La vuelta de los humanos a nuestro satélite será muy diferente a la que se produjo hace 50 años. Entonces los astronautas se limitaron a viajar hasta allí, tomar algunas muestras, realizar experimentos cortos y volver. En cambio, el objetivo actual, al menos a largo plazo, es construir una base en la que puedan permanecer durante mucho más tiempo. Eso implica que el entorno selenita debe convertirse en algo así como una pequeña ciudad, en la que los viajeros puedan aprovechar los recursos naturales. Para ello, se está trabajando en todo tipo de proyectos, como la instalación de un ferrocarril en la Luna.
Cabe destacar que la base lunar estaría en un punto muy concreto, pero que los recursos utilizados por los humanos podrían provenir de zonas más lejanas del satélite. Es necesario transportarlos de alguna forma, por lo que se deben utilizar medios de transporte internos, más allá de las naves que llevan a los astronautas hasta allí.
Ya existen algunos medios de transporte utilizados tanto en la Luna como en Marte, como los buggys lunares o el helicóptero Ingenuity, de Marte. Podrían ser útiles también en las bases lunares, pero el uso de ferrocarril en la Luna puede incluir ventajas adicionales que vale la pena explorar.
La historia del transporte lunar
Los humanos han viajado a la Luna en seis ocasiones, entre 1969 y 1972. Ya entonces se empezaron a explorar posibles opciones de transporte, como el buggy que se llevó hasta nuestro satélite en 1971.
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Formó parte de la carga útil del Apolo 15, la nave tripulada por los astronautas David Scott, Alfred Worden y James B. Irwin. Lógicamente, el vehículo se transportó plegado. Una vez allí, se abrió para su uso, alcanzando una velocidad media de entre 3 y 4 kilómetros por hora. Podía llevar a bordo a dos astronautas, pero también cargas necesarias, como antenas o repetidores de comunicación por radio. Su uso fue tan exitoso que en las dos misiones posteriores a la Luna las naves llevaron también un buggy a bordo, que se usó con la misma eficacia.
Lógicamente, una futura base lunar dispondrá de varios de estos buggys. Estos no dejan de ser los coches con los que los astronautas podrán desplazarse de un punto a otro de la Luna. Pero también podrían ser necesarios vehículos autónomos, que no requieran de nadie que los conduzca. Es aquí donde entra en juego el uso de ferrocarril en la Luna.
El ferrocarril en la Luna puede estar más cerca de lo que creemos
Ya hay un proyecto en marcha para la construcción de un ferrocarril en la Luna. Se denomina FLOAT y es uno de los Conceptos Avanzados Innovadores (NIAC) de la NASA que han pasado a la fase II. Los NIAC son un conjunto de proyectos de la agencia espacial, destinados a convertirse en tecnologías vanguardistas, que harían mucho más sencillo el desempeño de los futuros protagonistas de la carrera espacial.
En el caso del ferrocarril en la Luna, consiste en un tren levitante, que se mueve sobre unas vías de grafito. Se ha elegido este material por sus propiedades diamagnéticas. El diamagnetismo es la propiedad de aquellos materiales que repelen los campos magnéticos. La práctica totalidad de los materiales son diamagnéticos hasta cierto punto. No obstante, otros tienen otras propiedades que dominan sobre esta, como el ferromagnetismo. En el caso del grafito, es principalmente diamagnético, por lo que se pueden usar imanes para alejarlos del suelo y guiarlo a través del aire.
Ya se han utilizado trenes de este tipo en la Tierra, pero la construcción de un ferrocarril en la Luna no deja de ser un proyecto que casi parece de ciencia ficción.
La elección de este tipo de transporte se debe a tres factores principales. Por un lado, la autonomía del vehículo, que no requeriría prácticamente intervención humana. De hecho, llevaría paneles solares para cargarse cuando sea posible, de manera que su autonomía sería aún mayor.
Además, al no moverse sobre el suelo, se evitan los posibles daños que podría causar a los robots el escarpado regolito que compone la superficie lunar. Finalmente, precisamente por ese motivo, no es necesaria mucha preparación previa. Si el ferrocarril de la Luna se moviese por vías convencionales, sería necesaria una obra muy compleja para construirlas a través del regolito. Pero como estas son solo una serie de imanes que guían a los robots por el aire, basta con desarrollarlas sobre el suelo, sin mucha preparación previa.
Otros NIAC en marcha
El ferrocarril de la Luna es uno de los 6 NIAC que han pasado a la fase II y podrán seguir construyéndose. Si todo va bien, podría ser una realidad en aproximadamente una década.
En cuanto al resto de proyectos, entre los más importantes nos encontramos con un sistema de propulsión para que los astronautas puedan viajar a Marte desde la Luna. Y también un telescopio líquido, con el que se evitaría el esfuerzo de lanzar los telescopios ya construidos, de manera que los componentes necesarios para ello se mezclarían en un fluido que, una vez en su destino, se transformaría para la construcción de lentes.
Todos estos inventos que parecen imposibles están avanzando a buen ritmo. Si todo va bien, no tardaremos mucho en verlos en funcionamiento.
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