Buenos Aires/Cuando aún no ha cumplido seis meses como presidente de Argentina, Javier Milei ha decidido cambiar una pieza clave de su Ejecutivo en busca de obtener mejores resultados en una complicada arena política, que hasta ahora le es adversa para sacar adelante sus ambiciosas reformas. Nicolás Posse, de antigua relación con Milei y uno de los armadores del proyecto político libertario que desembarcó en la Casa Rosada en diciembre pasado, fue desplazado del estratégico cargo de jefe de Gabinete que desempeñaba desde el inicio del Gobierno.
Su reemplazo es Guillermo Francos, hasta ahora ministro del Interior, también un puesto relevante, en particular en el diálogo con las provincias, ninguna de ellas gobernada por la formación oficialista La Libertad Avanza. De bajísimo perfil público, Posse dejó la jefatura de Gabinete en la noche del lunes debido a «la diferencia de criterios y expectativas en la marcha del Gobierno y las tareas encomendadas», según se encargó de comunicar el propio Ejecutivo.
Su salida se da tras el fracaso del Gobierno en su anunciado intento de firmar el 25 de mayo un «pacto» con los gobernadores de provincias sobre una decena de principios políticos y económicos, lo que finalmente no se concretó porque esa rúbrica estaba supeditada a la aprobación de la denominada «ley bases» en el Parlamento, donde el oficialismo es minoritario.
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El reemplazo es Guillermo Francos, hasta ahora ministro del Interior, también un puesto relevante
«Este tipo de cambios son señal de cierto indicio de debilidad del Gobierno al momento de conseguir acuerdos e imponer políticas públicas», dice a EFE Esteban Regueira, analista político de la consultora Clivajes, para quien Francos fue elegido por su «mayor capacidad de negociación y habilidad para convocar a acuerdos». El proyecto de ley de ambiciosas reformas, fundamentalmente económicas, que impulsa Milei navega las tumultuosas aguas parlamentarias desde finales de diciembre.
La negativa de los diversos sectores opositores a convalidar aspectos polémicos de la iniciativa, como la cesión de facultades extraordinarias a Milei, ha obligado al oficialismo a eliminar cientos de artículos y, ni aun así, logra de momento el consenso necesario como para no exponer al proyecto a un fracaso definitivo. Francos ha tenido, y seguirá teniendo, un rol fundamental en el diálogo con la oposición y los gobernadores para intentar sacar adelante esta iniciativa.
De hecho, su primer movimiento tras ser confirmado como jefe de Gabinete fue acudir este martes al Senado para renovar el diálogo con opositores en búsqueda de un aval que permita debatir cuanto antes la «ley bases» en el pleno. «Este cambio habla de la necesidad imperiosa de lograr un margen de maniobra un poco más amplio por parte de la gestión política del Gobierno, pero con mucha incertidumbre porque Francos, como ministro del Interior, ha sido desautorizado innumerables veces por el propio Milei en ocasión de los preacuerdos legislativos», explica a EFE el analista político Gustavo Córdoba, director de la consultora Zuban Córdoba y Asociados.
El Gobierno ha resaltado que Francos «aportará su profesionalismo, experiencia y capacidad política» al cargo, «siendo reconocido por todas las fuerzas políticas por su capacidad de gestión y consenso». En un hecho inédito, ya no habrá Ministerio del Interior, pues las funciones de esa cartera las absorberá la Jefatura de Gabinete.
En un hecho inédito, ya no habrá Ministerio del Interior, pues las funciones de esa cartera las absorberá la Jefatura de Gabinete
Así que Francos conservará su rol de «armador político», mientras desempeña las funciones constitucionales del jefe de Gabinete, entre ellas, coordinar a los ministros, ejercer la administración general del país y ejecutar el Presupuesto. En una señal de «unidad» tras la salida de Posse, Francos y parte de sus compañeros en el Gabinete se fotografiaron este martes en un café capitalino.
Menos amena es la «foto» del panorama político y social que se viene configurando en Argentina al calor del severo ajuste emprendido por Milei para recobrar el equilibrio fiscal, con drásticos recortes del gasto público con impacto directo en la maltrecha economía argentina. Si bien es el ministro de Economía, Luis Caputo, quien decide dónde y cuándo ajustar, será Francos el responsable institucional de ejecutar las partidas presupuestarias, un trago amargo que supone al Gobierno no pocas disputas, incluso legales, con las provincias y crecientes conflictos sindicales en los sectores más afectados por el plan de ajuste de shock de Milei.
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