Lo primero que sorprende en Superdetective en Hollywood: Axel F. es su ritmo, muy parecido a cualquiera de las otras películas de la saga a la que proviene. Lo cual es extraño, siendo que la película de Netflix se estrena exactamente treinta después años de la primera. Pero la producción parece ignorar ese pequeño detalle y opta por copiar un estilo que ya era un poco anticuado hace tres décadas. Esto es: un comienzo lleno de acción para, con trabajo, entrar en el conflicto de la trama.
Durante sus primeros minutos, el director Mark Molloy, se dedica a explotar lo que hizo a la franquicia conocida en primer lugar. A saber: el encanto bonachón y sarcástico de Axel Foley, de nuevo interpretado por Eddie Murphy. De hecho, el actor, tiene la sutileza para imprimir a esta nueva versión de su conocido personaje una capa de bonachonería amable. Ahora, en Detroit, disfruta de una vida divertida, como policía en apariencia modelo y muy lejos de su otro yo californiano.
Pero el guion de Will Beall, Tom Gormican y Kevin Etten no saca provecho a la idea que su protagonista, tiene más de treinta años en activo. De hecho, si algo se echa de menos en esta cinta, con un ritmo disparejo y que, muy pronto, parece en exceso lento para sus diálogos burlones, es lo poco que tiene en cuenta de dónde proviene. De hecho, esta secuela tardía parece más un reencuentro de amigos — que lo es, en cierta manera, — que una historia sólida.
Superdetective en Hollywood: Axel F.
Superdetective en Hollywood: Axel F. intenta – pero no puede – revitalizar la saga de los años ochenta de la que proviene. Por lo que se limita a una repetir una fórmula anticuada, que solo resulta interesante cuando Eddie Murphy muestra su talento humorístico. Pero ni eso es suficiente, para una película del montón que acaba por ser aburrida y tediosa.
- CHECALO -
La nostalgia no basta en
‘Superdetective en Hollywood: Axel Axel F.’
Por lo que las espectaculares explosiones del primer tramo, tiene algo de relleno: es muy poco lo que aportan al argumento. Eso, más allá de la premisa que se extenderá al resto de la trama. A saber: que Alex Foley está de vuelta y con una nueva misión. También con toda su energía contagiosa, juegos de palabras y audacia cuando se necesite. Pero la trama tiene dificultades para plantear algo además de eso. Lo único realmente novedoso es que el muchacho de la primera película es ahora un padre. Y que, por supuesto, eso será el motivo de su regreso a la dorada Beverly Hills.
Para la ocasión, la película no se va por las ramas ni tampoco disimula que es una secuela tardía de un producto mayor. Por lo que el regreso de Foley a California pasa por las acostumbradas tomas a tiendas, playas y mujeres en bikini. Después de eso, al grano: hay un grupo de detectives corruptos que amenazan no solo la vida de su Jane (Taylour Paige) y poco después, la del propio detective. Pero el argumento es tan socorrido y predecible, que la cinta tiene verdaderas dificultades para aportar algo a lo que parece una serie de secuencias en fórmula. Murphy se esfuerza — y de hecho, es lo mejor de la película, para sorpresa de nadie — y logra que su personaje brille en medio de las disparatadas conversaciones y persecuciones.
Pero no es suficiente y no lo es, porque la película parece una producción filmada a la carrera, sin mayor respeto por lo que hacía a las originales interesantes. En realidad, la cinta va de un lado a otro, sin tener mucho que aportar ni a la saga o a la misma historia que cuenta. Hay sugerencias — y algunas realmente graciosas — sobre la edad de Foley (Murphy tiene 63 años), pero esos destellos de ingenio se quedan cortos.
También resulta muy interesante la forma en que la cinta plantea la relación entre el policía y su hija; aun así, el guion de nuevo pierde la oportunidad de explorar en un giro de interés. En vez de eso, pasa a la siguiente explosión, helicóptero estrellado, un quintanieves volcado o vehículo que explota, con sorprendente y decepcionante rapidez.
Una banda sonora divertida, chistes entre amigos y nada más
Si algo distingue a Superdetective en Hollywood: Axel F., es que toma los puntos en común que la unen con la saga y los explota hasta el exceso. Por lo que dedica mucho tiempo en incluir todo tipo de canciones para que Foley las cante, o le acompañen en entradas triunfales.
También, hay bromas rápidas al estilo de las primeras películas de Superdetective en Hollywood — una especialmente hilarante se burla de manera cariñosa de Wesley Snipes — y mucha sátira sobre los privilegios. A la vez, claro que un tiroteo hiperrealista que es, casi, la mejor parte de la cinta. Pero todo, son piezas sueltas, sin mayor gracia o que, separadas por secuencias de ritmo extraño, no llevan a ningún sitio. Por supuesto, la nostalgia es el elemento preponderante.
Recordar los buenos tiempos junto con William “Bill” Rosewood (Judge Reinhold), ahora detective privado, o Taggart (John Ashton), su compañero y que regresa del retiro por una razón ridícula. Para sus últimos minutos, la cinta dejó algo claro. A pesar de sus intentos, es una mala copia de una fórmula exitosa. Lo que más se lamenta de este extraño híbrido entre acción y deseos de rememorar una época dorada que no funciona de ninguna forma.
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