Manzanillo (Granma)/Atosigados por la presión de los inspectores, los conductores de coches de caballo de Manzanillo, en la provincia de Granma, llevan a cabo una huelga silenciosa desde el pasado fin de semana. Reclaman la posibilidad de cobrar el pasaje a 20 pesos y no –como los obliga el Estado– a 10. La situación agudiza la crisis de movilidad del municipio, cuyas guaguas públicas no están en las calles sino amontonadas, por falta de combustible, en una base de Transporte.
“Es imposible cubrir los gastos de un carretón cobrando solo 10 pesos al pasajero”, explica a 14ymedio Carlos, uno de los cocheros parados. Se necesita dinero para los dos puntos clave del oficio: el animal, que precisa hierba y miel para alimentarse –por un valor de 300 pesos diarios, unos 10.000 al mes– y el carretón, confeccionado con piezas de metal y sometido a decenas de remiendos durante su vida útil.
“Cuando se le rompe una soldadura al coche hay que repararlo”, afirma Carlos. “Si antes del aumento de los precios de la electricidad –implementados el pasado 1 de marzo–, el arreglo costaba 100 pesos, ahora se ha triplicado”. Un tercer gasto importante son los impuestos. Entre una cosa y otra, la ganancia “se queda en 5.000 pesos mensuales”, lamenta el cochero.
Una “carrera” típica en Manzanillo es la del circuito entre el parque Bertot y el hospital Celia Sánchez. Entre ambos puntos hay cinco kilómetros y los cocheros –afectados por la inflación y el encarecimiento de los recursos– empezaron a cobrar 20 pesos de 6:00 am a 6:00 pm. Durante la noche, el costo del pasaje puede llegar a 50.
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Tras varias redadas, los inspectores retiraron licencias e impusieron multas “a diestra y siniestra”, recuerda Carlos. La reacción no se ha hecho esperar. “La situación está tomando un rumbo que nadie quiere. Estamos en huelga, es verdad, pero estamos haciéndolo porque no encontramos una solución a nuestra situación. El Gobierno nos está haciendo presión para que bajemos los precios y eso no puede ser”.
Entre los argumentos para subir sus tarifas, los cocheros de Manzanillo señalan el aumento nacional de los precios del combustible. “Aunque un carretón no use gasolina, todos los insumos que necesita han aumentado de precio”. Por su parte, los choferes de autos privados –que los manzanilleros usan menos– también han casi triplicado el costo de cada viaje. Si antes ir del parque al hospital costaba 20 pesos, ahora hay que desembolsar 50 y, si es de noche, hasta 100.
La peor parte la llevan los que necesitan abordar con frecuencia los carretones. “Yo vivo cerca de la terminal y trabajo en Nuevo Manzanillo. Es decir, tengo que coger dos coches –ida y vuelta– todos los días”, cuenta a este diario Elena, una maestra de 37 años. “Antes me costaba todo 40 pesos. Ahora pago 100 y a veces más. Con la huelga de los cocheros, además, me tengo que levantar más temprano para ver en qué me voy”.
Una alternativa son las motos, que por llevar a un pasajero cobran 200 por “carrera”. “Son un verdadero lujo, pero van rápido y están por doquier”, comenta Yuri, un médico del Celia Sánchez al que cada vez le cuesta más llegar a tiempo a la consulta. “Debería haber algún tipo de atención a este problema por parte de las autoridades, pero no la hay. Tenemos que seguir llegando tarde y como podamos”.
A los conductores de vehículos estatales, como ha ocurrido en crisis previas, no les gusta demasiado recoger pasajeros. Han sido en vano las sanciones y las advertencias de las autoridades, como la publicada este viernes en Venceremos, el periódico del Partido Comunista de la también oriental Guantánamo.
El gobierno provincial, avisa el medio, “comenzó a identificar públicamente los vehículos cuyos conductores violan la indicación de contribuir a la transportación de pasajeros”. Estos autos con chapa estatal pasan raudos por los puntos de embarque, con tal de no ser “pescados” por los viajeros.
La “negativa lista”, añaden, incluye las matrículas y el centro de trabajo de los implicados: la Empresa Agroforestal provincial, el hospital Agostinho Neto, el Ministerio de Agricultura y los Servicios Comunales. Todos los choferes fueron sancionados con descuentos de salarios y varios no podrán manejar para su empresa en los próximos seis meses. Uno de ellos “fue amonestado frente a su colectivo laboral”, describe, severo, el periódico.
Las calles de Manzanillo, mientras tanto, echan de menos las guaguas públicas, antaño el componente básico del transporte en el municipio. Paralizados por falta de combustible –dijo a 14ymedio un empleado de Transporte–, los vehículos se oxidan en la base. “Si no se les da rueda, las partes y piezas se deterioran», lamenta. Los manzanilleros ven venir el desastre: si las guaguas no resucitan pronto, “se van a echar a perder”.
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