Leonardo Páez
Periódico La Jornada
Lunes 5 de agosto de 2024, p. a37
Se pidió un minuto de aplausos en memoria del Niño sabio de Camas, Francisco Paco Camino, recientemente fallecido, pero la amnésica autoridad se olvidó de solicitar otro minuto de aplausos por el diestro lagunero Valente Arellano, en el 40 aniversario de su trágica muerte, el 5 de agosto de 1984. ¿Quién? El novillero mexicano más apasionante del último cuarto del siglo pasado, dominador cabal de los tres tercios, con una personalidad de lujo y una entrega para dar y prestar. Seguro era comprometer a la desabrida terna que iba a actuar.
- CHECALO -
Salvo el triunfo inobjetable del hidrocálido César Ruiz en la novillada inaugural, cero y van cuatro tardes en las que buena parte del ganado es afanosamente desaprovechado por los muchachos que la empresa tuvo a bien incluir en los primeros nueve festejos del serial. ¿Amiguismo, compromisos, presiones inconfesables, antojo, decisiones con brújula pero sin imán?
A saber, pero el hecho es que ya suman 24 reses lidiadas y buen número de éstas se han ido al destazadero con las orejas puestas, aunque las trajesen prendidas con alfileres. Es la maldición del dios Tauro ante aquella ufana declaración de que yo no hago toreros, contrato figuras
, de preferencia importadas. ¿Era muy difícil anunciar carteles con dos espadas y un tercer puesto para el triunfador de la novillada anterior? El empresario taurino más exitoso de España, Pedro Balañá, en la Monumental de Barcelona aseguraba llenos con la fórmula del que triunfaba, repetía al domingo siguiente.
Hoy, así están las cosas y al que no le guste, que no vaya, por lo que los tendidos de la Plaza México se ven cada tarde más vacíos.
En la cuarta novillada de la temporada hicieron el paseíllo tres jóvenes que ya no lo son tanto, pues rondan los 24 años de edad –José Gómez Ortega, Gallito, era primera figura de España cuando falleció a los 25–: el español Carlos Domínguez, de Badajoz, ya con cinco años en novilladas con picadores, al igual que el capitalino Efrén Cabrera, con estancia en la Península recibiendo lecciones del mismísimo Julián López El Juli.
Completó el cartel César Fernández El Quitos, nacido en Nimes, Francia, e hijo del matador mexicano del mismo apodo. Inició su preparación en escuelas taurinas de Sevilla y Salamanca, y lleva dos años y medio de actuar en festejos con picadores. Apenas en abril pasado indultó a un novillo de Las Huertas en la plaza de San Marcos, en Aguascalientes. Ayer, a ninguno de los tres le lució su trayectoria.
Se lidió –es un decir– un encierro de la ganadería tlaxcalteca de Atlanga, más o menos parejo de presentación, pobre de cabeza, con dos ensabanados o de pelaje casi totalmente blanco y un cierraplaza berrendo en negro, aparejado y botinero. Se ordenó arrastre lento a los despojos de los corridos en cuarto y sexto lugares. Otros dos también merecían mejor suerte.
Domínguez anduvo en maistrito con su primero, de clara embestida, al que en vez de templar dejó pasar. Luego de dos pinchazos y dos avisos, escuchó sonora silbatina. Con su segundo, al que Daniel Morales picó muy bien, llegó a la muleta claro y con recorrido, soportó pases sin templar, y escuchó otro aviso.
Cabrera topó primero con un deslucido de corta embestida al que mató mal. Con su segundo se plantó de rodillas en los medios y aguantó la embestida para ejecutar una limpia larga cambiada. Luego, dudas que acabaron aburriendo al novillo y al público. Más pinchazos.
Y El Quitos, sin estar tan mal como sus alternantes, por momentos mostró sello y temple, aunque con la misma tendencia a dar tres muletazos y rematar. También escuchó un aviso en cada toro.
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