A sus 83 años, el director Víctor Erice vive con un gran sentimiento de pérdida y ligera frustración de no haber cubierto su deuda con el cine.
Gracias al séptimo arte, el cineasta español pudo desarrollarse a lo largo de su vida, tanto en cortometrajes como en los cuatro largometrajes que realizó desde 1973. El director ha recibido tantas bendiciones del cine que se siente insatisfecho de lo poco que le ha regresado a este sector.
“Nunca cumpliré ese adeudo, pero tengo un sentimiento de pérdida, de no haber podido devolver al cine lo mucho que me ha dado, cargo con esa deuda y yo pienso que no la he podido saldar. Tengo esa sensación de pérdida, de no haber hecho más películas, lo he intentado no sé si las hubiera hecho, pero no he podido devolver lo mucho que me ha dado el cine y me sigue dando“, aseguró Erice en su primera charla en Latinoamérica, como parte de las actividades de la edición número 14 del Festival Internacional de Cine UNAM.
Durante su conversatorio, mismo que llevó por título “El futuro de lo perdido”, el director originario de Carranza, España, también abordó la importancia del cine dentro de la cultura de un país y la posibilidad de que éste pueda ser considerado dentro de la educación básica.
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“Estamos en una época en el que el arte ha sido expulsado de la educación pública. El arte está en el origen de cualquier cultura, es la raíz primordial, hay que hablar del arte con cautela. Se necesita que la cultura cinematográfica se difunda desde la escuela primaria para crear una conexión”, expresó.
Además de hacer un breve recorrido por momentos importantes sobre sus cuatro películas “El espíritu de la colmena” (1973), “El sur” (1983), “El sol del membrillo” (1992) y “Cerrar los ojos” (2023), Erice también abordó comparativos entre el cine y la literatura, por ejemplo, en el que uno describe a detalle lo que otro puede reflejar de manera instantánea.
“El cine hace sus cuentas con la realidad, a diferencia del lenguaje literario que es una distracción, éste maneja más las palabras, pero con una cámara ahí adelante da cuenta de cómo es la realidad, aunque tenga la capacidad de llegar a la abstracción en su construcción.
“El cine lo que introduce es la duración, el tiempo, esto se convierte en un fantasma de la realidad. El cine convierte la realidad en un fantasma, mientras que en un relato literario esos fantasmas son evocados, de ahí la grandeza del cine ya que éste trae a la vida esos fantasmas evocados por la literatura”, dijo Erice.
Por otro lado, algo que le causa extrañeza es la noticia de que, luego de 30 años, el director volvió a grabar un largometraje. Aunque es verdad, el cineasta recalcó que, durante ese tiempo se la vivió trabajando, solo que en proyectos que posiblemente no llegaron a México.
“Le doy tanta importancia a los cortos tanto como a los largometrajes; escriben: ‘después de 30 años…’, ¡no!, yo he estado trabajando, he hecho cortos, he tratado de poner lo mejor de mí mismo, he rodado películas colectivas, en colaboraciones, he trabajado en Portugal, en diferentes proyectos que parece que no entran a ser reseñables por la crítica audiovisual, algunos tampoco han tenido tanta distribución” sostuvo.
En su primera visita a México, Erice fue galardonado con la Medalla Filmoteca UNAM, como reconocimiento al legado cinematográfico que ha dejado.
FIC UNAM estará disponible hasta el 20 de junio.
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