Dominicana recibió 10 millones de turistas este año, Cuba se quedó en poco más de 2 millones

Ariana Guilak bajó este martes en Punta Cana de un vuelo de American Airlines procedente de Miami y se encontró con una sorpresa. Al pie del avión la esperaban David Collado, ministro de Turismo de República Dominicana, y Frank Rainieri, empresario del fundador del Grupo Punta Cana. Ambos le entregaron una ramo de flores, una bandera del país y una banda conmemorativa: era la pasajera que marcaba simbólicamente el hito de los 10 millones de turistas en 2023.

El hecho, difundido por medios de prensa internacional, tiene un titular demoledor para las autoridades cubanas, precisamente en la revista Reportur, la más leída del sector en América Latina: Cuba se aleja de récords turísticos mientras Dominicana los pulveriza, reza, sin piedad. El antetítulo no se queda atrás: Cara y cruz de la recuperación caribeña.

«Con este vuelo, República Dominicana tiene 10.031.000 visitantes en el año 2023, resultado del trabajo del sector público y del sector privado. Nuestro país hoy está de fiesta. Este es un logro de todos los dominicanos y todos debemos sentirnos orgullosos», dijo el ministro Collado en el acto, que tuvo réplicas en los otros dos principales aeropuertos del país –el de Santo Domingo y el de Santiago–, así como en las dos más grandes terminales de cruceros.

El sector aportó más del 20% al Producto Interno Bruto (PIB), un récord en América Latina, y sitúa a Dominicana como el segundo destino latinoamericano más visitado, por detrás de México

Las buenas noticias no quedaron ahí. Solo en diciembre se alcanzará la cifra de 850.000 turistas que llegaron en avión al país. El sector aportó más del 20% al Producto Interno Bruto (PIB), un récord en América Latina, y sitúa a Dominicana como el segundo destino latinoamericano más visitado, por detrás de México. Además, en 2022 fue líder en la recuperación del turismo en la región, con el doble de viajeros internacionales que gigantes como Colombia, Brasil o Argentina.

Con tanta alegría, no extraña que Frank Rainieri dijera a Reportur que la meta ahora debe ser lograr 15.000 millones de dólares anuales a partir de 2030, después de que este año se hayan generado divisas por valor de unos 11.000 millones. «Tú te paras en la tienda de la nueva terminal y ahí se venden 1.200 productos de artesanos dominicanos y más de 400 botellas de mamajuana», dijo el empresario, que situó en 18.000 las llegadas el día 24 de diciembre.

La noticia –que se podía prever por los buenos resultados de Dominicana en los últimos años– no ha debido caer muy bien sobre el ministro de Turismo cubano, Juan Carlos García Granda, que sigue en el cargo después de haber hundido bajo su dirección el sector más mimado por las autoridades.

Si ninguno de sus colegas en el Consejo de Ministros puede alegrarse de su gestión, el caso del titular de turismo es el más sangrante, ya que recibió un departamento con cifras fulgurantes (4.750.000 viajeros internacionales en 2018, a pesar del aumento de las cacareadas sanciones), lo contempló caer en su primer año en el cargo (4,3 millones en 2019) y ha sido incapaz de recuperarlo dos años después de lo peor de la pandemia (2021 para la Isla) a pesar de gozar de la mayor cuota de inversiones y de tener al resto de sectores a su servicio, desde la producción de alimentos a la banca.

García Granda tuvo que pasar el trago de contar al Parlamento la pasada semana que hasta octubre habían llegado 2.450.000 visitantes a la Isla «un crecimiento del 50% con respecto a 2022, pero que aún representa el 64% de lo alcanzado en 2019». El dato tenía una trampa, ya que el ministro estaba contando a todos los viajeros y no a los turistas, que incluso a finales de noviembre eran apenas 2.177.830, muy por debajo de los 3,5 millones previstos, aunque cerca de las proyecciones realizadas por el economista Pedro Monreal, que aplicando la lógica matemática advertía tan pronto como en abril de la necesidad de rectificar.

A falta de los datos de diciembre –previsiblemente óptimos, por ser el mejor mes del sector–, el escenario calificado por el experto como «pesimista» se impondrá

«Un simple ejercicio de escenarios –no de pronóstico–, que ciertamente pudiera ser mejorado, indicaría un rango posible entre 2,3 y 3,1 millones, con un escenario intermedio de 2,9 millones», dijo en su cuenta de X. A falta de los datos de diciembre –previsiblemente óptimos, por ser el mejor mes del sector–, el escenario calificado por el experto como «pesimista» se impondrá.

García Granda echó la culpa a la «ausencia de enfoque de sistema para la gestión integrada del destino, la restricción en las formas de pago de servicios y ofertas, el deterioro de infraestructuras de apoyo a la actividad turística, la insuficiente preparación de los gobiernos locales para garantizar la gestión turística de sus territorios y las dificultades con el capital humano». También tiró de clásicos como el covid-19 y el embargo.

«Nuestra principal competencia en el área, México y República Dominicana, se han recuperado a una velocidad mayor que nosotros, pero el 50% de sus turistas son estadounidenses. Cuba no se puede beneficiar del principal mercado de la región», lamentó.

Pudo, eso sí, reconfortarse al hablar del mercado canadiense, un origen que aún se le resiste ligeramente a Dominicana: recibió en lo que va de año a unos 783.000 canadienses, frente a los 557.000 de 2022, una subida más que positiva pero que se queda corta comparada con la de Cuba, que duplica a los turistas canadienses, al pasar de 428.146 a 822.825 este año, a pesar de la alerta activada por Ottawa este octubre.

«Los canadienses aman tanto nuestro país que, a pesar de las campañas orquestadas contra Cuba e informaciones tergiversadas sobre nuestra realidad, este año alcanzaremos la cifra de más de 950.000 visitantes, con una recuperación muy por encima del resto de los mercados», agregó García Granda, cuya vista está puesta ahora en dos puntos prometedores: el creciente mercado ruso y el muy deseado chino, con excepción de Taiwán.

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