La Habana/En un cara a cara con las autoridades de Villa Clara, los pescadores “no estatales” de Caibarién –el municipio que mira a la Cayería Norte y por el que pasan multitud de turistas– han planteado una serie de quejas sobre su precariedad laboral. La conclusión del encuentro no fue optimista: no hubo modo de “alinear criterios”. Del lado del Estado, la prensa oficial acusa al gremio de “falta de comprensión”.
El punto más discutido de la sesión fue la ley que regula las “tallas mínimas”, es decir, el tamaño reglamentario de los peces que les permiten pescar a los privados. Bajo el argumento de la captura controlada y la preservación del ecosistema, el Gobierno exige que no se pesquen “los ejemplares de mayor talla, que son los potenciales reproductores”. Los pescadores, sin embargo, alegan que esta restricción no se aplica a los estatales, que sí pueden pescar animales grandes.
Tampoco hubo acuerdos satisfactorios para resolver la falta de insumos para las embarcaciones –baterías, instrumentos, piezas de repuesto y combustible– y para la conservación del pescado, que sufre por la falta de hielo en el municipio.
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En el intercambio –el primero de varios, según la prensa oficial– la única propuesta de las autoridades fue llamar a los privados a “mantenerse informados sobre las normas legales” y buscar, por su cuenta, “alternativas que permitan aportar más al programa de soberanía alimentaria”.
Multados por aventurarse a pescar en aguas cercanas al pedraplén –y, por tanto, al corredor turístico–, los pescadores de Caibarién han sido tildados de “ilegales” en varias ocasiones por la prensa oficial.
Multados por aventurarse a pescar en aguas cercanas al pedraplén, los pescadores de Caibarién han sido tildados de “ilegales”
Sin embargo, el Gobierno les ha pedido en reiteradas ocasiones aumentar la producción en una de las zonas pesqueras por excelencia en la Isla. En una visita a Caibarién el pasado diciembre, el viceprimer ministro Jorge Luis Tapia dijo entonces que esperaba “mejores resultados” para 2024 y señaló que en la pesca había que “avanzar más”.
La baja producción no es exclusiva de Villa Clara. En Las Tunas, la industria pesquera tiene una deuda de 501 toneladas de pescado en lo que va de 2024. Los principales problemas son, según la prensa local, la falta de combustible y los constantes apagones, que han obligado a sus sucursales municipales a salar el pescado para poder conservarlo o cocinarlo con leña.
En mayo pasado se reportó que, de los 23 barcos que componen la flota de pesca en esa provincia, actualmente solo funcionan ocho, por no contar con las suficientes piezas de repuesto para echar a andar motores y baterías.
Para el segundo semestre del año, las noticias tampoco son alentadoras, especialmente en la provincia de Sancti Spíritus. Según reportó este diario el pasado 11 de julio, la sequía en la presa Zaza, la mayor del país, ha forzado a los pescadores a hacer capturas masivas que repercutirán, tarde o temprano, en la producción de la industria pesquera.
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