La Universidad de Ciencias Médicas de Sancti Spíritus acordó este lunes con la Universidad Especializada VID, de Noruega, recibir en enero de 2024 hasta 15 estudiantes de enfermería procedentes del país nórdico, como parte de un programa de intercambio. Los becarios que formaron parte de anteriores ediciones, desarrolladas en Cienfuegos y Matanzas, han sido críticos con la experiencia tras constatar no solo la debacle sanitaria de la Isla, sino también su «grave crisis financiera».
El periódico Escambray explicó que este convenio, que aún deben ratificar las autoridades noruegas este noviembre, es el primero de carácter internacional que firma el centro espirituano en más de una década. En cuanto a VID –de gestión privada y religiosa–, aseguraron que mantiene vínculos académicos con otras nueve instituciones cubanas, aunque no mencionaron cuáles. No obstante, en la página oficial del centro europeo sólo constan sus intercambios con las universidades médicas de Cienfuegos y Matanzas. Escambray no revela si el programa incluye el envío de estudiantes cubanos a Noruega.
Según la página oficial de VID, Cuba ofrece plazas en sus universidades a los estudiantes noruegos que deseen cursar el cuarto (de enero a junio) y quinto semestre (de agosto a diciembre) –que corresponden al segundo semestre de segundo año y primer semestre de tercero en la educación cubana– de enfermería.
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La estancia permitida es de medio año académico e incluye prácticas y trato personal con los pacientes
La estancia permitida es de medio año académico e incluye prácticas y trato personal con los pacientes. Además, se le exige a los estudiantes un nivel medio de español y que corran con los gastos de los estudios, desde los trámites migratorios hasta el pago de las cuotas. Las universidades cubanas cobran generalmente 2.790 euros por el cuarto semestre y 3.144 por el quinto.
Los gastos de manutención, alimentación y estancia también corren a cargo de los estudiantes, que deben hospedarse en una de las casas previstas por las autoridades cubanas. Tanto en Matanzas como en Cienfuegos, la universidad noruega advierte de que las residencias cuentan con espacio para 10 personas –durmiendo dos o tres por habitación– y tienen un costo por noche de 15 euros, que incluye desayuno y almuerzo.
En el caso de la comida, puede ser adquirida en la propia casa por un «módico» precio de cinco euros, explica la institución. Otro servicio disponible para los estudiantes en la residencia, y por el que deben desembolsar dinero extra, es el de lavar su ropa.
La página de la universidad europea, que no alude explícitamente a la complejidad del cambio de divisas en la Isla, maneja el asunto con un escueto comunicado: «Los precios en coronas noruegas dependen del tipo de cambio, del que se le informará más adelante» a través de un «encargado», ya en Cuba.
Varias reseñas publicadas en la web de VID por los estudiantes que llegaron este agosto a Matanzas y Cienfuegos no logran, a pesar del optimismo de la narración, ocultar las carencias que percibieron en su llegada a Cuba.
«Nos damos cuenta de que en general tienen muchos conocimientos aquí, pero todos estos conocimientos no siempre se pueden poner en práctica debido a la falta de recursos y a una grave crisis financiera», explican los jóvenes que aseguran que en muchas ocasiones los sanitarios cubanos se encuentran desprovistos de material básico como mascarillas, guantes, vendas o bastoncillos.
De regreso a la residencia, los pasantes explican que muchas veces se encuentran la casa sin corriente
«Utilizan botellas de refresco como bolsas de orina, y el equipamiento médico se lava y se reutiliza», atestiguan. «Esto, a su vez, ha llevado a las enfermeras a tener que considerar más cuestiones éticas de lo que estamos acostumbrados en Noruega. Nos hemos encontrado con situaciones en las que tienen que elegir qué paciente es el más importante para darle prioridad».
Las dificultades no se detienen ahí. De regreso a la residencia, los pasantes explican que muchas veces se encuentran la casa sin corriente. «Los apagones son un gran problema en todo el país debido a la falta de petróleo y a la mala situación económica de Cuba (…). Tenemos la impresión de que los cortes de electricidad son más frecuentes en otras partes del país», cuentan los alumnos, que terminan por culpar al bloqueo de EE UU de la crisis.
La experiencia para los estudiantes noruegos, no obstante, no ha sido solo de tragos amargos. Según cuentan en su reseña, la estancia en la Isla ha venido con numerosos y frecuentes viajes a Trinidad, Viñales, La Habana, Varadero, Cayo Santa María o Cayo Coco, con el propósito de «conocer lo más posible Cuba».
Las comidas en la residencia, imposibles de comparar a lo que ofrece cualquier beca universitaria a sus alumnos cubanos, incluyen «un típico café cubano, zumo de guayaba o mango, tortilla y frutas como piña, plátano y papaya». «La cena suele consistir en una sopa como entrante, seguida de pollo o cerdo con arroz y frijoles. A menudo también nos sirven plátano, cocinado de diferentes maneras», relatan.
En las últimas semanas, otros dos convenios con Noruega se han materializado, pero esta vez para el traslado de profesores y estudiantes de másteres y doctorados al país europeo. Ambos grupos de cubanos cursarán estudios sobre sociología y cultura en la universidad de Stavanger, al norte del país.
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