Madrid/Dos cosas han llamado la inmediata atención del economista cubano Mauricio de Miranda Parrondo en el breve comunicado con el que fue anunciada este jueves la apertura de una investigación contra el ex ministro de Economía y Planificación Alejandro Gil. La primera de ellas la preocupación que refleja por lo que dirá “el enemigo” y no el pueblo cubano, la segunda, lo mucho que revela de la incapacidad del sistema para combatir –realmente– la corrupción.
“Como es de esperar, el enemigo desatará una nueva campaña propagandística contra Cuba, pero nuestro pueblo, como nos tiene acostumbrado, se mantendrá firme al lado de su Partido y Gobierno, fieles al legado del Comandante en Jefe y a las enseñanzas del General de Ejército Raúl Castro Ruz”, cierra el comunicado, firmado por el presidente de la República, Miguel Díaz-Canel.
“¿De verdad? ¿Eso es lo que dicen las encuestas sobre el estado de opinión o es que ya no se realizan? ¿Los más de 500.000 cubanos que han abandonado el país en dos años mal vendiendo casas y muebles no cuentan? ¿Y los que callan por temor también están al lado del Partido y del Gobierno o despotrican de él en voz baja en las cocinas como ocurría en la antigua URSS?”, escribió el economista, profesor en la Universidad Javeriana de Cali (Colombia), apenas conocida la noticia.
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¿Los más de 500.000 cubanos que han abandonado el país en dos años mal vendiendo casas y muebles no cuentan?
En una extensa reflexión, compartida en su perfil de Facebook, el experto aborda las diferencias que existen ante un caso de corrupción en una democracia y en una dictadura sin separación de poderes. “En casi todos los sistemas políticos del mundo hay corrupción. Lo que sucede es que este flagelo tiene un caldo de cultivo propicio en aquellos en los que no existen mecanismos de control jurídico y de auditoría independientes”. Por si había dudas, la nota oficial deja meridianamente claro que la investigación se realizará «a propuesta de la Fiscalía General de la República, el Buró Político del Comité Central del Partido y el Consejo de Estado”, que “aprobaron que los órganos competentes del Ministerio del Interior iniciaran las actuaciones correspondientes para el esclarecimiento total de estas conductas».
Al contrario que en otros sistemas, en Cuba son el Partido y el Gobierno quienes dan la orden a la Policía para iniciar una investigación, lo que significa que no se sabrá nunca nada que las autoridades no quieran. “El estallido de los escándalos dependerá del ‘chivo expiatorio’ de turno”, advierte De Miranda.
El economista recuerda que no es la primera vez que ocurren hechos similares a este –en que a la defenestración sigue una denuncia por delitos de tipo penal–, pero no se explica que el Gobierno confíe –públicamente al menos– en que la población defenderá el sistema de los ataques del enemigo cuando esa misma ciudadanía padece los efectos de una corrupción que ve a diario. “La corrupción no nos debe asombrar. La vemos todos los días en los favores que tienen ciertos hijos, nietos y sobrinos convertidos de la noche a la mañana en exitosos empresarios y verdaderos magnates en medio de la pobreza de la mayor parte del país. Y cuando digo pobreza me refiero a que incluso los que no la padecen se salvan gracias a su FE, es decir a sus Familiares en el Exterior”.
“La corrupción no nos debe asombrar. La vemos todos los días en los favores que tienen ciertos hijos, nietos y sobrinos convertidos de la noche a la mañana en exitosos empresarios»
¿Cómo ha sido el proceso –prosigue– de acumulación originaria del capital de esos hijos, nietos y sobrinos que se han convertido en potentados en un abrir y cerrar de ojos? ¿De donde sacaron el dinero para crear, unos, mansiones para alquilar y, otros, desarrollar prósperos negocios de todo tipo para los que no existen las restricciones que sufren los «menos iguales», parafraseando a Orwell”, lamenta.
Con poca fe, el experto pide que lo sucedido con Gil Fernández no sea “una cortina de humo” y se conozcan “los cargos concretos de los que se le acusa”.
Esa es, precisamente, una de las peticiones que más se repite en los más de doscientos comentarios que ha generado en Cubadebate la nota desde que se hizo pública. La mayoría de los lectores del medio oficialista han mostrado la deseada adhesión a una Revolución que, con la investigación al ex ministro, se muestra “implacable”, “ética”, “transparente”, pero la demanda de explicaciones es una constante.
“No habrá campaña si la información es exacta y esclarecedora, teniendo en cuenta el cargo y que su actuación afectaba a toda la población”, dice, escueto y directo, un comentarista. Más detalles pide otro: “Sí necesitamos más información: ¿Qué hizo exactamente? ¿Por cuánto tiempo lo hizo? ¿Lo hizo con alguien más? A ese nivel parece imposible que alguien más no esté implicado directamente o que al menos se hayan hecho de la vista gorda. Aquí debe primar la transparencia! Ya se dio un paso importante pero no se ha terminado. Y que caiga el que tenga que caer”.
“No cierren la puerta todavía, que faltan unos cuantos”; “Tienen que seguir sacudiendo la mata, faltan muchos otros, seguro, cómo él”
Esa sombra de duda está presente en infinidad de mensajes. “No cierren la puerta todavía, que faltan unos cuantos”; “Tienen que seguir sacudiendo la mata, faltan muchos otros, seguro, cómo él”; “Hay que profundizar en el estado de opinión de la población, que en diferentes escenarios y momentos expresan criterios sobre determinados dirigentes y familiares cercanos en torno a la participación indirecta en negocios privados. Cualquiera comprende que detrás de estas opiniones puede estar toda una estrategia enemiga, pero cuidado: en ocasiones, cuando el río suena, piedras trae”.
Entre quienes piden ir más arriba está la profesora Alina Bárbara López, que desde su cuenta de Facebook ha escrito un largo texto demandando que se actúe contra la contralora, Gladys Bejerano Portela, por no haber detectado antes cualquier irregularidad. «Y ya que estamos, que expulsen junto con ella al presidente de la República, pues a petición de la contralora es función de este (convertida en ley) indicar hacia dónde deben dirigirse las acciones de control», reclamó.
El caso de Gil, cuyas interioridades en efecto se desconocen, puesto que la nota habla de “graves errores” pero se deja caer que se investiga la corrupción –que, lejos de una equivocación, es un delito–, ha abierto la espita para que muchos cubanos empiecen a pedir que se revise todo. “Investiguen a fondo las licitaciones de locales y arrendamientos de estos a mipymes, en Holguín lo que hay es un gran negocio de los Implicados en este proceso, tremendo negocio”, alerta un mensaje. “Es muy fácil detectar a un corrupto –señala otro lector– al lado, abajo y arriba de él interactúan muchos. Algo está fallando hace muchos años y no nos damos cuenta, o no queremos”.
El pasado 6 de febrero, apenas cuatro días después de su destitución, Gil Fernández recibió una cálida felicitación del ministerio que dirigía por su 60 cumpleaños. “Muchas felicidades en su cumpleaños. Salud y éxitos en sus nuevas tareas. Y como usted bien dice: ‘Seguimos en combate por nuestro país y nuestra Revolución”, escribió el organismo en su cuenta de X. El mensaje fue muy agradecido por el ex ministro, que calificó al departamento de “familia” a la que siempre llevaría en su corazón.
Menos entusiasta fue Díaz-Canel, que escribió un mensaje extremadamente protocolario: “Otro abrazo para Alejandro Gil en su cumpleaños”. El mandatario ya había empezado a zafarse de su antiguo subalterno.
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