Magaiba (MAGAIBA) es una de las tantas criptomonedas meme (o memecoins) nacidas en los últimos meses en la red Solana. A diferencia de la mayoría de las memecoins de moda, el logo de MAGAIBA no es un perro sino un lagarto overo argentino. Y se eligió este animal porque sus dos creadores, Juan Ruocco y Pablo Wasserman, son de ese país.
Tal como CriptoNoticias detalló, MAGAIBA surgió —en palabras de sus creadores e impulsores— como una broma, con el fin de divertirse.
Dijo Ruocco a inicios de marzo: «La pretensión era ver hasta dónde seguía el chiste. Y el chiste está creciendo mucho. Veremos cuánto dura la joda, pero no hay una pretensión de nada. Solo participar del meme y ver eso: hasta dónde llega».
Por su parte, Wasserman aclaraba por aquellos días: «Vamos a ser clarísimos: la idea de esto no es hacer plata. Buscamos que quienes la pongan hagan de cuenta que la pierden. Somos híper transparentes con eso porque en el mundo de las shitcoins se inflan proyectos, después se van y dejan a la gente en banda. Esto es 100% for the LOL».
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Pero lo cierto, es que muchos sí lograron «hacer plata» con MAGAIBA. De acuerdo con la información disponible en la plataforma Dune Analytics, quienes entraron al proyecto en sus primeras horas y supieron vender en el momento preciso, obtuvieron ganancias por hasta 51.000 dólares.
El problema lo tienen quienes no supieron vender en el momento preciso o, peor aún, invirtieron en MAGAIBA cuando esta memecoin estaba cerca de su máximo histórico.
En el siguiente gráfico provisto por la plataforma DexScreener se observa cómo ha sido el comportamiento del precio de MAGAIBA a lo largo del tiempo, desde su lanzamiento:
La cotización de MAGAIBA cayó más de 96% en menos de un mes, desde su máximo histórico por arriba de 0,02 dólares. Al momento de esta publicación, cotiza a 0,00078 dólares.
Muchos detectan lo que consideran un problema ético. Es que, teniendo en cuenta cómo se determinan los precios en un mercado libre, para que algunos pudieran vender MAGAIBA en precios altos, hubo quienes debieron comprarlos a esos precios. Entonces, puede decirse que esos inversionistas más nuevos fueron la «liquidez de salida» de los inversionistas que llegaron en los primeros días.
El desarrollador informático Alejo Amiras utilizó su cuenta de la red social X para manifestar su indignación: «¿Qué onda influenzas de mierda? Espero que profitear [generar ganancias] con el retail haya valido la pena. Ahora que se habla mucho de listas negras, hubo un par que se agregaron solos, che. Rekt so gentle. Rug so good».
Así, Amiras critica que quienes invirtieron dinero en los primeros días (o incluso horas) de MAGAIBA hayan obtenido ganancias por venderle los tokens a inversionistas que llegaron después, quizás con menor conocimiento del tema.
Mariano Di Pietrantonio, un reconocido etheran argentino y entusiasta del ecosistema de las finanzas descentralizadas (DeFi), le respondió señalando que, en su opinión, el asunto no reviste tanta gravedad: «Es un casino, una memecoin, ¿Qué pretendías? ¿Que sea un FCI [fondo común de inversión]?».
Interactuando con otros usuarios en esa misma publicación, Di Pietrantonio escribió cosas como «es una memecoin, es casi obvio que va a terminar así», o «la gente es adulta y tiene que saber lo que hace». Para él, «el problema está cuando se prometen cosas».
Un reconocido miembro de la comunidad bitcoiner argentina, Franco Amati, también se pronunció favorablemente sobre Magaiba. Él escribió en su cuenta de X:
En las malas es buen momento para afirmar que banco a Magaiba. No soy, no he sido, ni planeo ser tenedor. Se banca su existencia, su naturaleza, su alma de meme para gente adulta capaz de comprender hasta donde puede o no uno joder con la guita.
Franco Amati, bitcoiner argentino.
Al igual que ocurrió con Di Pietrantonio, muchos criticaron el mensaje de Amati. El bitcoiner respondió a las críticas y así dejó entrever más de su pensamiento sobre el tema.
«Alma de estafa es lo único real que tiene [MAGAIBA]», le dijo alguien, a lo que Amati contestó: «Para ser estafa tiene que haber engaño o fraude, no es el caso».
Otro usuario de X le comentó: «Es un delito no legislado, los que manijearon y lucraron no dejan de ser delincuentes». Amati no estuvo de acuerdo y contraargumentó: «La inversión tiene lucro, ir al casino también. No por eso está mal (dejo fuera lo de delincuente o no porque son valoraciones legales y no morales)».
En respuesta a ese mismo usuario, Amati dijo que —en su opinión— el pump and dump no es un fraude, incluso si la SEC lo califica como tal. Añadió que está en contra de las regulaciones que intentan impedir ciertos movimientos de precios, porque «son propias de la no comprensión de la naturaleza del mercado». Agrega: «Lo mismo pasa con hablar de engaño o manipulación ante compraventas voluntarias con distintos niveles de información y subjetividades temporales entre las partes».
Otro que se manifestó recientemente, no sobre MAGAIBA pero sí sobre las memecoins, es el cocreador de Ethereum, Vitalik Buterin. Tal como CriptoNoticias lo reportó el viernes, aunque a él no le parecen «divertidas» estas monedas, entiende que hay gente a la que sí.
De todos modos, en su opinión, habría que aprovechar los recursos para crear cosas más útiles y realmente divertidas, por ejemplo, videojuegos play-to-earn que sean entretenidos y cumplan una función social relevante.
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