Zanjas (2015), primer largometraje de ficción del realizador argentino radicado en México Francisco J Paparella, fue el arranque de la Trilogía del Río, cuya acción se situaba en el territorio agreste y nevado de la Patagonia, escenario pertinente para la historia de un hombre enigmático y callado, trabajador del campo, que intentaba liberarse de un pasado bochornoso mediante un duro proceso de redención moral. Al mismo tiempo, los medios del lugar informaban de una serie de feminicidios, obra de un asesino anónimo, igualmente misterioso. La atmósfera dominante sugería una violencia latente, muy contenida, susceptible de estallar en cualquier momento. No era difícil imaginar que el realizador pudiera en un futuro próximo incursionar en una narrativa mucho más explícita y, posiblemente, más inquietante. Siete años después, Tres hermanos (2022), segunda entrega de la trilogía, va mucho más allá de lo esperado, con una historia de violencia áspera y visceral con descripción muy gráfica, desde su primera escena, de la persecución y ejecución a puñalada limpia de un jabalí salvaje por un grupo de cazadores, cuyo comportamiento se asemeja más al de un grupo de hinchas futboleros enardecidos.
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Carlos Bonfil: La muestra
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