El tercer episodio de Esta ambición desmedida, el documental de C. Tangana sobre la gira de El Madrileño, ya está disponible en Movistar Plus+. Y, con él, la serie ha llegado a su fin.
Se ha tratado de un proyecto con el que introducir al espectador dentro de los tejemanejes que se ocultan detrás de cada concierto. Una radiografía de la industria musical a través de la figura de uno de sus máximos exponentes actuales en España. Pero también es la mirada íntima a un chico en plena metamorfosis y en lo más alto de su carrera.
La responsable de tal obra, además del propio Pucho, ha sido la productora española Little Spain, que en estos momentos atraviesa un momento muy dulce gracias al innegable éxito de Esta ambición desmedida –incluyendo una nominación a los Premios Goya 2024–.
Sus oficinas, sin embargo, continúan funcionando sin sobresaltos y a pleno rendimiento en estos primeros compases de febrero en los que el frío comienza a decirnos adiós. Al fin y al cabo, hay que seguir picando piedra, que es una industria muy complicada.
- CHECALO -
Con esa filosofía nos reciben Santos Bacana y Rogelio González, directores del documental junto a Cristina Trenas. A pesar de todo el trabajo que tienen por delante, nos ofrecen un hueco para charlar sobre un estreno que ha supuesto un antes y un después.
La ambición de C. Tangana
Lo primero que nos cuentan es que la idea de retratar en formato audiovisual la gira de C. Tangana comenzó antes siquiera de asentarse como un proyecto para el público. «Teníamos el proceso de El Madrileño documentado sin ninguna integración clara, solo por tenerlo. Porque se veía que iba a ser algo de mimbres épicos. Lo empezamos a grabar. Se rodó en Cuba y en sitios icónicos. Luego se mantuvo como unas grabaciones de momentos cruciales», cuenta Bacana, amigo del artista. En aquel momento, según describe, no había intención de hacer gira tras el lanzamiento del disco. Pero, un día, eso cambió.
«Cuando empieza a haber una gira, hacen unos números y ven que las cuentas no salen, nos llama y nos dice: ‘Oye, ¿os acordáis de ese documental que lleváis tiempo diciendo que queréis hacer? Pues igual es el momento de hacerlo porque aquí no me salen las cosas y vamos a ir generando más productos'», continúa el cineasta. Es ahí cuando Esta ambición desmedida se hace realidad. A partir de ese punto, «solo» quedaba poner las cámaras y dejarlas captar desde dentro todos los vaivenes de una gira imposible.
«Inicialmente, la motivación fue esa, salvar un poco los muebles. Pero entramos en el proceso de la gira, que estaba siendo muy abrumador para Pucho, y dijimos: ‘Hostia, aquí hay una historia’. Porque Pucho estaba apostando todo en el escenario, estaba quemando todas las naves y estaba en el mejor momento de su carrera. Podría hacer una gira con muy poca gente, podría haber optado por lo fácil, pero estaba montando un tinglado gigante, que es imposible que fuese rentable, por el amor al arte. Entonces dijimos: ‘Algo bonito hay en todo esto’. Y ya empezamos cíclicamente a estar todo el rato encima del proceso», revela Bacana.
La gira de El Madrileño comenzó a hacer aguas a medida que los gastos aumentaban hasta el punto de perder dinero en lugar de ganarlo. Una situación tan atractiva como delicada para los directores del documental. «Hay una dualidad de que somos colegas, estamos en el mismo barco y no queremos que todo se vaya a pique. Pero, por otro lado, ves que está pasando eso y…», se anima González, que se frota las manos. El conflicto había estallado y, como documentalistas, fue la base sobre la que crear Esta ambición desmedida. «Ahí es cuando nos agarramos a historietas que veíamos que iban a tener su camino. Esos momentos eran mágicos. Era como: ‘Hemos encontrado de dónde seguir tirando'», celebra.
En Esta ambición desmedida se muestran algunas de las conversaciones más tensas que acarreó la decisión artística de C. Tangana. El cantante abogó por crear un show único y ostentoso, en una producción de recursos limitados. «Hay algo en el documental que es muy real y es la duda de: ‘¿Él ha montado este tinglado tan grande para camuflar que no sabe cantar o para hacer justicia al disco y dar a la gente un espectáculo?'», se cuestiona Bacana. Una referencia a esas veces en las que el propio protagonista ha confesado no saber hacer su trabajo en el sentido más técnico de la profesión. «Mola que esa dicotomía siempre esté presente para el espectador porque creo que hay un poco de las dos», añade el director.
La vida de Pucho
«Él lo decía en una conversación al principio: ‘Yo ya estoy bien con lo que hemos hecho, con hasta dónde hemos llegado. No necesito hacer más.’ Ahí estaban un poco los miedos, el decir: ‘Ahora me tengo que enfrentar al directo’. Y encima el directo del álbum anterior igual era de, no sé, 3000 personas. Esto ya eran ventas de 15.000 o de 20.000. Es otro volumen», comenta el cineasta. Porque, pese a la imagen de seguridad plena en sí mismo que transmite C. Tangana con su imagen pública, Esta ambición desmedida muestra su cara más vulnerable. Esa que no externaliza.
Dicho equilibrio es una de las claves que hacen del documental un proyecto especialmente valioso tanto para fans como para espectadores casuales. «Al principio nos daba más vergüenza entrar en su casa, invadirlo, pero poco a poco fuimos encontrando el camino», admite también. Ahí apareció una vía alternativa fundamental.
«Encontramos una figura clave que es Rocío, su novia, que además es fotógrafa y tiene mucho ojo. Ella es de las personas que más han rodado con el iPhone en esta historia. A través de ella conseguimos un acceso clave. Era como una extensión. Cris tenía conversación con ella muy directa», agradece Bacana. «Era un vehículo muy guay. A nosotros, si nos metíamos, nos iba a dejar [grabarle], pero iba a cambiar, se iba a poner ya un poquito más para cámara», explica en referencia a los momentos más íntimos de Esta ambición desmedida.
Delegar y confiar
En cualquier caso, ambos directores cuentan cómo C. Tangana apostó por no meterse en su trabajo para conseguir el mejor producto audiovisual posible. «Nunca se ha dejado no rodar ni nada», dice González. «Al revés, muchas veces ha alentado él a grabar esos momentos», se une Bacana. «El lo estimulaba porque sabe dónde está la chicha», continúa.
«Es igual en la sala de montaje. Ha podido entrar ahí y ver cosas que no le gustan nada de su personalidad o de su forma de abordar un problema, que a lo mejor a veces arrolla con gente y demás. Siempre que sea respetuoso, que se pueda redimir al personaje, él no puso ninguna pega por nada. Ni viéndose en pelotas con su medida barriguita, ni en un momento en el que se enfada que te cagas y dice un par de cosas un poquito subidas de tono. Nunca», sostiene también González.
«Confió, delegó y sabía que íbamos a sacar algo positivo. Pero le ha costado verse en ciertos momentos. Hay momentos que yo, haciendo visionados con él, veía cómo miraba para otro lado», descubre Bacana. De nuevo, esa cara desconocida de C. Tangana emerge en Esta ambición desmedida fruto de la tensión de la gira. Unas imágenes que humanizan al artista, que le hacen mucho más cercano. Porque, en el fondo, todo el mundo tiene sus demonios dentro y no siempre se pueden contener. «Conozco casos cercanos en los que el sujeto del documental interviene hasta un nivel que no deja que fluya la magia o la historia. Ahí veo una generosidad muy clara por parte de Pucho«, atribuye el director.
«Ha entendido qué era lo que él tenía que dar para que se vea algo de verdad. Nunca nos han puesto líneas rojas. Sí que pasaba por la sala de montaje y nos decía: ‘No me veo nada guapo, chavales. En ningún plano me veo guapo’. Como con esta crisis en la que, quieras que no, deja de ser un artista urbano, fit, mazado y tal y transiciona a ser una persona normal, un mortal con sus entradas», bromea Bacana al respecto.
C. Tangana como atracción
Esta ambición desmedida ha sido un éxito de taquilla en su paso por cines y también en su versión serializada en Movistar Plus+. Bacana y González son conscientes de que, más allá de contar una buena historia, gran parte del éxito se basa en la masa de seguidores que mueve C. Tangana. «Al final, el arrastre de Pucho marca. Mucha gente lo va a ver. Entonces, si está bien, será genial; pero, si está mal, te vas de cabeza al suelo. Esa presión nosotros la sentíamos. No es una cosa que pueda pasar desapercibida. Quede como quede, la gente va a comentarlo. Esa presión mola porque te pones mucho las pilas», manifiesta González.
No obstante, y a pesar de la facilidad que da un protagonista como C. Tangana, el formato documental ha hecho que sea muy complicado levantarlo y conseguir que saliera adelante. «No sé cómo será el escenario, por ejemplo, de un documental de Rosalía. En su caso puede que mejor, pero luego son proyectos concretos, difíciles de vender… Son documentales. Son café para cafeteros en muchos casos. No es La Casa de Papel«, agrega Bacana. En cualquier caso, el resultado final ha sido un logro nacional de mucho mérito.
Culminación de Esta ambición desmedida
Uno de los motivos fue convertir Esta ambición desmedida en película. «Originalmente, pensando en el producto más eficiente y cómo consumir esto, siempre lo proyectamos como una serie. Pero editándola, un día que lo visionamos sin cartelas, dijimos: ‘Esto es una peli’. Y me divierte que sea una peli», opina, feliz, Bacana. «Entonces entró una distribuidora superpotente que es Avalon, que confiaron en el proyecto. Y, sobre todo, un punto de inflexión es que lo enviamos al Festival de San Sebastián y lo admitieron».
La llegada a uno de los festivales más importantes del mundo les sirvió para familiarizarse con el recorrido que realizan las películas desde su producción hasta su estreno. Pero también les abrió las puertas no solo de la taquilla española, sino de los Premios Goya. «Empezamos a entrar en contacto con gente de la Academia y nos decían: ‘Yo creo que tenéis posibilidades, está muy bien’. Aquí celebramos la nominación como un éxito porque lo ha colocado en un lugar que lo legitima. Luego ya te das cuenta de que ganar es muy arbitrario», sugiere Bacana. El director de Esta ambición desmedida desvela que, por su parte, prefiere no proyectar lo que pueda ocurrir en la gala del próximo 10 de febrero que tendrá lugar en Valladolid.
«Luego está esta gente que sube ahí y no tenían un discurso preparado. Pero también jode ser el que se lo ha preparado tanto para luego perder. Creo que hay que ir con la sensación de que vamos a disfrutar de un last dance de toda la familia del docu. Después de esto sí que vamos a hacer un estreno internacional en México y en Estados Unidos, o sea que habrá una parte 2 de la promoción porque allí también hay audiencia. Pero con los Goya se cierra un ciclo», sentencia sin aventurarse a lo que pueda pasar.
El verdadero éxito
Ganen o pierdan el prestigioso cabezón, lo que ya nadie puede negar es que Esta ambición desmedida ha conseguido marcar un camino con el que muchos tan solo soñarían. Para empezar, por esa legitimación por parte de los Goya. «El documental les vincula con la gente joven, que es lo que busca la Academia. Que entren nuevos realizadores, que haya nuevas audiencias que consuman cine… Yo sí que he defendido mucho eso de nuestro docu: que lo ha ido a ver mucha gente joven. Para los cines es un éxito porque el público medio es mucho más mayor. Y, además, van a ver un documental, que la gente no ve documentales. Obviamente, tienes el caso de Taylor Swift que arrastra masas, claro, pero más allá de eso…», reflexiona Bacana.
Esta ambición desmedida ha roto récords en las propias salas de cine a pesar de ser un formato, por lo general, muy poco atractivo para el gran público. «Ha sido el documental más visto. Ha hecho unos números buenísimos. Y en Movistar Plus+ también está yendo muy bien», matiza el cineasta.
Por último, el proyecto ha demostrado que, antes que pensar en lo que pueda venir, hay que centrarse en realizar un trabajo del que sentirse orgulloso. «Es cierto que no hemos respetado ninguna norma del cine. No está hecho para que le mole a nadie, sino como nosotros creemos que está bien. De una forma honesta, pero también que seamos divertidos, porque esto es entretenimiento al final», concluye González. «Entre ritmos, cambios de formato y tal hemos conseguido dar con la tecla, más o menos», continúa.
La llegada de Apple
A nivel técnico, los creadores encontraron una constante que facilitó toda la labor tanto de campo como en las oficinas: Apple. Esta ambición desmedida es un ejemplo más de la imparable intrusión de la compañía en la industria audiovisual profesional.
El documental de C. Tangana empleó diferentes dispositivos y aplicaciones que ayudaron de sobremanera a sus creadores. «Todo el mundo espera que utilicemos el iPhone para grabar porque somos directores. Pero también están todas las herramientas que usamos desde antes», matiza González.
El director pone como ejemplo la app Artemis Pro, que emplearon durante la localización de espacios para grabar. Además, a la hora de rodar con el iPhone, Bacana menciona la app Filmic Pro. «En la oficina también, para la organización de todo, el Calendar… Vivimos como en Her versión Apple. La gente que nos dedicamos a la industria creativa, desde que vamos a la universidad descubrimos esa leyenda de Apple», afirma el cineasta.
Grabar con iPhone
En el propio rodaje, el iPhone se convirtió en un elemento indispensable para poder captar esos momentos en los que no era posible montar una cámara más grande. «Utilizamos una amplia gama de cámaras. Teníamos una SR3 de 16 mm, cámaras P2, handycam y también teníamos el iPhone», enumera Bacana, que profundiza en las ventajas que les ofrecía el smartphone de Apple en Esta ambición desmedida.
«Cuando surgían conversaciones o momentos, no solo con Pucho, que está acostumbrado a las cámaras, sino con gente del equipo que involucra la gira, vimos que nos podíamos acercar con un iPhone de una forma orgánica», pone como ejemplo. «Puedes estar presente. Él va a ver que estás grabando, pero no percibe que eso va a formar parte de algo de que luego es una peli que van a ver en el Velódromo de San Sebastián 3.000 personas. No se imagina que en ese momento tú estás registrando material que va a terminar en una sala del cine», revela el director.
«También cuando estamos grabando con Pucho por ahí y no quieres que se note que es C. Tangana, sacas el iPhone, le haces un seguimiento… Es como un artículo ninja», lo define González. La calidad de la imagen, que capta actualmente, además, ha permitido emplear el teléfono en situaciones en las que años atrás habría sido imposible siquiera plantearlo.
Pero no solo se ha utilizado como cámara. En Esta ambición desmedida, el iPhone también se ha usado como complemento para el equipo de sonido. «El iPhone, versátilmente, más allá de ser cámara, ha sido utilizado de grabadora de sonido muchas veces. Porque para rodar en película, que no rueda sonido, era lo que utilizamos», descubre Bacana.
Estética iPhone
El documental de Little Spain no es la primera vez en la que se usa el iPhone para rodar determinados fragmentos de un proyecto audiovisual. Pero el avance de la tecnología de Apple ha posibilitado que se iguale a otras cámaras profesionales. «Nos funcionaba muy bien la grabación logarítmica del iPhone. Nos hemos dado cuenta de que ha reaccionado muy bien en color. Siempre existía la duda de: ‘Bueno, haremos que el material iPhone tenga su propio universo’. Pero nos dimos cuenta de que se podía igualar en color a las Alexas. Si es un plano fijo y está bien expuesto, era muy fácil para el colorista elaborar o emular el color», confirma el creativo.
Al tener esa vía abierta en la postproducción, la característica estética iPhone que se producía al rodar con el dispositivo ha quedado totalmente camuflada en Esta ambición desmedida. «Como tal, se ha jugado un par de veces aisladas. Pero hay muchos planos que son iPhone y que se han hecho pasar por la narrativa de ‘todo unificado’. Es raro que detectes muchos de ellos», esclarece Bacana.
«Un plano de iPhone lo puedes montar con otros de Alexa. Y, en algunos momentos, para mover una Alexa, que tendrías que tener todo un dispositivo, [el uso del iPhone] enriquece el lenguaje. Somos fans de la estética iPhone, pero en este caso había tanto mix format que había que encontrar un punto intermedio», desarrolla el director.
Preproducción y postproducción
Lejos del rodaje, tanto Bacana como González también se muestran como claros fans de Apple y de todo lo que la compañía ofrece. «Yo a lo que más tiempo dedico es a escribir. Aquí generé un workflow para intentar sincronizarme con todo el mundo a través de Keynote. Yo empiezo las entradas y la gente puede meterse y eso va creciendo. Es una manera de no tener mil reuniones. Y otra de las cosas que más uso son las Notas. Mi cuenta de Apple tiene como tresmil notas. Tengo que hacer algo con eso», enuncia el primero, que no descarta escribir un libro a partir de ellas.
«Imagina que alguien dice algo, yo estoy en un café. Son dos personas hablando, como dos personajes de una peli. Para empezar, yo tengo configurada la app de Notas de voz entre mis cuatro apps principales. Así que o lo grabo o empiezo a apuntar cosas rapidísimo. Ya luego llego al iPad y lo desarrollo bien», prosigue el director de Esta ambición desmedida. Un ejemplo más son los esquemas y la planificación de escenas que dibuja en Notas, que nos enseña orgulloso.
«Y luego en la postproducción sí que ha sido exclusivamente todo en Apple combinando con la suite de Adobe porque ya teníamos el ecosistema aquí instalado. Cuando descubrimos que el documental no lo iba a editar una casa de postproducción sino nosotros mismos, invertimos parte del presupuesto en montar una sala de edit. Todo empezó por comprar un servidor y un estudio, dos displays, a veces usamos tres… Hemos llegado a utilizar tres displays, uno para Rogel y para mí y dos para el editor, porque manejaba casi 500 horas de material. Y luego aparte nuestros MacBook Pro personales», atestigua Bacana.
Apple, ejemplo a seguir
En resumidas cuentas, Bacana y González tienen claro que su trabajo en el mundo del cine pasa por poder emplear Apple, ya sea en el rodaje, en la preproducción o en la postproducción de sus proyectos. «Nosotros somos estetas. Y no es fácil que converja el diseño y la calidad del producto. […] Al margen del rendimiento, para mí en Little Spain tiene que estar todo unificado. Y da mucho gusto», resume Bacana en referencia a la superioridad de Apple sobre otras marcas.
«Es muy cómodo, es intuitivo y es bonito. A mí me gustaría que mi productora fuese la Apple de las productoras», señala entre risas. «Pero hay cosas que responden a un fin pragmático. Por ejemplo, la cancelación de sonido de los AirPods Max para mí es vital. A nivel aumento de productividad y rendimiento, pues sí, somos muy de eso. Yo lo soy desde hace mucho tiempo, de antes de venir a España. Estaba en California y Apple era el 80% de la industria creativa», alaba el cineasta. Gracias a dicha forma de trabajar, Esta ambición desmedida ha podido materializarse.
DERECHOS DE AUTOR
Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://hipertextual.com/2024/02/entrevista-esta-ambicion-desmedida-c-tangana-apple