▲ La cantante y compositora, en Los Ángeles, el 3 de diciembre de 2022.Foto Afp
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Periódico La Jornada
Lunes 20 de mayo de 2024, p. 7
Los Ángeles., ¿Estoy actuando de acuerdo con mi edad?
, se pregunta Billie Eilish, de 22 años, en voz alta en la canción de apertura de su ambicioso tercer álbum, Hit Me Hard and Soft.
El álbum de 10 pistas ve a una artista pop única en una generación rescribiendo las reglas una vez más. En su primer disco, Eilish presentó al mundo su brillante horror pop, con su humor macabro, ritmos diversos y sentimientos adolescentes; el segundo secó esas lágrimas negras para el canto pop y reflexiones de bossa nova sobre las expectativas de la fama. El tercero es una amalgama de ambos, con nuevas y audaces sorpresas.
Hit me Hard and Soft demuestra que Eilish va a contracorriente en el pop contemporáneo en algunos sentidos: es un álbum destinado a ser escuchado y disfrutado en su totalidad, trabajando en contra del modelo actual de la industria musical centrado en los sencillos.
Y se gana esa distinción, con un sonido más completo, cortesía de su hermano, el productor y colaborador de toda la vida, Finneas O’Connell, a quien ahora se unen Andrew Marshall en la batería y el Cuarteto Attacca en las cuerdas.
La canción de apertura Skinny se acerca al falsete sacarino de su balada galardonada de Barbie, What Was I Made For?
También está el bajo lánguido y el estribillo etéreo de la canción Chihiro, llamada igual que la protagonista de 10 años de la película clásica El viaje de Chihiro.
Ese tema, como muchos del álbum, comienza suave y termina fuerte. Un crescendo erótico de techno-house contundente.
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