A lo largo de siete temporadas, Elite se ha convertido en la versión en español de los grandes dramas adolescentes estadounidenses. Mucho más cuando, cuando los creadores Darío Madrona y Carlos Montero, le brindaron una personalidad cada vez más retorcida al argumento. El resultado fue que para su primera y segunda entrega, la trama se volvió un fenómeno imparable. Tanto la una como la otra, que llegaron pantalla pequeña entre 2018 y 2019, se volvieron parte de las producciones más vistas de Netflix.
Además, en un buen ejemplo de cómo adaptar premisas internacionales, para un público distinto y hacerlo bien. Elite, que contaba la historia de tres chicos de la clase obrera que entraban en un instituto lleno de jóvenes privilegiados, cautivó. No solo por su aire desenfadado y audaz. También, por explorar en sus personajes desde un punto de vista elegante y divertido, que se convirtió en el sello reconocible del programa. A medida que la serie avanzó — y sus conflictos se hicieron más extravagantes y extraños — fue esa cualidad de misterio sofisticado lo que se mantuvo. Y de hecho, para sus últimas entregas, era lo único que conservaba de sus exitosos primeros capítulos.
Pero su octava y última temporada, recupera parte de su encanto inicial. Y de hecho, es la más sólida hasta ahora luego de largos años de fallar en lograr volver a sus mejores momentos. Por ese motivo, te damos tres razones para ver la última temporada de Elite, incluso si la abandonaste antes o te perdiste la pista del argumento. Del regreso de un querido personaje a una escena final que quedará como parte del exitoso mito de la serie. Nada falta en este recorrido por un universo que cierra su historia con dignidad, luego de varios desatinos.
El regreso de un querido personaje
Nadia Shanaa (Mina El Hammani), fue uno de los personajes preferidos de Elite desde sus primeros capítulos. La estudiante becada de Las Encinas, atravesó todo tipo de situaciones complejas, que a menudo la enfrentaron entre su identidad, personalidad y religión. El resultado fue un personaje complejo que creció poco a poco hasta convertirse en uno de los favoritos del público.
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Para la temporada cuatro, Nadia se convirtió en una figura invitada en Elite. Por lo que el anuncio que volvería para la octava, causó sorpresa. Y aunque su presencia es más anecdótica que cualquier otra cosa, es también un cierre apropiado para una de las protagonistas más queridas de la trama.
En la última entrega de Elite, Nadia regresa brevemente a Madrid desde Nueva York, ciudad en la que se encuentra luego de recibir una beca. Ahora, es una pasante de la ONU y vuelve a la trama para apoyar a su hermano Omar (Omar Ayuso) en las complicadas situaciones que atraviesa en la entrega. Por lo que pesar de ser un breve guiño, Nadia culmina su larga travesía en Las Encinas, como la mujer fuerte que siempre soñó ser.
Y dos nuevas figuras misteriosas
Para la octava temporada, la desconocida figura de una asociación de antiguos alumnos de Las Encinas, tomó un lugar preponderante en la trama. No solo porque profundizó en viejos y antiguos personajes de Elite de una forma divertida y curiosa. A la vez, por permitir la llegada de dos personajes interesantes que dieron mayor cuerpo y sustancia a la temporada final de la producción.
Se trata de Emilia Krawietz (Ane Rot) y Héctor Krawietz (Nuno Gallego), los hermanos que encabezan la misteriosa fundación. Por lo que, a pesar de tener una breve aparición en el argumento, permiten profundizar en varios puntos. Por un lado, lo que sea que haya ocurrido con varios de los personajes más conocidos de Elite.
Por otro lado, qué ocurre con los estudiantes de Las Encinas, una vez que acaban su educación. Pero claro, a la manera de la serie, que convierte a la organización en una especie de extraña visión sobre el poder y la influencia. Un punto extra para una temporada singular y bien escrita, en la que los hermanos tuvieron un lugar preponderante.
Un gran final para ‘Elite’
Lo más divertido de la temporada ocho de Elite, es su capacidad para resumir lo mejor de la fórmula de la producción. Desde escándalos, situaciones inverosímiles, pero que tienen su propio peso en la trama, hasta la escena final más inesperada. Lo cierto es que la producción cierra con buen pulso su argumento. Pero también, deja claro que el fenómeno que fue, todavía tiene la fuerza para sostener el último giro apasionante de la trama.
Si fuiste fanático o todavía lo eres, la última entrega de Elite es para ti. No solo demuestra que la serie supo recuperar su brillo, sino que deja para la historia una secuencia que se debatirá entre los amantes de los personajes por año. Quizás, su mejor herencia a futuro.
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