Sancti Spíritus/Luisa López se quedó de piedra este miércoles cuando, por debajo de su puerta, en la ciudad de Sancti Spíritus, alguien dejó una factura del servicio de agua. En el pedazo de papel se leía el importe de 1.200 pesos, una tarifa que se acumuló desde que en 2020 las autoridades cubanas decretaran la suspensión del cobro del servicio, en medio de la pandemia de covid-19.
«Nadie nos avisó, esto llegó de sopetón y es mucho dinero, prácticamente toda mi pensión mensual», comenta esta vecina del reparto Kilo 12. Aunque en otras provincias el cobro del agua se fue restableciendo poco después de que terminara la etapa más mortal del coronavirus, en Sancti Spíritus todavía muchos clientes de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado siguen recibiendo el servicio aunque no hayan pagado.
«No es tanto que me cobren por el agua, cosa que veo bien, sino que llegue ahora toda esta deuda acumulada»- CHECALO -
«No es tanto que me cobren por el agua, cosa que veo bien, sino que llegue ahora toda esta deuda acumulada y que no le den a uno facilidades de pago, para irla liquidando por partes», lamenta López. En su barrio, algunos vecinos han decidido no pagar sus facturas que, en numerosos casos superan los cuatro dígitos, a pesar del temor de que les corten el suministro. Para más agravante, en este tiempo el costo mensual por persona del agua consumida pasó de cinco a siete pesos.
En la provincia no se cobra el agua por metro cúbico debido a la falta de relojes medidores del consumo, en lugar de eso, cada núcleo familiar paga una tarifa fija por cada persona que lo integra.
«Está todo muy mal organizado porque en mi cuadra hay gente a las que les ha llegado un recibo con un número altísimo y a otros, que tampoco han pagado nada todo este tiempo, ni siquiera les ha llegado una factura», lamenta Eliseo, residente en el centro histórico de la ciudad. «No nos avisaron previamente».
A la vivienda de Eliseo llegó una factura por más de 600 pesos, aunque el jubilado de 73 años asegura que consume muy poca agua porque vive solo. “Aquí hay muchos problemas con el suministro, el servicio es malo y a las pilas de la casa que están más altas nunca me llega el agua», remacha.
«La Empresa ha trabajado muy mal con este asunto y la gente está molesta porque son muchas cosas juntas: el dinero que no alcanza para nada, los apagones constantes y ahora esto. Deberían haber condonado toda esa deuda porque se sabe que en este tiempo todo se ha encarecido, especialmente para los que vivimos solo de una jubilación».
En la barriada de Eliseo, no obstante, hay residentes que sí pagarán la abultada factura. «Mi mamá tiene una cafetería y no nos podemos marcar, aquí el que tiene un negocio privado tiene que cuidar todos los flancos porque te quitan la licencia con una tranquilidad tremenda», advierte a este diario un joven que vive en el barrio de San Juan.
Los montos que por estos días están llegando a los clientes de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Sancti Spíritus comenzaron a acumularse en abril de 2020 cuando el primer ministro, Manuel Marrero, anunció un paquete de medidas en medio del avance del coronavirus.
En aquel momento, el funcionario aseguró que se eliminaban, por el momento, el cobro de los servicios de electricidad, agua y gas
En aquel momento, el funcionario aseguró que se eliminaban, por el momento, el cobro de los servicios de electricidad, agua y gas, salvo los que pudieran realizarse por vía electrónica. En las provincias donde las entidades locales no contaban con los caminos digitales para cobrar las facturas, se paralizó.
Tras superar el peor momento del covid-19, la empresa espirituana se topó con otro problema: la falta de trabajadores para cobrar, de puerta en puerta, las tarifas acumuladas. Cuando intentó retomar el cobro en 2021, apenas logró cubrir un pequeño porcentaje de su clientela. Ahora, muchos espirituanos llevan entre dos y cuatro años sin devengar un centavo por el servicio.
«Me tocaron la puerta, un empleado con solapín, tenía varios talonarios en la mano y me dijo que debía dos años», detalla otra vecina de Kilo 12. «Le dije que no podían venir a cobrarme todo eso de una sola vez, así que solo pagué una parte y me dijo que volvía el mes que viene». La mujer considera que ahora ella y su familia están «pagando por la ineficiencia de la Empresa, más que por el agua que consumieron».
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