En México, a lo largo de tres décadas han existido seis debates presidenciales. Hoy en día han evolucionado.
Georgina Hernández
El analista y encuestador de opinión pública, Roy Campos, considera que los debates más allá de ser espacios para plantear propuestas, deben tener el propósito de que la ciudadanía pueda observar, en su real dimensión, a las y los aspirantes a través de la confrontación de ideas y no monólogos.
- CHECALO -
“El debate es el único momento de la campaña en donde vemos a los candidatos en el mismo espacio, con el mismo formato, con el mismo tiempo, sin posibilidad de editar. Ahí no hay forma de que grabo un spot y lo edito 10 veces hasta que me sale bien. Aquí es una sola vez y si te equivocas, te equivocas; y con el mismo nivel de difusión.
El ciudadano puede verlos igualitos y además puede contrastarlos y puede ver qué tanto carácter tiene para resistir ataques o contestar cuestionamientos aunque sean falsos”.
Debates presidenciales en México
En el país, los debates presidenciales se han desarrollado desde las elecciones de 1994. No obstante, fue hasta el año 2000 que estos ejercicios tuvieron reglas y fueron organizados por el entonces Instituto Federal Electoral, hoy Instituto Nacional Electoral (INE).
A lo largo de 30 años, hay momentos que pasaron a la historia, aunque no precisamente por planteamientos claros o argumentos irrefutables.
Por ejemplo, en el año 2000, Francisco Labastida, del PRI, acusó a Vicente Fox, del PAN, de llamarlo “La Vestida”. O la ausencia de Andrés Manuel López Obrador en el primer debate del 2006. También cuando en 2012, la atención y el análisis posterior al debate se enfocó en la vestimenta de la edecán que se encargó de repartir las papeletas para el sorteo del orden en que hablarían los candidatos.
Aún hay detalles como la elección de moderadores, o si estos pueden plantear preguntas abiertas o generar un diálogo entre las y los candidatos.
Evolución de los debates
El consultor y analista electoral, Jorge Aljovín, afirma que los ejercicios de debate sí han tenido avances importantes. En particular, el hecho de que ahora son obligatorios y que la moderación dejó de ser pasiva.
“Hemos ido transitando de una moderación pasiva a una moderación activa y creo que esto podría ser señalado como un segundo punto de enorme importancia. Creo que un tercer punto que también es importante es la discusión de los formatos, esto es que no exista una imposición por parte de algún partido político o de la propia autoridad electoral, sino que nacen justamente de la propia deliberación dentro de la propia autoridad electoral.
En cuarto lugar, algo en lo que hemos ido avanzando es en la difusión de los debates que no solamente se concentra en la radio, televisión, en los medios tradicionales, sino que hoy tenemos plataformas en YouTube, en Instagram, en TikTok, que han permitido que estos debates se vayan proliferando y la gente tenga aún mayor conocimiento”.
En cuanto a los formatos, Roy Campos señala que si bien el esquema aún es perfectible, lo que es un hecho es que los organizadores de los debates han tratado de generar mejores esquemas con participaciones más cortas para que éste no sea aburrido.
¿Cómo fue el primer ejercicio de debate?
El primer ejercicio se realizó el 12 de mayo de 1994. En este debate participaron Ernesto Zedillo, del PRI; Diego Fernández de Cevallos, del PAN; y Cuauhtémoc Cárdenas, del PRD. La periodista Mayté Noriega fungió como moderadora. Sin embargo, sólo se limitó a dar la palabra a cada candidato.
Los tres candidatos contaron con el mismo tiempo, en el que no estuvieron permitidas las interrupciones ni el diálogo entre ellos. De acuerdo con Roy Campos, después de tres décadas, hoy los debates ya son toda una industria:
“Hoy preparar a los candidatos para un debate es toda una industria en dónde los enseñas qué decir, cómo decirlo, cómo vestir, qué hacer, cómo pararte, qué lámina sacar, cómo atacar, en qué momento. Es toda una industria como parte de la estrategia.
Lo que sí es que los debates, que antes no eran considerados como tal, hoy son considerados un momento importante de la campaña. Ya sabemos mucho de lo que va a pasar ahí, mucho lo intuimos, sabemos que quién va adelante va a tratar de rehuir el debate, va a tratar de hacer aburrido el tema, y quien va atrás, va a tratar de estar provocando errores, retando”.
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Transmisión de los debates: antes y ahora
Campos enfatiza en la transformación que ha habido en las emisiones de los debates por televisión, en donde ahora es posible ver en la pantalla la cara de todos los participantes. Esto, indica, es una evolución a la personalidad, ya que permite que el televidente sea testigo, en todo momento, de los gestos que hacen las y los candidatos.
Por su parte, Jorge Aljovín recalca el papel que juegan las redes sociodigitales para acercar estas discusiones a las y los jóvenes. Además de eliminar la segmentación que se vivía años atrás, cuando solamente quienes tuvieran radio o televisión podían ser partícipes de los debates.
Asimismo, refiere que otra ventaja es que hoy en día los debates ya incluyen una señal exclusiva para verlo en lenguaje de señas. Y considera que otra mejora es que se ha avanzando en la cultura del posdebate, ya que, tanto los medios de comunicación como la ciudadanía analizan y/o critican lo planteado por las y los candidatos. Igualmente, pueden revelar las verdades o falsedades en las que incurrieron.
¿Cómo podrían mejorar estos ejercicios?
Para Roy Campos, el tema de la moderación todavía es algo que se puede enriquecer. Señala que ésta debe ser mucho más activa para que las personas elegidas se desempeñen no sólo en moderar, sino que tengan la oportunidad de hacer una especie de entrevista a las y los candidatos, y con ello evitar que éstos eludan algún cuestionamiento.
Por su parte, Jorge Aljovín nombra dos detalles: condiciones técnicas y de fondo. En cuanto a las primeras, explica que tienen que ver con la participación del INE, pero al mismo tiempo es tratar con la posibilidad de incluir a la Cámara de la Industria y la Televisión, la cual, señala, cuenta con la experiencia de garantizar que no fallen las bolsas de tiempo o para que las pantallas e iluminación funcionen correctamente.
“Por otro lado, yo diría que en cuanto a las condiciones de fondo, lo que sí podemos ir mejorando es pasar a una moderación más activa y no solamente descartar a ciertos moderadores por ciertas opiniones que vierten dentro de los medios de comunicación. Por ejemplo, en Estados Unidos nadie se horroriza si un moderador o moderadora habla para la cadena Fox y otros hablan para la cadena de CNN, lo que importa ahí es el debate, la confrontación, llevarlos a contestar verdaderamente las preguntas.
Creo que aquí va a haber algo muy importante, conseguir el equilibrio entre la polarización y percepciones que se pueden generar por un debate, pero también exigir que se den respuestas efectivas a los cuestionamientos que se hacen”.
De igual manera, plantea que un aspecto a mejorar son los tiempos de los debates, ya que, muchas veces al ser extensos, lo único que provocan es enviar una multiplicidad de información a la gente. De ahí que, considera, deben evolucionar no sólo a ejercicios aprobados por el INE, sino también que sean organizados por universidades o en foros públicos.
“Una de las propuestas que creo que enriquecería todo este tipo de debates es tener no sólo los organizados por el Instituto Nacional Electoral, sino también debates en los principales medios de comunicación, debates también en las propias universidades del país. Creo que entre mayor cantidad de foros tengamos, mayor va a ser la riqueza de este tipo de ejercicios”.
Al respecto, Roy Campos subraya que se debe tener en cuenta que un debate, pese a su importancia, modifica casi nada las preferencias electorales.
“Por eso dije que son momentos importantes, no momentos concluyentes. No recuerdo un sólo debate en el que podamos decir que gracias a ese debate ganó un candidato. No hay un debate que haya sido el que definió una elección, pero sí hay debates, que a partir de ese debate cambia la campaña. Es decir, el debate no sirve para cambiar preferencias, pero sí sirve para cambiar la campaña”.
“El debate simplemente debe de servir para cambiar una campaña política, si la logras cambiar a partir de un buen debate, puedes ganar adeptos”.
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