La varicela es uno de esos ejemplos de éxito de las vacunas que pasan en parte desapercibidos. En el pasado esta enfermedad era prácticamente un trámite por el que todos los niños tenían que pasar. Mejor que lo pasasen de niños, pues los adultos solían tener síntomas más molestos. Aun así, se consideraba solo eso: molesta. Pero lo cierto es que cabía la posibilidad de complicaciones que aún a día de hoy se siguen desconociendo. Por eso, no somos conscientes de la cantidad de vidas que ha salvado la vacuna de la varicela.
El problema es que, como ha ocurrido recientemente con la de la tosferina, el hecho de que haya personas que todavía se contagien empuja a los antivacunas a señalar que la vacunación no sirve de nada. Cabe destacar que, como con la tosferina o la COVID-19, no es una vacuna esterilizante. Las personas vacunadas pueden pasar la varicela, pero lo harán de una forma mucho más leve. Además, según un informe recién publicado por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, muchos de los casos que hoy en día se interpretan como una varicela leve en realidad no lo son.
Y es que otras de las consecuencias de la distribución de la vacuna de la varicela ha sido la dificultad para su diagnóstico visual. Antiguamente todos los médicos, incluso los padres y los maestros, estaban ampliamente familiarizados con ella. Los primeros la veían a diario en sus consultas y los demás, por casos cercanos, la reconocían a ojo. Hoy en día, en cambio, es mucho menos común. Por eso, a veces se dan por positivos casos que, en realidad, no se deben a la varicela. Eso indica que la vacuna es aún más eficaz de lo que parece.
La salvación invisible de la vacuna de la varicela
Normalmente la varicela se asocia con ampollas y picazón, acompañadas de cansancio y fiebre. Esos son los síntomas generales y, afortunadamente, suelen remitir por sí solos, sin complicaciones. Lo más importante es tratar en la medida de lo posible el picor, ya que, al rascar las ampollas, pueden producirse infecciones. Dado que es una enfermedad muy común en niños, con menos autocontrol, esto puede ser un problema. Más allá de eso, la mayoría de personas pasan la varicela de una forma bastante leve.
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Pero hay tres motivos por los que no se debe quitar importancia a esta enfermedad. Por un lado, en algunos casos puede complicarse, dando lugar a una neumonía hemorrágica que puede ser mortal. En otros, la infección puede desencadenar una encefalitis, también muy peligrosa. Y finalmente está el problema del herpes zóster.
El virus de la varicela, aunque remitan sus síntomas, no desaparece por completo del organismo. En realidad se queda latente en algunos nervios del cuerpo. Puede que nunca llegue a manifestarse. Pero, en caso de una bajada de defensas, se reactiva, produciendo una nueva enfermedad, conocida como herpes zóster o, más coloquialmente, como culebrina. Se le da este último nombre porque provoca la aparición de unas vesículas muy dolorosas en la piel, justo siguiendo el recorrido de los nervios afectados, como una culebra que envuelve el cuerpo.
Esta segunda manifestación del virus también suele remitir por sí sola, pero en algunos casos puede complicarse. En la cara puede provocar parálisis y, en cualquier zona del cuerpo, es posible que, una vez desaparecidas las manifestaciones cutáneas, permanezca el dolor. Esto es algo que se conoce como neuralgia postherpética y puede ser muy incapacitante.
La estrategia española de prevención
En España la vacuna de la varicela comenzó a administrarse a adolescentes de 10 a 14 años en 2005 y más tarde, en 2016, se añadió al calendario de vacunación para su administración en niños pequeños. Generalmente, la primera dosis se administra a los 15 meses y la segunda a los 3 o 4 años.
De este modo, el número de casos se ha reducido muchísimo, pero sobre todo lo ha hecho la gravedad de los mismos. La mortalidad ha pasado de ser de 3 fallecimientos por cada 100.000 habitantes a solo 0,1 en la actualidad. Quizás no percibíamos el riesgo, pero estaba ahí y gracias a la vacuna de la varicela ha desaparecido casi por completo.
No todos los casos lo son
En Estados Unidos, después de empezar con la administración de la vacuna de la varicela, se pusieron a disposición de los centros sanitarios algunos test de diagnóstico. Así, se podría saber con más seguridad si los casos diagnosticados realmente se debían a este virus.
Algunos de los pacientes que se sometieron a estos test pasaron a formar parte del estudio en el que se ha basado el informe que acaba de publicar el CDC. Concretamente, se analizaron los casos de 420 pacientes, 208 de los cuales habían recibido un diagnóstico visual de varicela por parte de sus médicos. Sin embargo, de esas 208 personas, solo 95 arrojaron un resultado positivo en el test. El resto de casos tenían otros virus o erupciones cutáneas por otros motivos.
En cuanto a los que dieron positivo habiendo recibido la vacuna de la varicela, cabe destacar que muchos de ellos solo habían recibido una dosis. Esto indica que, efectivamente, la vacuna es más eficaz de lo que podríamos llegar a pensar. No evita completamente el contagio, pero ha mejorado muchísimo la situación. Además, muchos de los positivos vacunados en realidad no lo eran. Sobran los motivos para administrar también esta vacuna.
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