Holguín/La crisis está golpeando con dureza la alimentación en los círculos infantiles de la ciudad de Holguín. El almuerzo destinado a los niños lleva más de dos semanas en que no incluye ninguna proteína, solo se compone de arroz y chícharos, mientras que la merienda se reduce a un vaso de agua y un trozo de pan, denuncian varios padres a 14ymedio.
«Pensamos que era algo de un día o dos, pero las trabajadoras nos dicen que no hay pronóstico de mejoría, que no tienen prácticamente abastecimiento de comida», explica Daymara, madre de una niña que asiste al círculo infantil Pequeño Volodia. «Todos los días tenemos que mandarla con un pozuelo con una salchicha, un huevo hervido o algo más para que le agregue al almuerzo».
Los infantes, que pasan en el círculo infantil alrededor de ocho horas cada día, de lunes a viernes, deben tener acceso durante ese tiempo a un almuerzo balanceado y una merienda. Sin embargo, la crisis ha ido restando variedad y calidad al menú que reciben. «El arroz es de muy mala calidad, los chícharos no saben a nada porque casi no tienen condimentos y el pan de la merienda lo mismo se desmorona que no hay quien se lo coma por lo duro que está», resume la mujer.
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Una reciente investigación publicada por el Food Monitor Program, un observatorio independiente que investiga la soberanía, la seguridad y el derecho alimentario en Cuba, ya advertía del problema. Tras entrevistar a estudiantes y familiares en cuatro provincias de la Isla, entre enero y marzo de 2023, la entidad apuntó que «la falta de reserva de alimentos en los almacenes estatales de la Isla ocasionó la escasez de proteínas en las raciones que se entregaron como almuerzo, mientras que ensaladas y frutas estuvieron totalmente ausentes»:
«No sé lo que voy a hacer porque yo no tengo dinero para pagar un círculo infantil privado»
«El otro día mi niña me contó que le habían dado de merienda un pedazo de boniato hervido y agua», explica a este diario Daymara. «No sé lo que voy a hacer porque yo no tengo dinero para pagar un círculo infantil privado ni tampoco puedo sostener eso de estarle mandado cada día un perrito [salchicha] ni un huevo. El último cartón de huevos que compré me salió casi en 3.000 pesos, eso es 100 pesos por cada uno».
En respuesta a la menguada ración, algunas familias holguineras han decidido no enviar por estos días a sus hijos a los círculos infantiles, pero para muchos esta no es siquiera una opción. «Vivo sola con mi nieto de tres años porque su madre se fue para México, a ver si logra entrar a Estados Unidos, soy impedida física y me costó mucho trabajo lograr esta plaza en el círculo para el niño», comenta Raquel, de 72 años.
Desde hace unos años, las diferencias sociales en Cuba también se expresan entre quienes tienen la posibilidad de financiar el cuidado de los niños en locales privados, con mejores condiciones, higiene y un número menor de infantes inscritos, y aquellos que dependen de los círculos infantiles estatales marcados por el deterioro de su infraestructura, el éxodo de personal calificado y los problemas con el abastecimiento de alimentos.
«Cuando el niño se va para el círculo es que yo puedo hacer todo lo que tengo pendiente en la casa y salir a buscar la comida», explica la jubilada. «Pero está pasando que el niño regresa con mucha hambre, me dice que no se quiso comer el almuerzo porque olía mal, porque no estaba bueno». Raquel describe ese momento en que el pequeño llega a su hogar: «Parece un león que estuvo enjaulado y lo sueltan, se va corriendo al refrigerador a ver qué hay».
«Ahora están tranquilitos, como anestesiados. Claro, si tienen hambre cómo van a tener ganas de estar jugando ni riéndose tanto».
La abuela explica que cuando va a recoger al menor al círculo cada tarde «ya no hay esa gritería de niños que se sentía desde fuera y cuando uno miraba por las ventanas estaban saltando, corriendo. Ahora están tranquilitos, como anestesiados. Claro, si tienen hambre cómo van a tener ganas de estar jugando ni riéndose tanto».
La situación que se vive en los círculos infantiles holguineros no es un caso aislado. Recientemente, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) incluyó por primera vez a Cuba en su informe sobre pobreza infantil grave. El texto indica que el 9% de la población infantil de la Isla sufre de pobreza grave y apenas tienen un máximo de dos de los ocho alimentos considerados necesarios para una nutrición sana.
El texto de Unicef, que la prensa oficial cubana no ha comentado todavía, añade que el 33% de los menores (considerados hasta los cinco años) padecen pobreza moderada, esto es, que tienen a su disposición entre tres y cuatro de esos alimentos. Pero más allá de los datos de este organismo internacional, basta recorrer las calles de la Isla para notar una significativa pérdida de peso y signos de malnutrición en muchos niños.
Para Daymara la solución no es «que cada familia mande a su niño con algo de proteína para agregar al almuerzo, porque hay casas donde no pueden hacer eso y entonces pasa que uno saca una salchicha pero otro no tiene nada». La madre holguinera considera que se trata de una cuestión de «prioridades y de inversiones». No le queda duda de cuál es la urgencia que está a la cabeza de cualquier lista: «cuidar a los niños, darles una alimentación buena y balanceada, porque ellos son el futuro».
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