Leonardo Páez
Periódico La Jornada
Lunes 25 de marzo de 2024, p. a30
La falta de seguimiento de nuevos valores y de coordinación entre las empresas que pretenden promoverlos hace que la oferta de espectáculo novilleril sea pobre en cuanto a nombres con méritos, estilos que contrasten y personalida-des que interesen.
- CHECALO -
En más de tres décadas, con el duopolio taurino primero, y el monopolio después, no ha sido el buen criterio ni la valoración objetiva de los jóvenes, sino los antojos y el amiguismo, la pauta seguida por quienes dicen arriesgar su dinero en el futuro de la fiesta. Son incontables los casos de novilleros desaprovechados después de haber mostrado sobradas cualidades y obtenido triunfos.
Consecuencia de esta gestión caprichosa y sin rigor de resultados, más la pandemia y suspensiones sin sustento, hicieron que la empresa de la Plaza México sólo anunciara una novillada en nueve festejos de reapertura, reflejo de la falta de novilleros con trayectoria pero, sobre todo, de la añeja renuencia a abrir el abanico de oportunidades a quienes se las han ganado por sus actuacio-nes recientes.
No obstante lo desequilibrado del cartel, ayer el coso de Insurgentes registró más de un cuarto de entrada para ver las actuaciones del espigado duranguense Eduardo Neyra, quien sustituyó a Andrés García, herido dos días antes en labores de tienta; del fino me-xiquense Emiliano Osornio, único que justificaba su inclusión, y del neoleonés Luis Ángel Garza, para lidiar, es un decir, una novillada de Villar del Águila, propiedad de Javier Sordo, socio con Juan Pablo Bailleres de la actual empresa de la Plaza México.
Si bien se trató de un encierro disparejo de presentación y de comportamiento, con tres toros poco aprovechados, permitió ver el nivel anímico, técnico y artístico de los alternantes: un sustituto, uno con regularidad y merecimientos en su incipiente trayectoria y un recomendado. Ante un público ingenuo y aplaudidor, la empresa parece haber vuelto a las andadas de convertir este escenario en escuela de aprendices más que en confrontación de jóvenes punteros.
Dos orejas, una de cada toro, se llevó el fino Osornio (20 años), cuya calidad impacta de inmediato en el tendido. Con su primero, de mal estilo y corta embestida, consiguió meritorias tandas con la diestra y concluyó con una estocada entera volcándose. La gente, encantada con la calidad y decisión del muchacho, pidió insistentemente la oreja, que fue concedida. Con su sustituto segundo, pues el de lidia ordinaria fue devuelto por salir lesionado, este Emiliano, sin dudar, supo aprovechar por ambos lados una embestida de cara arriba antes de ser prendido sin consecuencias. Dejó tres cuartos de acero fulminantes y recibió otro apéndice.
Eduardo Neyra se topó primero con un astado de violenta embestida con el que estuvo empeñoso másque lucido, y con su segundo, un cár-deno de bella lámina, ejecutó tres limpias largas cambiadas en los medios, tres prometedores derechazos de rodillas y conforme el toro fue perdiendo fuerza, el torero perdió celo y sello. Dejó una entera y dio una complaciente vuelta.
Por su temeraria parte, Luis Ángel Garza mostró toda la tarde disposición y deseos de agradar, proporcionales a su notable verdor, ya que adelanta las suertes o se va de ellas antes de concluirlas. Con el lote más toreable templó poco, pero sonrió mucho y supo quedarse quieto. Lo bueno es que tiene quién lo recomiende.
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