consecuencias de la estrategia trazada por los chinos, impulsada por un auge de las exportaciones como camino ante su declive interno. Esto, incluso cuando la escalada de las tensiones comerciales con Estados Unidos y Europa socava su capacidad para vender en el extranjero algunos de sus productos más valiosos.
Es una situación crítica que se suma a las debilidades ya presentes en otros países. Tal como ha informado CriptoNoticias, los riesgos de una desaceleración económica mundial también aumentan a medida que las políticas monetarias que se aplican afectan el desempeño de las monedas fíat, los inversionistas se vuelven cada vez más cautelosos y los mercados caen por miedo a la contracción.
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