Madrid/Los embalses de Pinar del Río tienen agua abundante, con un 68% de llenado, según contó, feliz, Rolando González García, director general de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico hace apenas un mes. Sin embargo, a pocos metros del hospital León Cuervo Rubio, en plena capital provincial, vecinos como Maray García se ven obligados a pagar de 3.000 a 5.000 pesos para recibirla en camiones cisterna. “Es algo insostenible, y ni siquiera entendemos por qué sucede”, ha contado al diario oficial Granma.
El periódico del Partido Comunista de Cuba repasa la situación del abastecimiento en la provincia, que deja un panorama desolador, ya que se han invertido millones de pesos en diferentes obras que parecen más bien tirados a la basura, por lo ínfimo del resultado. En el propio barrio de Maray García el agua ha entrado una sola vez en 40 días por la red de suministro, a pesar de que la tubería de 800 milímetros que la abastece se construyó hace solo 10 años y recibió, en 2022, nuevos equipos de bombeo.
El huracán Ian dañó la infraestructura, pero las reparaciones realizadas posteriormente no han servido de nada. Se sustituyeron más de dos kilómetros de tuberías, pero los ciclos siguen aumentando y la presión ha bajado tanto que el agua no llega.
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La nota da cuenta de una serie de reparaciones que brillan por la ausencia de su impacto. Entre ellas está la toma flotante de la presa Guamá, cuya inversión ascendió a un millón de pesos y que tenía como objetivo abastecer a más de 17.000 personas con una calidad de agua mejorada, ya que se iba a bombear desde el embalse a una planta potabilizadora, para ir después a la red general. El resultado no puede ser peor, ya que tiene “un defecto de fabricación” que impide su utilización.
El resultado no puede ser peor, ya que tiene “un defecto de fabricación” que impide su utilización
Otro de los proyectos frustrados ha sido el de la nueva tubería que debía mejorar el abastecimiento en Consolación del Sur, aunque el problema en este caso se atribuye a la población, que se ha conectado de manera directa a la conductora –algunos, indica Robert Hechavarría, director general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado, con acometidas de más de una pulgada. La imprudencia ha provocado que los extremos de la red sigan sin recibir el agua.
Otra de las inversiones sin resultados está en el consejo popular Celso Maragoto y parte de Jagüey Cuyují, donde residen 10.000 personas pendientes de un arreglo para el que han llegado diez equipos para los sistemas de rebombeo con el fin de que mejore el servicio.
Ya en 2022, después de que las autoridades constataran que Pinar del Río tenía una de las peores situaciones de abastecimiento de la Isla, se habían traído diez equipos de bombeo que tenían que haber supuesto una mejoría, pero no sucedió así.
Granma afirma que algunos vecinos sí se han beneficiado de “mejoras incuestionables”, entre ellos los de Viñales –gracias a la instalación de una estación de bombeo flotante en la presa de El Salto– y Minas de Matahambre, que tenían agua ni más ni menos que cada 50 días hasta que se dotó al municipio con una nueva conductora que “ha permitido reducir los ciclos”. No indica el medio oficialista cada cuántos días recibe ahora agua la población, ya que es difícil empeorar esa cuenta.
“Sin embargo, también hay lugares en los cuales la población no percibe ningún cambio”, espeta Granma, que cita a varios vecinos para justificar la lapidaria frase. “Aquí seguimos pasando trabajo. El servicio no ha mejorado”, contó una residente en el reparto La Flora.
“El agua en esta zona se recibía un día sí y un día no, y luego se fue alargando a dos, a tres, a diez, y en estos momentos está entre 15 y 20 días. Con esos arreglos que se hicieron después del ciclón, estamos peor que antes”, atestigua otro, del reparto Carlos Manuel de Céspedes.
“El agua en esta zona se recibía un día sí y un día no, y luego se fue alargando a dos, a tres, a diez, y en estos momentos está entre 15 y 20 días»
Uno más, residente –irónicamente– en la calle Acueducto Final, afirma lastimoso: “Dicen que eso es para tirarle agua al reparto viejo. Cuando pusieron la tubería, pensamos que íbamos a mejorar, pero al ver que empezaron a tapar sin habernos conectado, se nos cayeron los ánimos”.
Testimonios de este tipo han llevado a la vice primera ministra Inés María Chapman a reconocer que en Pinar del Río “se han hecho muchas cosas, pero las personas no ven el impacto”. El reportaje de Granma, no obstante, no deja claras las razones para tan frustrantes resultados y aduce, de manera genérica, “errores humanos y falta de rigor”.
“Motores que se queman al poco tiempo de haberse instalado, salideros en redes nuevas e irregularidades en la operación de las válvulas han sido males recurrentes que limitan el alcance de inversiones y rehabilitaciones, y provocan que muchos pinareños hoy sientan que no hay correspondencia entre los recursos que se han destinado para aliviar el problema del agua, y el efecto logrado”, continúa el medio, que apenas aporta la habitual solución voluntarista: organizar y planificar.
A mediados de este año, Cubadebate publicó un extenso reportaje con datos sobre el sistema de abastecimiento de agua en Cuba, que dejaba clara la lamentable situación. Apenas el 48% de la población tiene agua a diario en condiciones de calidad, disponibilidad y accesibilidad, un total de 5,4 millones de personas, sobre el total teórico de la población.
Además, 535.876 personas, el 6,1% de la población, no tienen servicio de abastecimiento en casa; y 475.404 tienen agua en camiones cisterna períodos superiores a los 15 días.
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