En la pantalla se mostraba como un hombre imponente, con mucha fuerza en sus actuaciones, pero detrás de cámaras, Ernesto Gómez Cruz era una persona sumamente risueña, que hacía bromas y compartía alegría.
Así es como sus amigos y compañeros de trabajo recuerdan al actor, quien falleció la noche de este sábado, a los 90 años de edad.
“Era una persona sumamente sencilla, modesto, generoso en el set, concentrado, siempre muy serio, pero de pronto, a la hora de comer, era bastante divertido. Tuve la suerte de conocer a un Gómez Cruz espléndido, además de ser admirador de su trabajo desde tiempo atrás, jamás creí compartir con él un set o una película, pero lo hicimos”, afirmó Joaquín Cosío en entrevista.
Para despedirlo, el Instituto Nacional de Bellas Artes, en acuerdo con su hija Martha Gómez Barrientos, realizarán un homenaje en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes en fecha por definir.
- CHECALO -
Gómez Cruz nació un 7 de noviembre de 1933, en el estado de Veracruz. Hijo de padre albañil y madre enfocada en el hogar; fue un niño muy inquieto, incluso, algunos lo catalogaban como indeciso ya que buscó en diferentes lugares su verdadera pasión.
Él mismo reconoció que no fue un buen estudiante, abandonó sus estudios de secundaria para buscar un trabajo. Nunca temió a la crítica, antes de ser actor fue cargador de muelle, pero soñaba con ser compositor, locutor o cantante, pero no tenía la preparación suficiente.
A los 27 años trabajó como asistente dentro de una producción gracias a la amistad que mantuvo con el actor Javier Amazcua y, tres años más tarde, encontró su camino. Estudió actuación en el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y, a su egreso debutó en la cinta “Los caifanes”, con su personaje de “El Azteca”, en 1967 y con la que ganó una Diosa de Plata.
Aunque su camino inició en el teatro, incluso estuvo más de una década formando parte del elenco de la obra “Aventurera”, en el cine encontró lo que tanto anhelaba, decía sentirse como pez en el agua cada que se encontraba involucrado en un proyecto de esta área.
En su carrera sumó más de 150 títulos de cine, teatro y televisión, entre los que destacan la telenovela “Muchachita italiana viene a casarse” (1971) y los filmes “Tacos al carbón” (1972), “La muerte de Pancho Villa” (1974), “Canoa” (1976), “El complot mongol” (1978), “Cadena perpetua” (1979), “Santo: la leyenda del enmascarado de plata” (1993), entre otros.
“Me da una gran tristeza su partida, él sí era un primer actor, la verdad es que fue un gusto trabajar con él. Fue una persona muy amable, muy correcto, un actor muy profesional, llegaba con su texto dominado” aseguró en entrevista, la actriz Arlette Pacheco, que compartió créditos con él en el filme “Lo que importa es vivir” (1987)
Sin embargo, aunque probó el éxito en diferentes ocasiones, su carrera no siempre fue miel sobre hojuelas, ya que hubo momentos de escasez laboral.
Sus actuaciones más recordadas son en las cintas “El imperio de la fortuna” (1986), “El callejón de los milagros” (1995), “El crimen del padre Amaro” (2002) y “El infierno” (2010), donde tuvo oportunidad de compartir créditos con el actor Joaquín Cosío, bajo la dirección de Luis Estrada.
“Agradezco haber estado con él, era un actor dotado, lleno de veracidad, todo lo que hacía era verosímil, era muy poderoso en su actuación, era un actor sumamente dotado, de un gran talento, era impresionante verlo y estar con él, tenía una fuerza y presencia imponente”, comentó Cosío.
A lo largo de su vida, Ernesto Gómez Cruz se dejó guiar por directores como Felipe Cazals, Alfonso Arau, José Estrada, Arturo Ripstein, Jorge Fons, entre otros.
El actor, con más de cinco décadas de carrera, fue galardonado con siete premios Ariel a lo largo de su vida. En 1975 por su trabajo en “La venida del rey Olmos”, un año después por “Actas de Marusia”, al año siguiente por “Maten al león”, en 1979 con “Cadena perpetua” y en 1983 destacó como Mejor Actor por su protagónico en “La víspera”, mientras que en 1987 lo hizo con “El imperio de la fortuna”. En 2014 fue acreedor del Ariel de Oro, donde la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) reconoció su trayectoria.
Para 2018, su colega y amiga Zaide Silvia Gutiérrez le organizó un homenaje con apoyo de la Asociación Nacional de Actores.
“La vez que más conviví con él fue cuando le organicé este homenaje a través de la ANDA en la Cineteca Nacional y exhibimos ‘El imperio de la fortuna’. Estuve platicando mucho con él, como seis semanas antes para recordarle que iba a haber un homenaje, recordarle quién era yo, quién era él, en esas conversaciones previas al homenaje platicamos mucho, se acordaba muy bien de toda su experiencia, de sus directores, de sus películas, pero de pronto no identificaba algunas caras y tenía problemas en su memoria corta”, aseguró Gutiérrez.
“Yo le decía que era mi papá cinematográfico porque hacíamos personajes de papá e hija y pues le tengo un gran cariño, siempre aprecié su gran talento, me enseñó grandes cosas, lo vi hacer las cosas que me enseñó y tenía un gran sentido del humor y durante los descansos jugábamos un dominó que compró en una feria”, agregó la actriz con quien trabajó en “El imperio de la fortuna”.
Entre sus últimos trabajos estuvieron las telenovelas “La candidata” (2016), “Mi adorable maldición” (2017), “En tierras salvajes” (2017) y “Por amar sin ley” (2018).
Ernesto Gómez Cruz se alejó de los escenarios por problemas visuales, auditivos y pérdida de memoria. Aunque se rumoró Alzheimer, nunca se confirmó. Sus restos fueron velados en una funeraria en General Prim.
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